Matarile Teatro lleva la friolera de tres décadas creando vanguardia sobre las tablas. Pionera de un teatro innovador en España, es un referente indiscutible de nuestra escena contemporánea. Su teatro provoca el milagro por el que el espectador se siente partícipe de algo único e irrepetible. Matarile no busca espectadores, sino interlocutores. Como demuestra con la puesta en escena de Daimon y la jodida lógica.
El Daimon, como el teatro de Matarile, puede adquirir distintos significados en función del contexto en el que se sitúe. Para la creadora Ana Vallés, esta figura mitológica de la cultura griega o romana es, desde su perspectiva, “el destino, la voz de la conciencia, la intuición, un ángel o un demonio, el rumoreo de la voz interior que detiene o empuja. Una presencia oculta, imprevisible, que determina actos y decisiones que no podemos explicar racionalmente”.
Daimon y la jodida lógica se representa con un equipo de 14 personas. Actores, músicos y bailarines forman parte de un montaje en gran formato, con música original, y la constante búsqueda de huir de todo tipo de etiquetas para definir el trabajo de esta compañía gallega de vanguardia tras 30 años de trayectoria.
A Vallés le interesa que “DAIMON también es yo, nuestro yo incomprensible, una parte de nosotros que conecta con lo irracional, con el misterio, con lo fantástico; una puerta a lo extraordinario, a lo que nos salva, a lo sublime o a la locura”. Y sentencia: “digamos que esta mujer no es feliz, nunca lo fue. Digamos lo que fue hallado dentro de un armario, en el ropero. Hablemos de pelucas conviviendo con ensayos de filosofía. Hablemos de desayunos, de cigarrillos, de manos, de refugios, quizás del gato, de aquella voz; de las cosas que importan”.