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Bicéfalo reflexiona sobre las relaciones entre los individuos y sobre el encuentro con el otro en la era de la expulsión de lo distinto. Explorando el amplio espectro que va desde el rechazo o la indiferencia, al vínculo y el encuentro en positivo. Proponiendo una revisión de nuestros miedos e invitándonos a relacionarnos con nuestro yo oculto, un yo atravesado por la alteridad, un ser híbrido, nuestro monstruo bicéfalo.
Bicéfalo explora el encuentro con el otro como un suceso que nos permea y a la vez nos define cómo individuos. Este proyecto se inició como una reflexión sobre la figura del monstruo, en el desarrollo de la investigación tomaba cada vez mas relevancia relevancia de la alteridad (la percepción del otro o de uno mismo como otro). El monstruo en el imaginario colectivo es una representación negativa del otro, así como del poder identitario de la diferencia, diferencia comúnmente negada en la reafirmación de los escasos y pobres límites de una identidad normativa.
La pieza hace una revisión de la figura del monstruo y la cultura del terror modernos. La modernidad es la creadora de monstruos por excelencia, pues hace una distinción entre las correcciones y las disidencias, castigando las cualidades que escapan de la utilidad social o que resultan inconvenientes: las mujeres sabias son reconvertidas en brujas, así como con la locura y la enfermedad entre otras son atributos radicalizados y transfigurados como características demoníacas impropias de lo humano.
Como mito, el monstruo moderno renueva la mismidad en detrimento de cualquier entidad de lo distinto. A partir de este análisis, surgieron otros temas tales como la identidad y la relación con el otro. De estos conceptos surge el Bicéfalo, que funciona como una doble metáfora, de la alteridad y de la dualidad de los individuos entre ser de instinto y ser de alienación social.
