Juan Asego es el autor, director y uno de los intérpretes (junto a Mar Galera, Ricardo Teva y Frasco Contreras) de Animales en Apnea, la segunda entrega de la Temporada Verde, la iniciativa de Cuarta Pared de llevar la emergencia climática a escena.
Este ecodrama creado por Colectivo Trance quiere transformar la apatía en la que estamos inmersos en acción para que reflexionemos sobre el futuro que nos espera. Un grito tragipoético para transformar la apatía en acción, desde la ternura más humana. Podrá verse del 4 al 20 de diciembre.
Háblame un poco de Colectivo Trance. Cómo nace y cuál es el objetivo de tener compañía propia.
La compañía nace por la necesidad de crear y no esperar a que los proyectos lleguen sino generarlos. Es muy complicado llegar a Madrid y dedicarte a esto de primeras. Por este motivo y porque al final Elena Santos, codirectora de la compañía y yo, siempre acabábamos trabajando en los proyectos del otro, decidimos unir fuerzas, ganas y entusiasmo para arrancar con Colectivo Trance y nuestro primer montaje juntos Antología de la Rabia, una pieza, que casualmente, estrenamos en Cuarta Pared enmarcada en el Festival Esencia. Tener una compañía nos sitúa en un lugar de acción inmediata y no estar sostenidos en el tiempo a que el trabajo llegue desde fuera, sino generarlo y de este modo intentar hacernos un hueco en la escena madrileña y a nivel nacional.
¿Qué tipo de teatro os interesa?
Como compañía nos interesa todo tipo de teatro. Cerrarse a un solo tipo, para nosotrxs, sería erróneo como creativas. Poder rescatar dispositivos escénicos o distintas maneras de narrar de aquellos formatos que no nos interesan, nos sitúan en un punto de reflexión creativa y de construcción del relato. Esto nos ubica en un lugar inesperado y abiertos a que todo suceda, como en la vida. Y como en la vida ver que queremos hacer con ello. Puede que nos sintamos más interpeladas con relatos y ficciones que tienen que ver con lo social, con la memoria, con la exploración de la identidad y con el presente.
¿Cómo es trabajar con Elena Santos? ¿Cómo es capaz de intervenir ella tus propuestas a través de su mirada y de su trabajo con la luz?
Elena y yo llevamos trabajando juntos mucho tiempo, incluso antes de llegar a Madrid y formar la compañía. Esto nos coloca en un punto de confianza plena a la hora de desarrollar las propuestas. Hemos crecido juntos a nivel escénico y personal y justo esto es el mejor aval posible de cara a nuevos proyectos. Su trabajo siempre es muy concreto, la iluminación forma parte de la dramaturgia escénica y constituye de este modo, para nosotros, un personaje más. Esto ella sabe hacerlo de manera magistral y navega siempre a favor de la historia, gracias a su sensibilidad, tacto y precisión. Elena es emoción y técnica a la vez. Esto es muy importante, poder respirar la escena desde la iluminación.

Decís que queréis convertir cada pieza escénica en un acto de resistencia estética, política y emocional. ¿De qué forma se consigue eso?
Seguimos en el camino de descubrir quienes somos por medio de lo que queremos contar. Que se construya un relato paralelo de nuestra identidad con la identidad de la compañía: esto tiene que ver con lo que nos resuena como personas y como finalmente eso nos atraviesa y llega de forma escénica. Esto conecta de forma muy directa con tu pregunta, con la honestidad y el compromiso. No querer ser algo que no habita en nosotras solo por ser alguien sin olvidar que podemos ser todo lo que queremos ser y nos atrae. Creo que esto se consigue resistiendo todos los golpes y manteniéndote firme hasta donde solo tú decidas. No hay que aguantar por aguantar. El aguante tiene que ver con lo constructivo, nunca destructivo. Desde los más bellos hasta los más monstruosos.
Formas parte de esta Temporada Verde que ha puesto en marcha Cuarta Pared. Cuéntame un poco cómo ha sido este proceso desde que envías tu texto, lo seleccionan y ahora se acerca el momento del estreno.
El proceso fue muy inquietante. Después de presentarme a la convocatoria con una carta de motivación y el CV, me avisan que soy uno de los seleccionados, en este momento 15 de 115 aspirantes, para desarrollar un taller de un mes junto a profesionales del sector ciencia y el artístico-dramatúrgico. Al finalizar ese mes tuvimos que presentar un proyecto, un acercamiento a la dramaturgia deseada, que se desarrollaría durante los siguientes meses. Finalmente, de esxs 15 dramaturgxs se seleccionaron 5: Sebastián Moreno, Ruth Rubio, Txemi Pejenaute, Sandra Arpa y yo. Pasados unos meses, Cuarta Pared abre convocatoria para compañías, productoras y equipos de trabajo para poder llevar a cabo uno de los cinco textos creados en el ETC anterior, laboratorio de creación dramatúrgica, donde nace Animales en Apnea. Junto a mi compañía, Colectivo Trance y como productora y soporte artístico, Factoría Jarana, presentamos un proyecto que finalmente acaba siendo seleccionado. Es el proceso creativo más largo que he vivido hasta ahora. Empieza en noviembre de 2023 desde la soledad del dramaturgo, pero que comparte constantemente el proceso de su pieza con sus compañeros y tutor. Hasta ahora, diciembre de 2025, donde desde hace casi un año abro el proyecto a compañeros increíbles que sostiene junto a mi la idea de construir un relato en torno al medio ambiente. Esto, magia del teatro, me hace tremendamente feliz. Un grupo de personas, artistas, que se suben al barco y reman.
¿Qué te aportaron los encuentros con científicos que tuvieron lugar al comienzo del proceso? ¿Cambiaron en algo tu visión del mundo?
Me aportaron ganas de escribir. Muchas. Es muy curioso como desde el dato, las estadísticas y lo científico, en mi cabeza comenzaba a generarse el relato y las ganas de esbozar lo que nos iban contando. Para mi estas sesiones fueron disparadores creativos, muy fructíferas.
Y más que cambiar, porque no tenía una idea muy definida, me abrieron los ojos en muchas cosas que de una manera u otra ya resonaban conmigo. Sobre todo dejaron una miraba abierta al horizonte donde depositar la aceptación y la esperanza. Las ganas de poder sembrar algo y construir un relato con historias que lleguen desde lo más humano para habitar la problemática de la urgencia medioambiental.
¿Cómo ha sido la mirada de Borja Ortiz de Gondra?
Afilada, desde el buen sentido. Un sentido positivo y lleno de cuestionamientos. Este tipo de miradas son las que de una forma u otra te sitúan en la controversia viva, en las dudas y los aciertos. Y esto, personalmente, es lo que me gusta. Estos encuentros nos daban la posibilidad de diseccionar las escenas. De preguntarnos si el relato científico habitaba en el relato dramatúrgico. De la necesidad o no del conflicto. De ser creadores e investigadores a la vez, ya que me encuentro en un momento que sé muchísimo sobre los cachalotes (risas). Creo que gracias a eso hay un residuo textual impregnado de él y de mis compañerxs que a nivel creador y personal guardo con mucho cariño.
¿Qué opinión te merecen todas las iniciativas que lleva a cabo Cuarta Pared?
Son muy necesarias. Estas prácticas, desde mi punto de vista, mantienen con vida el tejido escénico artístico de Madrid. Es muy necesario y de agradecer que sucedan, ya que se convierte en un suspiro, en una apnea sostenida, para todos nosotros porque gracias a eso se crean oportunidades y una red maravillosa. Personalmente, estoy muy agradecido a estas iniciativas.
¿Y de dónde nace Animales en apnea? ¿Qué te motivó a escribir un texto así?
La obra tiene como disparador principal una noticia que leí hace mucho tiempo, antes de todo esto. La noticia hablaba de la aparición de un cachalote muerto en las costas de Almería con más de 37 kg de plástico en aparato digestivo. Plásticos de todas las formas y usos. Esa noticia se instaló en mi cabeza en algún momento y apareció cuando empecé a moldear el proyecto que quería presentar.
Siento que Lucía Carballal es responsable de sembrar en mí esta idea de hablar y crear una historia en torno al drama familiar siendo la excusa perfecta para hablar de la contaminación del plástico. Durante las sesiones en Cuarta Pared, Lucía, nos preguntó ¿Cuál es la obra que quieres escribir? Esa pregunta, aparentemente fácil de responder, no la supe contestar. Esto ya me estaba dando pistas. También nos comentó sobre la idea de la voz, de cómo el relato real tiene la capacidad instantánea de apoderarse de la atención ¿Por qué puede ser esto interesante para los demás? nos preguntó. Nos habló de un triángulo donde ubicar, en sus vértices, el peso de cada parcela creativa. En mi caso el 40% personal / 50% ficción y 10% lo colectivo, datos, temas periodísticos. ¿Cómo imaginas el espacio en 5 estadios distintos? Esto me ayudó muchísimo junto al poder del paralelismo, para afinar la historia. Fui bastante permeable en su manera de contarnos y compartir parte de sus procesos creativos. Y esto fue así porque resonaban conmigo desde la admiración, la honestidad y la calma que me generó.

La obra tiene tintes de autoficción. ¿De qué experiencias personales has partido para construirla?
De todos aquellos recuerdos que tienen que ver con lo cotidiano. Lo cotidiano tiene el poder de transformar. Con frases de mi madre, mis tías y mis yayas. De la figura y el sostener femenino. Supongo que desde ese lugar llega lo más sensible que habita en mí. De aquellos momentos en donde las pelotas hinchables de Nivea caían de las avionetas a la playa en verano. Del cine de verano de Aguadulce y el olor a jazmín. De la playa del Pocico. Del tomar el fresco. De las noches de pesca con mi padre, pescando calamar y con el zalabar junto a mi madre y mi hermano. Del cuidado que de pequeño depositaba en él, comiendo gusanitos de la bolsa verde… He tomado todas aquellas referencias vitales para dotar a los personajes de vida interna y emociones. Para hacerlos accesibles y que no resultaran personajes que no tenga nada que ver con el que mira o lee. Al tener esto e intentar jugar con la honestidad de los recuerdos, lo ficcional se convierte en algo mucho más fácil, es ir sumando capas y divertirme. Es divagar por la fábula y encontrar la controversia entre la familia y ese suceso desencadenante.
Dice Juan Ollero, la mirada externa de la obra, que en el texto hablas de tu familia, de la gente de tu pueblo, de tu realidad… en definitiva, de tus ruinas ocultas detrás de la fábula. ¿Cuáles son esas ruinas?
No sé si el texto atraviesa mi vida o es mi vida lo que atraviesa el texto. En cualquier caso, esas ruinas tienen que ver de forma directa con lo más humano. Con las relaciones que se establecen con tus seres queridos y de cómo a veces no tenemos los recursos emocionales y las palabras concretas para utilizarlas cuando más necesarias son. No sabría responder con total sinceridad cuáles son esas ruinas o sí, puede que sí. Pero esto me lo reservo para poder seguir escribiendo futuras piezas.
Creo que lo más honesto es saber que en todos habitan las ruinas de tiempo y del recuerdo. Que lo realmente justo es preguntarse, una vez más, como hace el personaje de Juan, si todo esto sucedió así. Las ruinas tienen que ver con el recuerdo y con lo difuminado del mismo. Tienen que ver más con lo que nos cuentas, a veces, que con lo que realmente habita en uno mismo. Y aceptarlas, siempre, porque esas ruinas al final nos harán libres, en mi caso, en la escritura.
¿Y qué aportado Juan Ollero a la propuesta?
Juan es un poco faro. Es ese lugar al que tenemos que mirar para no divagar mucho y perdernos. Para no abandonar aquellas primeras intuiciones que aparecen como genuinas y honestas. Juan desarrolla el roll de mirada externa y es justo esa mirada la que nos recuerda hacia donde vamos. Ese lugar que durante los encuentros escénicos que tuvimos mientras el texto se construía él supo leer y entender de una forma muy sensible y precisa. Juan supo leer y entenderme mucho más allá del texto. Fue capaz, en aquel momento de ponerle nombre a cosas que yo era capaz de vislumbrar pero no categorizar. Y esa mirada externa es la que se pretenda que continúe. Juan es capaz de crear una frase donde aún no hemos encontrado el verbo, así que le estoy muy agradecido.
¿Cuál es la puesta en escena que habéis elaborado?
Se presenta desde una localización habitada por Juan, ya que la obra comienza con su recuerdo. Sucede en el espacio donde este personaje se encuentra. Esto se habita, como en el espacio textual, desde dos planos: el real y el nuevo realismo. Entre el mar y el mar de plástico. Hemos tenido en cuenta que las dos realidades están atravesadas y conviven escénicamente desde la escenografía, el vestuario, el espacio sonoro y la iluminación.
¿Cómo habéis establecido escénicamente el trenzado de las dos realidades: la humana y la de los cachalotes?
Desde la cotidianidad. Se establece como ancla en la escena frente al nuevo realismo donde trabajamos acciones muy concretas que nos puedan servir para los dos planos y de este modo encontrar distintos nexos creativos. A través de estilizar lo cotidiano, llevándolo a un lugar más poético y no tan literal. Desde el extrañamiento, que rompe cualquier tipo de identificación y esto obliga a pensar, o desde la identificación de fugaces que busca ser interpelados. Este nuevo realismo se cuela y se instala de forma puntual en un marco común. En definitiva, trasladando todo esto a escena, desde un dispositivo que nos permitiera jugar y habitar esas dos realidades.
¿Y cómo ha sido ese trabajo corporal con los intérpretes, entre ellos tú, para encarnar a esos cachalotes en escena?
Más que llegar a un lugar corporal donde pretendamos que eso se identifique como tal, estamos jugando con aquellas partes que nos interesan textualmente, cargadas de identificación, y después escénicamente para dotarlas de extrañamiento o de estilización escénica e intentar unirlas y poder vislumbrar esa fábula que nos cuenta la obra. Se ha dado desde un imaginario común, nada sofisticado. Desde ese lugar que habita en todos para llegar de manera directa al mar, después a la vida y finalmente al mundo cachalote. La obra está llena de información sobre estos cetáceos en forma de pildoritas, para cuando una vez acabada la pieza el público sea capaz de unirlas y de este modo saber más sobre estos seres vivos y su comportamiento actual.
Decís que es una obra teatral de metamorfosis, donde aceptar lo que fuimos es el primer paso para comprender lo que somos y, desde ahí, vislumbrar el futuro. ¿Ese es el objetivo de la propuesta?
Así es, desde el espacio textual y ahora el escénico, se cuenta una historia, algo muy concreto, para entender que el daño ya está hecho y que lo único que nos queda es aceptar para continuar. Cuando uno acepta las adversidades de la vida, la vida empieza a fluir mejor. En la obra igual, aceptar, comprender que no hay vuelta atrás pero sí una oportunidad de habitar este mundo con miras hacia el futuro. Más que un cambio es intentar inyectar una pequeña reflexión. Algo que resuene con ellxs sin darse cuenta, pero que empiecen a mirar de frente su relación con el plástico y por ende su consumo.
¿Qué sientes cuando alguien te responde: “así son las cosas”?
Pues a la contra de lo que se puede esperar, a priori, siento ternura. Siento ternura porque es lo que he escuchado toda mi vida. Desde mis familiares más cercanos hasta las vecinas de mis yayas. ¿Por qué voy a enfadarme con algo así? Es cierto que hay contextos y contextos. Soy un chico de provincia, soy rural. Y entiendo que este tipo de respuestas vienen dadas cuando tus valores en la vida son otros. Cuando la vida te ha enseñado eso y no hay opción de otra cosa, cuando te has formado como persona en un entorno distinto al de ahora, cuando lo que imperaba era un hay que comer, pagar y después vivir, en ese orden, como se cuenta en la obra, porque ese orden es el que importa, ese y no otro. La pieza está inspirada en esas vivencias, donde la responsabilidad no ejercía su fuerza como la entendemos ahora. Hablo de pasado para poder entender un poco mejor lo que somos ahora. De donde venimos, vengo. Primordialmente, eran importante otras cosas y por eso así son las cosas. Así son sin dejar una posible grieta para poder ver si pueden ser de otra manera. Intento empatizar y entender la situación que envuelve a esa persona. Creo que como artista esta visión me viene mejor, porque no me posiciono e intento, en este caso concreto, entender. Habitar y entender otras formas de ver la vida. Luego ya decido si las comparto o no.
Lo único que busca la gente es sobrevivir. ¿Es lícito hacerlo de la forma que sea?
Es lícito mientras no te lleves a nadie ni nada por delante. Todos queremos esto, sobrevivir y que nos quieran por encima de todo. Hay una frase en el texto que justo me lleva a la pregunta. Hay mucha gente que no recibe amor y no por eso se convierten en malas personas. Con esto quiero pensar que no todo vale, y que las circunstancias vividas no te eximen de tu responsabilidad para con los demás. Creo que sobrevivir es estar tranquilo con uno mismo respecto al mundo que nos rodea.
¿Vuestro teatro es una forma de luchar contra esos comportamientos preestablecidos e inamovibles que nos hacen ir hacia el abismo?
Creo que nos situamos más en un lugar de intentar entenderlos. De habitar esos comportamientos establecidos y ponerlos en venta. Habrá gente que quiera comprarlos y otros regalarlos. Como nuestras piezas. Es divertido situarnos en el abismo. Situarnos en lugares donde no estamos acostumbrados a estar. Agarrarnos de la mano y entrar en trance, cruzar umbrales juntxs. De este modo ves otras formas de ser y hacer envueltos por el peligro. Es justo ahí donde nace la lucha, visibilizando la problemática. Entre el abismo y el deseo del cambio.
¿Estamos en un punto de no retorno como sociedad?
Creo que no estoy capacitado para responder esto. Me siento un poco perdido y pienso que es lo interesante. Hace días desde el CDN, se publicaba una convocatoria para dramaturgos sobre los 50 años de democracia y de cambio en España. Esto justo me hizo preguntarme: ¿Hacia dónde vamos? Quizás el futuro sea volver al mismo punto de partida. Todo tiene que ver con su proceso cíclico. No sé si estamos en ese punto o no a todos los niveles. Pero sí es cierto que estamos viviendo un auge sobre esas políticas que tienen que ver con ideales de la derecha extrema. ¿Cómo puede ser su rechazo y desconfianza a los movimientos feministas y en consecuencia, porque nacen con ellos, el movimiento LGTBIQ+? Los derechos de las minorías, el aborto, la tala masiva de árboles en Madrid, las leyes contra la violencia de género y la inmigración, la tendencia al escepticismo sobre el cambio climático o las medidas para combatir desde el medio ambiente, o su tendencia a defender el maltrato animal con la tauromaquia. Y todo lo que tiene que ver con la construcción de bulos para reforzar sus narrativas. Puede ser que sí, pero espero que no.
A nivel personal, ¿has cambiado en algo en el proceso de creación de la obra o has modificado ideas y comportamientos para aportar tu granito de arena?
Sí, es interesante cuando sucede esto porque sin darte cuenta abres fronteras hacia nuevos comportamientos más saludables a nivel ecológico. Cómo desde un lugar creativo y de diversión como es para mí mi trabajo, aparece esto. Y cómo, sin darte cuenta, empiezas a sembrar una nueva curiosidad en gente de tu alrededor que se lee la pieza, o le cuentas sobre ella, y comienzan con esos nuevos hábitos y esa mirada responsable hacia el uso responsable del plástico en todas sus formas.
Cuéntame por qué le dedicas esta obra a las yayas…
Porque son raíz, porque son las que están antes que nosotros, porque también son un poco pachamama, porque la obra habla de entender lo que fuimos para aceptar lo que somos y de esta manera vislumbrar el futuro. Y creo que anclarme un poco a esta idea es abrazar la obra y darle un sentido que transciende más allá de la lectura o el hecho escénico. Porque me apetece y porque se lo merecen. Porque fueron ellas y luego nuestras madres. Y porque de esta manera, mi regomello para con ellas, se calma un poco más.
¿No hay mayor revolución que esa ternura de la que nos hablas?
La ternura lo moviliza todo. Cuando hablamos de revolución hablamos de deseo, de cambio de paradigma, de dejar atrás algo para ir directos a algo mejor, en todos los sentidos. La ternura es paz, es lentitud, es cariño y amor. Es tacto y cuidado, melancolía y recuerdo. Es unir todo eso en el presente hacia una mirada directa al futuro, al cambio, a la revolución.