Thomas Bernhard disecciona en Ante la jubilación la enfermedad del hombre del siglo XX: la moralidad de la bondad falsificada. Retrato de una familia intoxicada por el nazismo; una humanidad enferma y tullida que genera individuos inválidos.
A partir de un hecho real -el caso de Hans Filbinger, primer ministro de Baden-Wurtemberg, que dimitió en 1978 cuando se hizo público que había sido juez de la marina hitleriana y que había firmado numerosas condenas a muerte-, Bernhard plantea uno de sus textos más implacables con el pasado de Alemania, donde reprocha, insistentemente, la colaboración de la sociedad civil con el nazismo.
Apasionado de la escritura de Bernhard, el director polaco Krystian Lupa, que dirigió en La Abadía Fin de partida y estuvo en varias ocasiones en Madrid gracias al Festival de Otoño (marco en el que ahora vuelve), se hace cargo de la dirección de este drama satírico que bebe del expresionismo alemán de entreguerras, el nihilismo existencialista de Beckett y el absurdo de Ionesco.