Año 1939. Cárcel de Ventas de Madrid. Paloma se encuentra encarcelada en una sólida mazmorra, su estado es deplorable. Escuchas trece tiros de gracia y espera ser la próxima en la lista de fusilamientos. Una monja la visita durante tres días seguidos. Paloma no puede imaginar el propósito de sus visitas que descubriremos de forma inesperada.
Como un extraño augurio la sombra de un vencejo estará presente constantemente en la celda.
Siempre nos quedará la esperanza de vida, la necesidad de no olvidar… la memoria.