Por Álvaro Vicente/@AlvaroMajer
Cuando Mateo Feijóo presentó la temporada en curso como director del Centro Internacional de Artes Vivas (Naves Matadero), empezamos a salivar sin remedio al ver el nombre de los Hermanos Forman. Todo el que tuvo la oportunidad de ver y vivir su espectáculo La Barraca sabe de lo que son capaces los hijos del director de cine Milos Forman. Ya iba siendo hora de que volvieran por aquí. Creadores de un universo fantástico reconocido a nivel mundial por su singularidad, desde hace 25 años se han convertido en la punta de lanza de la escena checa contemporánea sin dejar de llevar una vida bohemia y errante al más puro estilo circense que les ha llevado por toda Europa, Estados Unidos y México. Son nómadas con una poética y una metodología de trabajo nada convencionales, por lo que nunca han sido pasto del ‘mainstream’. Pero allá por donde pasan dejan una huella indeleble. No tienen sede fija ni un equipo permanente, sino que van incorporando gente según el espectáculo que toque y montan su teatro allí donde están. Puro presente.
Cine mudo en tres dimensiones
En enero lo montarán en Madrid, en el Matadero. Durante 10 días presentan Deadtown, una sorprendente pieza que lleva el ilusionismo a la sala de teatro, concebida como cine mudo en tres dimensiones y con la estética y la ética del western como leit motiv. Las imágenes que se proyectan no solo funcionan como una escenografía o ilustración sino como un set vivo que al conectarse con el actor crea una realidad mágica similar a las películas de Karel Zeman. En esta mezcla de animación (históricamente un punto fuerte de la industria del cine checo), potentes elementos visuales, música en vivo, efectos sonoros, su tradicional trabajo artesanal con marionetas y el trabajo de los actores, cruzan los límites de las ilusiones ópticas y encuentran un nuevo mundo. Como en otros espectáculos de los Forman, los espectadores no entran solo en una sala de teatro sino que se adentran en un universo original creado para cada show, que en esta ocasión será el Antiguo Oeste.
Teatro en sepia
“En nuestra vida nómada hemos surcado mares, deambulado por teatros de ópera, viajado con una troupe de bohemios y hemos perseguido gallinas y cerdos alrededor de una cabaña de madera. Nuestra nueva expedición se dirige al Salvaje Oeste. Como niños naif de una pequeña ciudad checa, nuestra imagen del Salvaje Oeste se formó gracias a los westerns mudos. Creíamos que vivían en blanco y negro o con pequeñas sombras de color sepia. Y aunque con el tiempo hemos perdido esa inocencia, esa irrealidad sigue cercana a nuestra visión del teatro. Por eso esta nueva obra oscila entre el teatro y el cine mudo”, cuentan los Forman. El protagonista de esta aventura es un ilusionista, dueño de un viejo cabaret en la Praga de principios del siglo XX, que está obsesionado con los milagros técnicos de su tiempo: la fotografía, el cine, el sonido ronco del fonógrafo… su fantasía es cabalgar libre por las llanuras de Arizona y beber junto a rudos pistoleros. Y como ilusionista que es, no le será difícil llevarnos con él a cumplir su fantasía.