Atrapen a Minnie, es una exploración en el sentimiento de quien emigra. En el terreno de la no pertenencia del que se vio obligado a mudar su casa, cambiar sus costumbres, hacerse nuevos amigos, después de abandonar los propios… Es una oda a su necesidad de pertenecer o de permanecer, que es lo mismo; a su necesidad de parecerse, que es también su necesidad de desaparecer.
Los conflictos existenciales que acarrean todas esas operaciones emocionales por las que pasa cualquier emigrante son vistos desde la ternura, la solidaridad y el sentido de la justicia que no pareciera regir en las fronteras ni en los servicios de inmigración y, sobre todo, desde el humor que nos constituye y diferencia a los latinoamericanos del Caribe.
Rosita Valdez, inmigrante, llega agitada al habitáculo en el que reside tras una jornada laboral cargada de sobresaltos. Su vida corre peligro, pero, entre preocupación y verborrea, se lía a hablar sobre acontecimientosque necesita compartir. Ella es Minnie, mucho más que su trabajo disfrazada en la Puerta del Sol. Tiene sueños y deseos, es inocente, alegre y algo maruja.
Probablemente, no vas a mirar igual a todas esas Minnies que pueblan las plazas después de conocerla a ella…