Fotos: Ona Milla y Juan Miguel Morales
Siete años después de Sé de un lugar, el polifacético autor y director Iván Morales vuelve a hablar de las relaciones personales en Desayuna conmigo, un retrato intenso e imprevisible de la vida en pareja y el amor en su sentido más amplio. En esta ocasión su incisiva mirada a lo cotidiano pone el foco en aquello que nos une, en cómo, una vez superadas las viejas convicciones, ya entrada la madurez, se puede volver a creer, se puede volver a amar.
A veces nuestra única ambición sea solo esa, la de desayunar juntos, más allá de cualquier proyección o expectativa grandilocuente. ¿Qué estamos dispuestos a hacer y a sacrificar para no dejar de desayunar juntos?
Los personajes de Desayuna conmigo -un fisioterapeuta, una cineasta paralizada de cintura para bajo, un músico y una escultora- son espejos más o menos cóncavos de nosotros mismos. Transitan ese espacio doloroso entre la felicidad que tienen a su alcance y la felicidad deseada. Quieren aprender a amar derrocando viejos patrones de amor tradicionales que influyen en sus vidas, ideas preconcebidas que todos tenemos sobre el amor, inculcadas por nuestra cultura y por la música pop, cuyas canciones nos han enseñado a amar y que no acaba de encajar con la vida real. Mentiras que nos contamos a veces para que la vida duela menos.
Al hilo de Desayuna conmigo se ha hecho, además, una webserie inmersiva rodada en 360º. Seis desayunos diferentes. Seis miradas muy personales. Seis capítulos donde el sexo, el afecto y el encuentro serán protagonistas.