A través de la mirada inocente de un niño que no ha tenido infancia, que vive en las calles y se pasa el día trapicheando, descubrimos un submundo en el que los personajes que rodean a Lalo perdieron su sentido de la vida. Dejaron de creer en ellos mismos, en las hadas. A través de esta obra conseguimos adentrarnos en el verdadero país de nunca jamás. Con unos personajes que nos enamorarán desde el primer minuto en escena.