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Danny y Roberta es la historia de una única noche, de las más oscuras, en las que dos seres se ven, se escuchan y se tocan, atisbando así una pequeña luz que puede salvarles de todo.
Roberta y Danny beben solos en un desangelado bar de madrugada, cada uno sumido en su propio mundo, matando y estirando el tiempo para evitar volver a casa a enfrentarse con las amargas realidades que allí les aguardan. En ese bar se conocen y en ese bar se produce el choque, el encuentro que cambiará todo y que impedirá que se ahoguen en las olas negras de su propia vida.
Danny y Roberta habla de la soledad más absoluta, de dos seres arrojados a la existencia sin ningún asidero, con sus vidas a la deriva, incapaces de lidiar con sus tormentas interiores ni con el mundo que les rodea. Y habla de su encuentro, del cambio que produce encontrar a una persona en la que apoyarse, de la que ocuparse y preocuparse. Porque es muy difícil pilotar nuestro barco solos durante tanto tiempo.
«Nunca he hecho nada en toda mi puñetera vida. Las cosas me pasan. Yo, tú, lo que hiciste. Nosotros no inventamos esta mierda. Nos pasó. Por eso dices que no, Roberta. Porque crees que no podemos hacer nada. Como siempre ha pasado, ¿verdad? Pero sí que podemos. Podemos planear una boda, y la boda se hará de la manera en que planeemos. La única sorpresa será que ya lo sabíamos».
