I have nobody. I need someone
Leer sobre el caso de Amanda Todd te deja perplejo, boquiabierto sobre la bajeza de la condición humana, sobre todo y una vez más, de la masculina. Porque es cierto que a Amanda no le ayudó nadie, ninguno de sus congéneres (humanos y humanas) con los que se relacionaba en su adolescencia, pero esta gran tragedia comenzó porque un tío mierda le pidió una foto de sus pechos que luego él utilizó para humillarla durante los tres largos años que sucedieron desde que ella le dio a ‘enviar’ hasta que Amanda se quitó la vida, incapaz de soportar tanto acoso, tantas agresiones psíquicas y físicas. Y entre medias de esto, otro tío mierda se acercó a ella vendiéndole amor, cuando lo único que quería era tener relaciones sexuales con ella mientras su novia estaba fuera (el oficio más viejo del mundo, el de cabrón). Y todo esto lo pudimos ver en directo, en streaming, porque la joven colgó un vídeo en Youtube, poco antes de quitarse la vida, relatando su dolorosa experiencia.
Ahora llega a Madrid esta conmovedora historia de teatro documental escrita y dirigida por Álex Mañas y protagonizada por Greta Fernández e Isak Férriz. La obra está basada en la trágica historia de la joven canadiense, pero también se nutre de otros casos similares para abordar temas como el acoso, el despecho, la necesidad de reconocimiento o la soledad. También nos hace reflexionar sobre la masa borreguil que jalea estos comportamientos deleznables y que no se atreve a ofrecer una mano amiga al débil y/o considerado diferente por miedo al escarnio. Y es que todos somos cómplices de esto, toda la sociedad somos culpables por acción u omisión de este Got Talent constante en el que estamos convirtiendo nuestras vidas. Buscando afecto y reconocimiento de una forma perversa. Amanda era una niña que solo buscaba que la quisieran. Quizá no tenía las herramientas adecuadas para enfrentarse a esta vida. Pero nunca se puede criminalizar a la víctima Todas las vidas merecen la mena. Sobre todo si tienes 15 años. Sergio Díaz