Foto: Ana Erdozain
Al otro lado del sol no hay al otro lado es una propuesta escénica que nace de una admiración por la noche, pero sobre todo, de un hartazgo. Un cansancio de la noche y de la fiesta. ¿Acaso los misterios, lo oculto, lo periférico y lo extraño sólo pueden acontecer en la noche? Mi respuesta es no. ¿Acaso no existen oscuridades a plena luz del día? ¿Qué daña más al ojo, la oscuridad total o mirar fijamente al sol? Nada ha dolido nunca más que una imagen profundamente luminosa y absolutamente radiante.