Fotos: Jesús Vallinas
Ya pudimos ser testigos del virtuoso minimalismo de Jesús Rubio en su aplaudido e hipnótico Gran Bolero. A golpe de compleja sencillez, el coreógrafo madrileño, Jesús Rubio Gamo, da un nuevo paso en su investigación en busca de lo esencial a través de estas Acciones sencillas, indagando a lo grande en el gesto pequeño, ese que de tan simple y repetitivo termina por trascender su elementalidad para abrirse paso hacia una poética personal. Estas acciones, donde se reducen al mínimo los elementos escénicos, se hacen complejas repitiéndose sin razón aparente en esos cuerpos entregados al movimiento. Todo dentro de una estructura coreográfica muy sólida, casi rígida, pero que al mismo tiempo es capaz de otorgar libertad a sus intérpretes, que vuelven a estar sometidos a una dura prueba de resistencia que los empuja más allá de sus propios límites. Tres cantaoras y palmeras jalean con su flamenco a cinco tenaces bailarines. Cante, palmas, cuerpos. Nada más.