El Teatro Real ofrecerá 15 funciones de Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart, en una producción de la Staatsoper de Berlín, estrenada en el Festival de Salzburgo en 2008, con el mismo dúo protagonista que actuará en el Real: el barítono británico Christopher Maltman, como Don Giovanni, y el bajo-barítono hispano-uruguayo Erwin Schrott, como Leporello.
La interpretación de ambos, alabada unánimemente por la crítica, adquiere en este montaje un significado especial, ya que Claus Guth refuerza, en su puesta en escena, el macabro vínculo de los dos personajes, cuya complicidad y piedad aportan, quizás, los únicos momentos tiernos y compasivos de la producción.
La trama transcurre en un bosque de abetos muy versátil, diseñado por el escenógrafo Christian Schmidt, donde se van sucediendo los distintos cuadros de la ópera, distorsionados por la agonía de Don Giovanni, que se desangra lentamente desde la primera a la última escena.
Herido por el Comendador al inicio de la ópera, en el paroxismo de la muerte desfilan por su cabeza los perversos juegos de seducción que han llenado su vida trepidante, caminando hacía la enajenación y la muerte sin abandonar nunca su espíritu impetuoso, lúbrico y blasfemo.
Ayudado por Leporello, el amigo junkie y compinche de aventuras que lo acompaña en el doloroso trance, Don Giovanni mezcla, en la ópera, los recuerdos vívidos alentados por su afán hedonista, con las visiones borrosas que preceden la muerte. Escondido en los meandros y recovecos de un bosque siempre cómplice, sabiamente iluminado por Olaf Winter, la floresta refleja el drama de los personajes, en un juego pictórico de claroscuros que enlaza el universo barroco del libertino de Tirso de Molina, con el mundo turbio de los tarados sexuales del siglo XXI.
El director de escena Claus Guth ha modificado varios detalles de la puesta en escena y el Coro Titular del Teatro Real actuará con unas mascarillas diseñadas especialmente para cantantes, que favorecen la proyección de la voz y el movimiento facial sin liberar los aerosoles. Pero estas y otras adaptaciones no impedirán al Teatro Real ofrecer, con la máxima calidad, una perspectiva distinta del gran mito de la literatura española, con nuevas interpretaciones que siguen enriqueciendo su aura.