Se cumplen diez años desde la primera edición en 2015 de esta iniciativa de la Fundación SGAE, en colaboración con la Federación Estatal de Empresas y Compañías de Danza (FECED), que da visibilidad a las creaciones de coreografxs y compañías de danza y a la diversidad, de géneros y formatos, que esta disciplina presenta. Bailar en la Berlanga ha sabido durante este primera década de vida conseguir un valorable equilibrio en su programación a la hora de mostrar el trabajo de artistas de prestigio nacional e internacional y dar cabida a nuevos valores. La sala Berlanga de Madrid que, a priori, no estaba destinado a albergar espectáculos de este tipo se ha convertido en uno de los pocos espacios que se dedican a la difusión y exhibición de la danza, al tiempo que avala la gran capacidad de adaptación de la misma para ser disfrutada en múltiples formas.

 

DIEZ EDICIONES, DECENAS DE ARTISTAS

Como adelantábamos en la entradilla, hemos querido hablar con artistas que han participado de las diferentes ediciones de Bailar en la Berlanga para conocer de primera mano qué opinión tienen lxs profesionales del ciclo, cómo fue y qué supuso su participación. Así que, lo primero, es agradecer a todxs su participación en este particular homenaje y recorrido.

En 2015 comenzaba la andadura de la cita con casi una decena de compañías invitadas. Para la compañía Alicia Soto Hojarasca, que presentó el primer día 2 o 3 preguntas, «el ciclo se ha consolidado a lo largo de los años y ha creado un público muy fiel». En 2018 repetiría con la pieza Regards, «un trabajo creado en diferentes residencias artísticas que cuando presentamos la Berlanga solo le faltaba acabar una pieza». En ambas participaciones, admite «que la repercusión fue muy buena y, aunque ya eramos una compañía con una larga trayectoria nacional e internacional, sirvió para tener más presencia en Madrid».

 

Bailar en la Berlanga cumple diez años en Madrid
Imagen de Regards.

 

Sara Cano es otra coreógrafa que ha repetido hasta en tres ocasiones desde que estuvo en la primera edición: «La primera, fue cuando estaba empezando con mi propio proyecto como coreógrafa y fue un aliciente muy grande el hecho de ser seleccionada. La segunda, consistió en la muestra final tras el I Taller de Creación Coreográfica organizado por SGAE y la tercera fue la manera de poner frente al público lo que sería más adelante mi último espectáculo, por lo que fue un momento de abrirse y dejarse ver, de exponer un trabajo aún en un estado aún muy frágil por su recién terminada creación y gracias al cual la pieza pudo crecer mucho escénicamente hablando. Han sido momento muy diferentes, pero que ha supuesto en todas las ocasiones una vivencia enriquecedora que ha aportado mucho al crecimiento de los proyectos presentados. Participar en un ciclo avalado por SGAE siempre otorga prestigio a la carrera profesional que una va desarrollando».

Con Paula Quintana hablamos de como su participación en 2016 le llegó «justo en un momento en el que empezaba a despegar mi carrera como creadora y performer». Presentó Latente, una pieza de danza-teatro en el que configuraba un lenguaje propio, integrador de disciplinas muy diferentes. El trabajo había sido galardonado con un par de premios ese mismo año y fue una oportunidad para presentarla en Madrid y seguir teniendo visibilidad».  Además, accediendo y apelando a un público más amplio que el exclusivo de la danza. Sin duda supuso una oportunidad de la que estoy muy agradecida».

 

Bailar en la Berlanga cumple diez años en Madrid
Paula Quintana en Latente.

 

Muy especial también fue para Guadalupe Torres cuando en 2017 estuvo con Acuérdate cuando entonces: «Acabábamos de estrenar en el Festival de Jerez y a los dos días tuvimos la sala Berlanga, creo que tuvo bastante visibilidad. Fue un proyecto en formato recital flamenco inspirado en artistas de otras generaciones que nos dejaron un maravilloso legado».

Bailar en la Berlanga cumple diez años en Madrid
Imagen de zebre.

Manuela Barrero estuvo presente en 2019 y 2023. Como ella misma explica, dos momentos muy diferentes en su carrera: «La primera fue con zèbre, segunda pieza que creé desde que fundé mi propia compañía Manuela Barrero dlcAos y fue una especie de motor para seguir creando y seguir creyendo en un proyecto personal que arrancó muy bien con la primera apuesta en 2016, y que enseguida se encontró de lleno con el obstáculo de encontrar lugares que presenten danza en Madrid. La segunda ocasión fue con mi cuarta pieza como creadora independiente el continuo interminable amor que tengo por ti, fue muy valiosa porque reafirmó mi apuesta personal por continuar en un oficio, en el que ya llevo más de veinte años, para el que cada día de subsistencia es una auténtica heroicidad. La conciencia de esta situación, y el apoyo del ciclo al mundo de la danza es importantísima, y muy de agradecer». Barrero comenta que ambos casos «fueron trabajos pensados y estrenados para espacios dotados técnicamente, así que hubo que hacer una adaptación rápida a un espacio que generosamente se abre a la danza sin ser un espacio de danza. En nuestro oficio estamos muy acostumbrados a esta situación. Sabemos que tal y como están las cosas, cada oportunidad que surge de poder bailar, de poder trabajar, es un auténtico milagro, así que sabemos arremangarnos y adaptar nuestras creaciones a todas las condiciones. Fue inmensamente bonito ver como el público recibió y entendió las propuestas, un público no necesariamente espectador habitual de danza. Creo que el ciclo es muy importante para generar público y que demuestra que las personas demandan danza en espacios escénicos si se les acerca».

Siendo muy jóvenes, la compañía de Carmen Fumero llegó a Bailar en la Berlanga en 2020 habiendo creado sólo dos piezas, lo que supuso «un empuje muy motivador y necesario para seguir aprendiendo de las experiencias. Fue un momento especial por dos razones. Siempre es importante recibir oportunidades con trabajos propios, pero en esta ocasión fue con un programa doble que bailamos Miguel Zomas y yo. Una de las piezas fue nuestro primer dueto titulado …eran casi las dos. Fue nuestra primera creación larga que ya llevábamos moviendo y trabajando desde el 2014-2015, resultó especial bailarla de nuevo en Madrid cuando la pieza cumplía 5 años. Además, nuestra participación coincidió justo con el año de la pandemia y veníamos de estar de meses inactivos y nos dió el empuje para volver a la actividad de la compañía y la fuerza para seguir proyectando y trabajando».

También en 2020 participó Proyecto Lanza-Cristian Martín, compañía que repetiría en 2022. «La primera ocasión fue gracias al laboratorio de creación que organizó fundación SGAE, en el que mi pieza Márgenes fue seleccionada. Dos años después, mi último trabajo para espacios no convencionales, A Golpes, también fue seleccionado. Ambas piezas fueron adaptaciones que se hicieron específicamente para este ciclo. Recuerdo que en ambas ocasiones agotamos las entradas y que hubo una gran afluencia del sector de la danza».

 

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Imagen de A golpes.

 

Por su parte, para el bailarín y coreógrafo Emilio Ochando, la oportunidad de bailar en la edición de 2021 «llego en un punto de inflexión adecuado, veníamos después de pandemia, fue la cuarta producción, la primera en solitario creada en esos tiempos donde la inquietud, las ganas, fuerza e ilusión que había por seguir encima de los escenarios era mayor. Llevamos Clásica tradición, un espectáculo de danza española y flamenco con danzas y palos. El apoyo que recibimos por parte de la SGAE es de agradecer debido a las facilidades administrativas y artísticas que nos dieron. Después de esta participación, surgieron más posibilidades, nos llevó a la candidatura en los premios MAX como Mejor Espectáculo Revelación del 2022, y este año el espectáculo se hará en el Teatro Joyce de Nueva York con la compañía Flamenco Vivo Carlota Santana».

En este repaso por ediciones, acabamos en 2023 con Sara Jiménez, para quien Bailar en la Berlanga surgió «en un momento donde la compañía necesitaba de apoyo y de una mirada que confiara en la propuesta. Eran muchos los años de trayectoria, trabajando en compañías y proponiendo trabajos más pequeños, pero es ese momento y con la pieza Adioses cuando me presento como compañía de danza. A partir de aquí, es cuando Sara Jiménez empieza a tomar una identidad propia. Tuve la oportunidad de que nuevos públicos conocieran tanto la obra como el tipo de trabajo que hago».

 

UN ESPACIO MUY PARTICULAR

Todas las compañías con las que hemos hablado nos han dado su opinión sobre cómo es bailar en una sala como la Berlanga que, como apuntábamos al inicio, no estaba pensada para albergar ciertos espectáculos. Podemos decir que en todos los casos lo que más se valora es la apuesta por ofrecer danza y que las respuestas se agrupan en destacar, además, ciertas peculiaridades.

La importancia del tamaño de la sala en relación a la propuesta que se puede desplegar es un aspecto sobre el que llama la atención Proyecto Lanza-Cristian Martín: «Es un lugar con unas especificidades muy concretas y es importante para los coreógrafos/as que participan en este ciclo conocer estas características que hacen de la sala un lugar especial. El reducido espacio te hace sacar el máximo partido a las posibilidades espaciales que ofrece la sala, transformando tu pieza de manera natural en otra creación. Creo que lo que se hace en la Sala Berlanga es algo único porque la propia sala influye de manera directa en la pieza y la transforma». En la misma línea se expresa Carmen Fumero: «A pesar de sus escuetas dimensiones, es un espacio muy interesante para darle otro punto de vista a las piezas, y donde la forma del espacio y sus características te hacen adaptar un poco las obras. Para nosotros es muy rico ver cómo los trabajos pueden transformarse y se descubren otras cosas en el camino cuando se hace una adaptación así». Alicia Soto lamenta como condicionan las dimensiones del escenario ya que debido a que son muy justas no puedes presentar cualquier pieza, debes limitarte más bien a dúos o solos. En nuestro caso, eso nos ha limitado a la hora de poder presentar más piezas, es una pena». Mientras que para Sara Cano, aunque admite «la dificultad del espacio en sí», piensa que eso obliga «a tener un estado de consciencia muy alto, de conexión contigo misma y con el público para hacer de la actuación un auténtico viaje compartido, cuya experiencia de alguna manera trasciende y te obliga a llegar a un lugar muy verdadero, muy real». Para ella, también son muy «destacables los encuentros posteriores con el público, siempre reveladores y enriquecedores. La Berlanga es un espacio que ofrece esa cercanía con el público en la que es agradable abrirse y dejarse observar, un espacio seguro en el que disfrutar tanto como intérprete como público».

 

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Imagen de A palo seco, de Sara Cano.

 

La opinión sobre la conexión tan especial que se crea con el público en la Berlanga es compartida por varixs entrevistadxs. Sara Jiménez, por ejemplo, afirma que «es un lugar que inspira. La cercanía con el público propicia que la propuesta sea íntima entre los artistas y los allí presentes». «Es un espacio especial, el público lo sientes cerca y la atmósfera que se crea es íntima. En mi caso, el espectáculo se tuvo que adaptar por las condiciones técnicas que tiene, pero eso hizo aún más que fuera un día único, un espacio recomendable para dejar fluir las expresiones que un artista necesita», según Emilio Ochando. «Es un espacio acogedor y cercano -comenta Guadalupe Torres-, muy idóneo para danza y, sobre todo, para flamenco dada la cercanía».

 

Bailar en la Berlanga cumple diez años en Madrid
Imagen de Clásica Tradición, de Emilio Ochando.

 

Manuela Barrero, por su parte, piensa que el objetivo desde donde se plantea este ciclo «es darnos un lugar, visibilidad y presencia, y me siento muy agradecida por ello. Además, en las dos ocasiones en las que he participado me ha parecido hermosísimo y, casi lo más interesante, el contacto directo con el público tras la representación. Ofrece un espacio de diálogo que es un auténtico regalo para hacer comprender la danza como una disciplina capaz de emocionar y provocar reflexión conjunta». Eso sí, no pierde la oportunidad de reivindicar más espacios para la danza: «La Berlanga no es un espacio para la danza propiamente, la dotación de la sala es mínima porque se ajusta a otros usos. En nuestro oficio estamos más que acostumbrados a adaptarnos, pero esto no significa que olvidemos la necesidad imperiosa de insistir en lo importante que es exigir devolver a la danza los espacios de representación y exhibición que se merece, exigir su presencia firme y continuada en las programaciones de los teatros y centros de artes escénicas». Una opinión en la misma dirección que la de Paula Quintana que, aún dando valor a «poder sacar la danza de sus espacios convencionales y acercarla a públicos no habituales, algo tan urgente como necesario», pide «hacer autocrítica sobre las condiciones a las que, a menudo, queda relegada la danza. Creo que no nos hacemos un favor como sector artístico si no reconocemos que, lamentablemente, la Berlanga es un espacio extremadamente complicado, tanto por las dimensiones como por la altura del escenario, que limitan muchísimo el movimiento y la visibilidad del público. Sería fantástico poder encontrar espacios que realcen la capacidad y calidad de los trabajos presentados permitiendo que la danza se desarrolle en condiciones óptimas».

 

XX EDICIÓN BAILAR EN LA BERLANGA

Del 2 al 6 de abril podremos disfrutar de acogerá ocho espectáculos que reflexionan sobre el crecimiento personal, viajes en los que los intérpretes desvelan los conflictos de la naturaleza humana y el desequilibrio entre individuo y sociedad, al mismo que tiempo que se reconocen imposibles el uno sin el otro. Una dualidad representada también por los contrastes entre lo instintivo y lo racional. Piezas que nos hablan de la carencia, de la importancia del suelo y de tener los pies firmes para el danzante y que experimentan entre lo oculto y lo visible a través de los cuerpos.

Obras de danza contemporánea, española y flamenca que conjugan la tradición guitarrística con palos latinos como el bolero y cantes de ida y vuelta. Pero, por encima de todo, ocho espectáculos versátiles, variados y plurales en todos los sentidos que dan fe del buen estado de forma de nuestra danza contemporánea y que demuestran que la danza española continúa siendo un lenguaje vivo y en constate evolución.

En concreto: Travesía de Elephant in the black box; El problema filosófico del cambio de Begoña Quiñones & Verónica Garzón; Pies de gallina de Ana F. Melero y Luna Sánchez; Consecuencias de la sed de Higiénico papel teatro; Terra de Cía. Gabriel Matías; Renacer y resurgir de Cía. Estela Alonso; Bajo el árbol de Lucía Vázquez y Más información al reverso, una colaboración escénica entre Richard Mascherin y Miss Beige. Programación completa y horarios.

Lucía Vázquez, por un lado, y Ana F. Melero y Luna Sánchez, por otro, nos han contestado tres cuestiones sobre su participación en esta edición:

 

¿En qué momento de vuestra trayectoria os llega esta participación en el ciclo?

Lucia Vázquez: Después de muchos años de trabajo tanto de intérprete como coreografiando en proyectos propios y de otros directores, ahora creo que estoy en una etapa más madura, donde se va asentando el conocimiento y mi sensibilidad está tomando una línea más clara. Una etapa de expansión a nivel artístico donde voy con menos miedos y me lanzo a propuestas que a priori son quizás menos populares, pero con una poética que penetra a quien se deja llevar.

Luna Sánchez: Actualmente, me encuentro en un período en el que compagino mi actividad como intérprete y mi actividad como creadora. Es la tercera obra que dirijo (dos codirecciones incluidas) y supone seguir nutriendo este camino en la introspección y reflexión sobre los conceptos que me mueven y me inspiran a crear. Esta participación llega en un momento de expansión donde estoy descubriendo poco a poco la manera en la que elijo que se desarrollen mis proyectos y sus procesos. Son las primeras incursiones en la creación y distribución, por tanto, estamos muy entusiasmadas con su acogida.

Ana F. Melero: Justo, como ha dicho Luna, estamos en un momento de desarrollo como intérpretes y como creadoras a la vez, ahora mismo no podría imaginarme ser solo una de las dos. Trabajar para otrxs creadorxs hace que me conozca más como intérprete y eso de alguna manera se ve reflejado en mi trabajo y mis intereses como creadora. La piea que presentamos es mi tercera obra en codirección, y me estoy dando cuenta que dirigir y crear de forma colaborativa se está convirtiendo en un pilar importante en mi perfil artístico. Me interesa la toma de decisiones compartidas y como afecta eso a un proceso de creación.

 

Bailar en la Berlanga cumple diez años en Madrid
Pies de gallina, de Ana F. Melero y Luna Sánchez.

 

¿Qué oportunidades ofrece mostrar el trabajo en la Sala Berlanga con el respaldo de la Fundación SGAE?

Lucia Vázquez: Es una oportunidad estupenda de presentar este nuevo trabajo en la capital. Ya presenté, en coproducción con el Centro Coreográfico Canal en Teatros del Canal, Further thoughts (pensamientos adicionales) y también ahí en la Sala Negra un extracto de About Bunny, dentro del ciclo que organiza Beta Pública. Y el ciclo Bailar en el Berlanga tiene mucha aceptación de público y se presenta una programación muy interesante.

 

Bailar en la Berlanga cumple diez años en Madrid
Bajo el árbol, de Lucía Vázquez.

 

Luna Sánchez: Este ciclo supone una gran ocasión para mostrar nuestro trabajo en Madrid, donde residimos desde hace varios años. Nos ilusiona compartir la pieza con el público, así como con la comunidad artística junto a la que nos desarrollamos y tratamos de impulsar la danza, así como con las demás compañías del mismo ciclo. Por tanto, nos alegra que la obra pueda seguir creciendo y que SGAE haya confiado en nuestro trabajo.

Ana F. Melero: No es fácil conseguir que te programen en esta ciudad, pero tampoco lo es en Andalucía (de dónde venimos las dos). Para nosotras, es un honor además compartir programación con artistas a lxs que admiramos. En general, hemos llevado nuestro trabajo sobre todo a festivales de calle y espacios no convencionales donde, en la mayoría de convocatorias, el límite de duración es de 15/20 minutos. Actualmente nos encontramos en distribución de la pieza en su versión corta para facilitar el movimiento de la misma por redes donde ya nos hemos movido anteriormente. Pero, en el caso de este ciclo podremos representar la obra en su duración completa junto a Xerach Peñate, intérprete y encargada del espacio sonoro de la pieza en directo. Los artistas y creadorxs jóvenes nos encontramos con ciertas dificultades para ser programadxs con obras de larga duración, ya que es complejo llenar una sala de teatro al completo siendo un nombre o compañía joven. De esta manera agradecemos plataformas como esta para dar visibilidad y tejer nuevas redes.

 

¿Cómo es la pieza que vais a mostrar y qué recorrido ha tenido ya y va a tener próximamente?

Lucia Vázquez: Bajo el árbol es una pieza corta muy intimista, que crea una atmósfera de recogimiento. Una propuesta sencilla pero profunda donde la música de Miguel Marín juega un papel muy importante, casi como un viento o un árbol viejo que narra algo y nos lleva a lo más profundo. El diseño de luces de Carlos López-Camps también sigue esa línea de sencillez y juego con la penumbra. Se estrenó en octubre en el FeSt de Sevilla dentro del ciclo ‘Creadoras en el epicentro’ comisariado por Manuela Nogales, después estuvimos en Logroño gracias a La Reunión en Danza y la asociación Sempiternal, y tenemos previsto el estreno de la pieza larga para este otoño.

Luna Sánchez & Ana F. Melero: Se titula Pies de Gallina, es una pieza de danza para dos intérpretes y una música en directo. Es un proyecto de investigación de movimiento que parte de los conceptos «tener la piel de gallina» y «andar con pies de plomo”, trasladando este contraste entre lo instintivo y lo racional a la creación contemporánea. El proyecto nace del interés en la figura de la mujer como individuo y su desarrollo junto a otra mujer, creando un cuerpo común en perpetuo derrumbamiento que sostiene y pide ser sostenido. Manifiesta la vulnerabilidad y la fragilidad, dejarse caer, apoyarse y sostener a la misma vez, reflexionando así sobre la importancia de la red de cuidados. Para la creación de esta obra hemos querido contar con un equipo formado al completo por mujeres de las artes escénicas: Xerach Peñate, Mariona Signes, María Pizarro, Lucía Bocanegra, María Cabeza de Vaca, Isabel Vázquez, Elena Puchol, María Claudia Quiroz Rodríguez, Ana Wedfry, Blanca Razquin… Tenemos próximas representaciones esta temporada, la siguiente tendrá lugar en el Teatro Albéitar de la Universidad de León en el mes de junio.

 

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