Por Jessica Walker
Allende es un homenaje animal, visceral, a puro pulso y sentimiento al alma de Salvador.
Una deuda pendiente con el Chile quebrado de mi infancia y las voces y cuerpos de hombres y mujeres, niños y ancianos mutilados, muertos y desaparecidos. «1973 o 2019. ¿En qué año estamos?», se preguntan las mujeres de la obra.
Allende, cuyo significado es ‘más allá de’, abraza lo que nunca muere, luchando, creando poder popular.
Pero no poder popular separado del pueblo, sino con el pueblo.
En eso radica su ejemplo. Gracias, Chicho, por lo que nunca muere.