Fotos: Mercedes Burgos
En la portada de su web se puede leer: “Mi religión, la danza. Mi catedral, el escenario. Mis dioses, mis maestros”. Luego, en conversación telefónica, tal homilía de devoción a este arte sigue cruzando su discurso, que es cercano y abierto, valiente y sin miramientos. “La derecha rechaza la cultura y la izquierda se quiere apoderar de ella”, comenta Javier Latorre (Valencia, 1963) al hilo de su trayectoria y esos avatares en los que lo artístico queda supeditado a lo político.
La entrevista le pilla empaquetando para volver a Córdoba, ciudad en la que vive desde hace treinta años. Son días de ensayos infinitos ante el próximo estreno, o re-estreno, (“que no reposición”, advierte) de El Loco, obra coreografiada para el Ballet Nacional de España en 2004, bajo la dirección de Elvira Andrés, y que volverá a mostrarse, 18 años después, del 9 al 22 de diciembre en el Teatro de la Zarzuela. Después de aquel estreno llegaron otras direcciones a la compañía estatal y con ellas, decisiones que sacaron la obra del repertorio. Con Rubén Olmo, al frente desde 2019, este completo ballet, resurge del confinamiento. “De las más de sesenta obras que he hecho, esta es con diferencia la más compleja a nivel coreográfico, estilístico y narrativo”, declara Latorre. “Contempla clásico español, flamenco más contemporáneo… Es una obra que permanece en el recuerdo de mucha gente y Rubén (Olmo) me ha dado la oportunidad de reivindicarla”. Sobre el actual director del Ballet Nacional de España, se manifiesta tajante: “Por fin esta compañía tiene al director que merece”. El tiempo y el cariño engarzan la amplia relación de Latorre con el BNE, en el que fue bailarín destacado durante sus primeros años, bajo la dirección de Antonio Gades, Antonio Ruiz Soler y María de Ávila. “Yo me hice persona y artista allí. Tuve el privilegio de nacer en una generación en la que estaban vivos monstruos sagrados como Mariemma, Alberto Lorca, Ángel Pericet, Pilar López y un largo etcétera”, rememora.
Félix Fernández García, el loco
El Loco es un ballet en dos partes, que cuenta la historia del bailaor Félix Fernández García (Sevilla, 1893–Epson, Gran Bretaña, 1941) y de cómo perdió la cordura tras la decepción artística que sufrió al verse fuera del montaje El sombrero de tres picos, para el que, al parecer, Diaguilev le había prometido el papel principal.
¿Cómo diría que ha pasado el tiempo por la obra? ¿Ha envejecido bien?
En general sí, pero con muchos achaques, como las personas. Con cosas que había que cambiar, por ejemplo algunas músicas. Se ha actualizado el lenguaje coreográfico, se ha recortado la obra en diez minutos, que vistos con el tiempo, eran innecesarios… Ha sido una reforma importante, pero en resumen, ha sido un gran privilegio. La danza está viva. Los protagonistas son diferentes y por lo tanto, la obra es otra.
¿Qué le llevó en 2004 a crearla, cómo descubrió la historia de Félix El Loco?
Elvira Andrés, entonces directora del Ballet Nacional de España, me llamó para montarla. Tiene idea original y guión de Paco López, con quien he montado algunos de mis trabajos más destacados y a quien conozco desde 1990. Entonces empecé a empaparme de la existencia de este hombre.
¿Y qué sintió cuando se le propuso reponer este ballet?
Fue hace tres años y lo recuerdo como un día repleto de emociones. Estaba en Atocha cuando Rubén Olmo me llamó para decírmelo. Era agosto y mi mujer acababa de llegar de Israel para venir a España a vivir, íbamos a coger el tren para Córdoba. Así que fue una alegría doble. Una muy grande en la que de repente todas las piezas encajaban.
¿Cómo ha encontrado al BNE en este momento?
La compañía está llena de gente muy buena que se come el escenario. Es muy difícil quedarte tranquilo o satisfecho con un papel tan complicado como el de Félix El Loco, hay que interpretar muchos matices. Y en esta ocasión, los tres elencos funcionan de maravilla en todos los sentidos.
Se trata de una obra de danza sobre la danza en la que se baila los demonios de un artista, ¿usted tiene muchos?
Diría que los mismos de cualquier artista. Querer ser mejor cada día. Admiración por mis referentes, Nureyev, Baryshnikov y El Güito en la interpretación; Antonio Gades, Antonio Ruiz Soler y el Maestro Granero en la coreografía, pero también Maurice Béjart, Jirí Kylián, Mats Ek… Nací en Valencia en un mundo ajeno a todo esto, así que desarrollar esta carrera, ha sido un milagro. Creo que soy un privilegiado de la vida.
El regreso de El Loco llega bajo la dirección musical de Manuel Coves y la dirección de escena de Francisco López. Jesús Ruiz ha realizado la escenografía y el vestuario, mientras que Nicolás Fischtel firma la iluminación. La música correrá a cargo de la Orquesta de la Comunidad de Madrid y de músicos flamencos del BNE.