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Mirando el mundo con gafas
No pudimos hablar de este montaje cuando se estrenó hace unos meses, pero ahora sí podemos hacerlo. Además tuve la suerte ya de disfrutarlo. Es un montaje que merece la pena, porque merecen la pena los textos frescos, originales, las comedias irreverentes y punkis, como es esta de Yaiza Ramos, que aprovecha las posibilidades transformistas de la dramaturgia para hablar de sí misma, pero sin decirlo, sin estar. Tiro la piedra y escondo la mano, pero la piedra hace un boquete de la hostia. La obra aborda la aventura de una adolescente que recorre los rincones de su historia para llegar a entender por qué padece una enfermedad considerada la segunda causa de ceguera en el mundo. A través de su voz, este viaje se conforma con la presentación de un trabajo escolar enciclopédico donde explica el relato de su familia a partir de sus recuerdos, pero lo hace de forma sorprendente. Ya verán. Sergio Díaz
Nacida a partir de un proceso abierto y experimental de creación en DT Espacio Escénico, la función se estrenó oficialmente en Nave 73, donde la crítica destacó el peculiar y valiente universo que crea la autora en una obra en la que la voz de Yaiza Ramos arma una gran farsa negra; una comedia irreverente, punky, fresca y que juega con factores como la complicidad y la inmediatez con el público; al que se le da la oportunidad de vivir la experiencia en primera persona, compartiendo el espacio con los personajes y siendo testigo mudo de la presentación de un trabajo escolar fin de curso de Yaiza, que constantemente interpela al espectador de forma directa. Así, el universo de Amor Fati rehuye cualquier atisbo de autocomplacencia y se apoya en la farsa negra para acompañar a su alter ego en su viaje hacia la madurez a través del juego metateatral, el extrañamiento brechtiano o el uso de elementos simbólicos tales como un bocadillo de calamares o una dervicha giróvaga para componer su particular camino a la madurez desde una mirada al mismo tiempo irónica, divertida, tierna y crítica no solo a su propia historia, sino también a la de la España de sus padres y abuelos, y el poso que esa España ha dejado en ella misma. Todos estos elementos configuran a una nueva autora que, pese a su juventud, ya ha encontrado un inconfundible estilo propio e irrumpe pisando fuerte en la escena nacional.
