En Compré un nicho en La Almudena para enterrarnos a todas. Ojalá haberlo hecho mejor, hablamos de la guerra, de dos seres que han llegado al límite, al punto de no retorno, de dos cuerpos que son dolor y campo de batalla y que dicen que no pueden más, que les pesa el mundo, la tristeza, la soledad, la violencia, les pesa el tiempo y les pesa el otro.
A partir de Las Criadas de Jean Genet, textos filosóficos e iconografía de la cultura pop construimos una pieza que es el reflejo de esas vidas, deseos, fracasos y situaciones que nos hacen humanos, de todo lo que nos merecíamos y nunca veremos, de esas oportunidades negadas, de la rendición, de la desesperanza, aceptación y dolor, de la muerte de las ilusiones, de las últimas salidas y los actos desesperados, de la locura y el amor atravesados por la soledad, el peligro y el miedo, de la naturaleza animal y perversa del hombre.
Exponemos las historias de todas las que somos, hemos sido o seremos esas criadas. Es el momento de hablar desde el margen de todos los malestares contemporáneos, de crear desde ese inconformismo un arte radicalmente destructivo, una estética del fracaso, junto al teatro de sangre de Artaud queremos un teatro de suciedad, lentejuelas y destrucción, de restos, de bilis, de peligro, de pasión, y es que el teatro se ha convertido en uno de los últimos lugares en los que poder ser apasionado.