Fotos: Eva Guillamón
Un programa doble de Jesús Rubio Gamo (Premio Max 2020 y Finalista en 2022) con las piezas de Anunciación y Bolero.
Diez años después, Jesús decide revisitar Anunciación reduciéndola a lo que considera esencial. Dos bailarines, en este caso Alberto Alonso y Tania Garrido, ejecutan una secuencia de acciones en unísono y a cámara lenta, intentando sincronizar los ángulos de sus movimientos, la curvatura de sus espaladas, la elevación o la caída de sus ojos. También todo lo que está por dentro del cuerpo: el latido, el entrar y salir del aire e incluso la emoción que va aflorando de toda esa movilidad que sostienen en el tiempo. Con paciencia y fe, se esfuerzan en construir una conexión entre ellos que desafíe los límites físicos de la carne, un vínculo invisible que emane de sus cuerpos más allá de sus cuerpos, que los funda en un tercer espacio que no es ninguno de ellos. Es como si intentaran ser uno con el otro, sin tocarse.
Bolero es una pieza sobre la obstinación, sobre el límite entre lo ligero y lo grave, sobre el tránsito entre el placer y el agotamiento. También podría decir que es un baile sobre el paso del tiempo, las relaciones que duran ‘toda una vida’ y las imágenes que recuerdo de mis padres cuando eran jóvenes. Tiene algo del paisaje actual que percibo en la ciudad de Madrid y es, desde luego, algo parecido a la melodía del Bolero de Ravel, al amor, a las coplas y a otros boleros: una cosa que, de tanto usarla, casi siempre acaba por romperse.