Como un personaje colectivo, De Scheherazade relata la intrahistoria sentimental de las mujeres. Lo hace sin subterfugios, ni dobleces heredados, sin miedos ni connotaciones construidas por los tópicos.
Los personajes de De Scheherazade y los mitos que la sustentan sirven de base a esta coreografía femenina hasta el tuétano para desarmar los estereotipos mantenidos a lo largo de los siglos para silenciar la esencia de las mujeres reales: las amas de casa, las que trabajan, las que salen corriendo de la oficina para recoger a nuestros niños, las que siendo fuertes, el miedo les empequeñece, las que aman como primaveras felices y el desamor las corroe, las que se fascinan con una crema nueva porque por un momento piensan que de ella depende nuestra eternidad… Mujeres intrahistóricas, arquitectas de la singularidad del mundo y el continuo devenir de la humanidad. Mujeres bellas e imprescindibles como el oxígeno.