Una visión clara y sincera, con un gran respeto al célebre clásico, pero a la vez con la necesidad de búsqueda de nuevos retos y distintas formas de mirar a los personajes de la obra.
A través de la improvisación y con un desarrollo creativo salpimentado con elementos que ya nos caracterizan como son el trabajo del cuerpo, el circo o el clown, hemos conseguido crear un espectáculo tragiclownmico, donde se visualizan las miserias, vilezas y ruindades del ser humano, conductas que históricamente delatan al hombre en su avaricia y ansia de poder. Una historia contada de forma directa, sencilla y cómica, utilizando una escenografía con puertas que giran con el fin de conseguir posición, dinero y poder.
Tres actores mudan su atrezo y vestuario a velocidad pasmosa para interpretar multitud de personajes, ejecutan rutinas de malabares y acrobacias dramatúrgicamente introducidas para explicar las situaciones, y de forma imaginativa manipulan objetos que cambian los sentidos argumentales.
Esta visión de La Celestina tiene poco texto, bastante teatro gestual, danza y por supuesto circo: malabares, acrobacias y humor… mucho humor.