En este caso, la compañía dirigida por Carlos Tuñón presenta La vida es sueño [el auto sacramental], un acercamiento al clásico universal sobre el que nos hablan Luis Sorolla, Gon Ramos e Irene Serrano, responsables de la dramaturgia y la asesoría de verso, respectivamente, de esta propuesta que cuenta en su reparto con Jesús Barranco, Irene Doher, Pablo Gómez-Pando, Daniel Jumillas, Alejandro Pau, Patricia Ruz y Nacho Sánchez. Un viaje que explora el concepto del sueño, nuestra sombra y las fronteras del libre albedrío, experimentando nuevos conceptos aplicados a lo que el público entiende por teatro clásico.

 

[Calderón <i>i</i>maginario] en Madrid
La Cía. [los números imaginarios] en un momento de La vida es sueño [el auto sacramental]. Foto: Luz Soria.

DIALOGAR CON LA BASE DRAMÁTICA – Gon Ramos

Como ya es costumbre en la compañía, los procesos de lectura de los textos fuente son bien extendidos en el tiempo, engarzados orgánicamente con el resto de acciones escénicas puestas en marcha en el transcurso de los meses. En este caso, el encuentro con el auto sa-cramental de La vida es sueño ha sido especialmente fecundo por tener zonas de oscuridad tremendamente ricas que, lejos de densificar nuestro movimiento hacia él, lo cubrían de un velo de misterio histórico, religioso, poético, imaginario y existencial. Y es en ese mirar a tra-vés de una trama vibrante y abismal que nuestra dramaturgia se ha ido conformando. Los materiales de los que nos hemos servido para configurar el corpus textual han sido tanto la primera como la segunda versión del auto – espaciadas sus respectivas escrituras nada más y nada menos que treinta y siete años –, su Memoria de apariencias – fundamentalmente unas notas de construcción de los carros que componían la escenografía –, la loa del propio auto, la mojiganga Las visiones de la muerte, el Eclesiastés y diversas referencias de literatura, psicología, filosofía, y medicina contemporáneas.

A partir de la lectura, debate y ensoñación de los materiales, hemos ido sintetizando dramatúrgicamente el vector textual que queríamos construir en la pieza para, por un lado, abrir el texto en sus zonas más importantes a nivel argumental y, por otro, generar nuevo material. Este se ha condensado, fundamentalmente, en la escritura de unos cuentos para el sue-ño por parte de Luis Sorolla y del que ahora os escribe, amén de, personalmente, haberme aventurado por primera vez a escribir unas cuantas décimas que tratasen de recoger el movimiento interno surgido de la recepción de las constelaciones líricas y emocionales del auto: una oportunidad del todo fascinante y reveladora. En definitiva, hemos buscado que las ideas e imágenes nacidas en nosotras tomarán cuerpo en unas cuantas nuevas palabras, si es que una nueva palabra es posible, por más que leyendo a Calderón la respuesta parezca ser siempre “sí”.

 

[Calderón <i>i</i>maginario] en Madrid
[los números imaginarios]. Foto: Luz Soria.

EL ENCUENTRO CON EL VERSO – Irene Serrano

Siempre que abordamos los textos de nuestro teatro áureo, aparece en primer lugar una sensación de inquietud, de que toca enfrentarse a una tarea ardua, tanto en la comprensión como en la ejecución, aunque no por ello menos gozosa. Iniciamos este proceso con un trabajo de lectura y relectura, de análisis profundo, que se extendió bastante en el tiempo. Son textos casi jeroglíficos, llenos de imágenes intrincadas, de significados imposibles, de alusiones alegóricas y simbología religiosa, pero de una riqueza y una altura que pasma, completamente humanos y universales. Nos apelan directamente.

En el camino, hemos encontrado muchas luces y, aun así, siempre permanece la sensación de que algo se nos escapa, de que “sí, medio entendemos, pero…” y quizá esa es una parte más del acercamiento a estos textos, abandonarse a experienciarlos desde otro lugar que no tiene que ver únicamente con el entendimiento, sino con el misterio. Hemos abrazado la idea de que no dejan de ser textos escritos para ser oídos, para ser encarnados, en una época en la que la creación literaria era voz y era acto comunitario.

Luego llega el trasvase de todo ese trabajo a la puesta en pie, a la puesta en boca de esos textos, a la oralidad y la comunicación, partiendo de un conocimiento de la estructura del texto (de la métrica, la musicalidad) para ponerla a funcionar, pero siempre atendiendo a que “la forma, informa”, es decir, Calderón, como el resto de poetas de esta época, utiliza la estructura no como artificio, sino como vía para sumergirnos en ese mundo, para darnos información de la situación, la acción, la atmósfera y de la experiencia que quiere provocar. Y, en el caso del intérprete, y diría también que en todos los demás roles de la compañía (dirección, dramaturgia, plástica, iluminación, sonido) el trabajo sobre el verso, tiene que servir para estimular la imaginación, la respiración, el cuerpo, con el objetivo de compartir un momento vívido y ritual en comunidad.

 

[Calderón <i>i</i>maginario] en Madrid
La vida es sueño [el auto sacramental]. Foto: Luz Soria.

LA SOMBRA Y LAS ACCIONES EXPANDIDAS – Luis Sorolla

En los procesos de creación de la compañía, acostumbramos a generar muchas acciones y materiales durante los ensayos que no necesariamente están pensados para ser parte de la acción escénica, pero que sí resultan esenciales en el proceso de creación. Son acciones y materiales en los que todas las personas de la compañía trabajamos, que alimentan la puesta en escena, pero que, sobre todo, funcionan como puertas de entrada personales a los diversos hilos de los que estamos tirando a partir de, en este caso, el auto sacramental de La vida es sueño.

Una de las cosas que más claro tenía Carlos Tuñón al inicio del proceso era investigar acerca de La Sombra. Que toda la compañía, tanto de manera individual como colectiva, nos preguntáramos qué era La Sombra del hombre para cada cual, cuál podía ser nuestra sombra, dónde está dentro de nosotros/as, etc. Y una de las formas en las que este trabajo se ha materializado, capitaneado por Antiel Jiménez desde la plástica, ha sido que cada miembro de la compañía haya creado una pieza artística instalativa que poder mostrar como parte de un catálogo de sombras. Una colección de cómo cada uno y cada una ha entendido, interpretado y conceptualizado La Sombra y que estará exhibida en la sala durante las representaciones.

En este sentido, como compañía, nos gusta mucho generar piezas expandidas, es decir, materiales que sean parte de nuestro proceso de investigación y parte de la experiencia, pero que se salgan del marco de la representación en sí. Que funcionen de manera semi-independiente y anexa, profundizando en los mismos materiales y temas, pero que se salgan de la función y sucedan de manera autónoma. Una expansión la experiencia escénica pero independiente. Lo hicimos con Lear (desaparecer), con Hijos de Grecia y ahora en el El Auto, estamos conformando este catálogo de sombras y dos piezas expandidas que sucederán los domingos que tengamos función. Estamos trabajando en una auto-obra llamada El Evangelio Según Segismundo, en el que invitaremos a los espectadores y espectadoras a intervenir sus cuartos de baño y convertirlos en una sala de teatro para una persona durante una hora. Un cuarto de baño que se convertirá en la torre de Segismundo o en la gruta de El Hombre de El Auto, o en un sin fin de espacios y posibilidades. Todo a través de unos materiales que irán recibiendo en sus ordenadores y de un sobre que podrán recoger cuando vayan a ver la función en el Teatro de la Comedia.

 

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