Deshora transcurre en los años 40. Rosa-inmigrante italiana- lleva adelante un bar en un pueblo de Buenos Aires, que es una fiesta con canciones italianas. Y también, todo lo contrario. Ella y los demás personajes conforman una especie de familia, excéntrica especialmente para la época. Y viven con el fantasma de Rufino, marido de Rosa, que desapareció en un barco que naufragó. Juntos atraviesan la espera, la violencia, la música, la identidad, el humor, el amor, la vida, la muerte. Y otra vez la vida.
Hace tres años, Rosa espera a su marido, Rufino, junto a Mirna -su amiga y confidente desde la niñez, cuando aún se la conocía como Julio-, El Chine -músico del bar, hermano gemelo de Rufino y su extremo opuesto-, Elisa -camarera del bar, amante de Rufino, 20 años menor que Rosa-, el Dr. Fabrizio, amigo, médico personal de Rosa y su eterno enamorado fallido. En medio de un profundo debate entre alivio y dolor, entre libertad y prisión, en este bar ítalo-español-argentino, no se deja de cantar. Sus personajes dan el espectáculo de la música y el de sus vidas- a un pueblo que tal vez nunca logrará comprender a quiénes tiene enfrente cada noche. Rufino no está vivo y no está muerto. Los ve y los deja ver su lado más oscuro. Y en su lado más luminoso, también. Y será capaz de existir, aun cuando ya se crea que no existe. Pero no se puede seguir girando eternamente en falso, reteniendo el tiempo. Y para avanzar, habrá que morir y matar a todo lo se interpone entre las agujas del reloj.