Por Olga Blanco
Fotos: Primera Izquierda
El paisaje se me presentaba de manera violenta, y yo, con este ego mío, me enfadaba al no conseguir mi objetivo. Luego, más miedo y el terror a la muerte, a ser engullida por la belleza a la que aún hoy no puedo (ni debo, ni quiero) poner palabras.
Imaginé entonces mi propia tumba, un lugar para Lo Animal, un lugar donde el logos se pierde, un ‘no lugar’ para mí y mis seres queridos, hermoso y terrorífico, pero al menos reconocible al que iremos algún día.
Dentro, dentro, cada vez más dentro del paisaje y a fuerza de excavar aparezco al otro lado donde siento que aquí ya, aparte de sobrar la palabra y la lógica, sobra el pensamiento y el pelearse por ser equiparable a la belleza de la montaña que veo desde mi casa y que ha aparecido en todas mis piezas de un lado, de otro, por fuera y por dentro. En Acto de Fe voy a entregarme a ella y sentir placer por esta vez.