Laida, ¿cuándo empezaste en el mundo de la danza y por qué?
Empecé a bailar desde muy pequeña ballet, a los 5 años, pero con 3 ya hacía gimnasia y danza jazz. Era una niña muy inquieta, creaba coreografías, cortometrajes, espectáculos de teatro y siempre estaba bailando en todos lados. Mi ‘ama’ me inscribió a clases de danza, música, teatro, pintura, canto… porque vio que me gustaba mucho bailar y las artes en general. Me quiso ofrecer la posibilidad de descubrir para qué tenía cualidades y encontré mi vocación. Desde pequeña supe que me dedicaría a esto y nunca imaginé hacer otra cosa que no estuviera relacionada con el movimiento y el arte.
¿Qué relación tienen para ti el cuerpo y el espacio? ¿Por qué decides resaltarla en tus piezas?
La relación entre el cuerpo y el espacio es directa, los cuerpos se hallan y se mueven en un espacio determinado y los dos se afectan directamente. Cómo un cuerpo se mueve o está colocado en el espacio lo determina y es capaz de delimitarlo. El concepto del vacío también es algo que me interesa, la materia y la ausencia de ella, los espacios que un cuerpo habita y los que quedan sin habitar.
¿Qué se va a encontrar la gente en ‘In-Perspective-Espacio Abierto’?
Al ser In Perspective un espectáculo itinerante ofrece al público la posibilidad de convertirse en un espectador activo que tiene que decidir a donde mirar y hacia dónde dirigirse. Mientras caminan por el edificio se van encontrando con las diferentes escenas de danza que conforman el espectáculo, acompañadas de música en directo. Este espectáculo busca sorprender al espectador y potenciar su curiosidad, dos elementos que creo que son imprescindibles en las artes vivas.
¿Cuánto hay de coreografiado y cuánto de improvisado?
Tanto el trabajo con el espacio como las escenas de danza y el recorrido están fijados. Alguna escena tiene un juego concreto de improvisación con pautas muy claras, pero preestablecidas.
¿Cómo preparas el espectáculo? ¿Visitas previamente el espacio?
Sí, primero visito el espacio para ver qué posibilidades arquitectónicas ofrece, puesto que el espectáculo va a depender de ellas para su concepción. Asimismo, es importante que los edificios permitan un recorrido orgánico para el público. Una vez que veo claro cómo interactuar con el espacio, componemos con el equipo de bailarines (Gregory Alliot, Clarissa Costagliola, Stefano Mattiello, Maider González, Manon Jaquelin, Laura Gutiérrez y Aimar Odriozola) el material físico en el estudio que después se transforma cuando empezamos a trabajar en el lugar elegido. También se crean nuevas coreografías in situ a partir de la propia arquitectura y los elementos que la conforman (la luz, los colores, los materiales, etc.). La música se concibe de igual forma teniendo en cuenta las posibilidades sonoras del lugar y el músico Juanma Urriza realiza la composición también in situ. El espectáculo se va generando a la vista de la gente que habita este espacio y los hacemos partícipes del proceso creativo, que muchas veces suele permanecer oculto. Mi forma de ver el espacio es muy particular y siempre encuentro la singularidad de cada lugar en el que creo. Dirijo todo el proceso y tengo muy claro cómo quiero concebir cada obra, pero me gusta trabajar en equipo.
Esta performance ha estado en diferentes lugares, ¿qué tienen en común?
En primer lugar, que las personas que gestionan estos espacios no tienen miedo a programar cosas diferentes y se arriesgan a salir de las propuestas escénicas convencionales. En segundo lugar, que nos han ofrecido estos espacios con total libertad para que creemos en ellos. Esto es fundamental en mi proceso creativo, cuanta más libertad me dan más consigo que salga lo mejor de mí. Y, por último, que son espacios que ofrecen un juego arquitectónico que me inspira.
¿Qué es para ti la danza?
Para mí es muy difícil contestar a esta pregunta porque forma parte de mi día a día desde que recuerdo. Mi forma de ver el mundo es a través del movimiento, el espacio y el tiempo. En todo momento veo composiciones espaciales, coreografías y escenas. La danza ha sido el motivo por el que me fui a otro país durante 23 años, la que me ha impulsado a crecer y a adquirir una fuerte disciplina. La danza ha determinado mi vida.
Tu trabajo es bastante multidisciplinar, ¿crees que hay suficiente fusión entre disciplinas en nuestro país?
Creo que por parte de los artistas existe la necesidad y curiosidad de relacionar diferentes disciplinas. Es más, muchas veces esta hibridación sucede de forma espontánea y orgánica. Por parte de las instituciones es más complejo, todo lo que no entre en una casilla clasificada es muchas veces difícil de comprender para ellos. Mis proyectos en muchas ocasiones traspasan los límites establecidos y, por tanto, me siento muchas veces algo incomprendida puesto que yo no tengo una forma de pensamiento tan rígido.
¿De dónde nace en ti esta idea de que cualquier espacio puede ser escénico?
Cuando camino veo coreografía, todo es composición. Dos cuerpos caminan uno junto al otro en una acera, uno se para para atarse el zapato y el otro continúa, eso es ya una composición. Una persona entra en un portal y al mismo tiempo otra se asoma por la ventana de la fachada del mismo edificio, ya tienes el comienzo de una obra.
El Trastero Creativo es una asociación que nace de la necesidad de promover y reforzar la educación en danza contemporánea en Navarra. Tú eres muy autodidacta, ¿surge de la falta de referentes o escuelas en tu tierra?
Soy autodidacta en cuanto a mi relación con las artes plásticas y las visuales, en cuanto a la danza he recibido una educación muy disciplinada de muchos años y me he formado en escuelas y con pedagogos/artistas de primera línea. En Navarra quienes queríamos dedicarnos a la danza contemporánea debíamos irnos al extranjero, por eso con 20 años ingresé en una de las escuelas de mayor renombre europeo y me fui a Bruselas a vivir. Cuando decidí volver a Pamplona empecé a crear proyectos artísticos y culturales como el festival de danza, cine y nuevas tecnologías Zinetika y La Faktoria Choreographic Center, proyecto que dirijo con Marta Coronado. Este centro actualmente acoge a 31 alumnos internacionales que se están formando en danza contemporánea en dos programas: uno más dirigido a la interpretación y otro a la creación y ofrecemos también una serie de residencias para que artistas puedan llevar a cabo sus procesos de creación en condiciones óptimas. Actualmente la formación de este centro es de las más punteras del estado y lo que Marta y yo hemos querido es volver a Navarra ofreciendo la oportunidad que nosotras no tuvimos, creando el espacio de formación y creación que hubiéramos querido.
¿Crees que esto ha cambiado desde que tú te iniciaste en la profesión?
Sí, hay muchos artistas en Navarra trabajando para que la danza se valore y tenga su sitio en las programaciones culturales. Artistas que llevan años luchando para que la profesión tenga su reconocimiento. Además, la creación de un espacio como La Faktoria CC ha impulsado y reforzado el tejido de la danza contemporánea en Navarra. Varios de los estudiantes que han salido del centro se han quedado en Pamplona a vivir, creando en el territorio y aportando nuevas propuestas. La comunidad de la danza está creciendo, cada vez se programa más y, aunque las instituciones están trabajando para darle el lugar que se merece, todavía nos falta un festival de danza promovido por instituciones públicas.
¿Cuáles son tus referentes?
En danza contemporánea la escena de los años 70 en Nueva York con Steve Paxton, Trisha Brown, Lisa Nelson… con sus intervenciones no convencionales y sus obras vanguardistas. En Europa, Pina Bausch y su maravilloso universo creativo. También me fascinan los artistas Gordon Matta Clark, Francis Alÿs, Christo & Jeanne Claude, Sophie Calle, Bill Viola, Richard Serra, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Roman Signer… y una infinidad de directores de cine y músicos.
¿Qué necesidades sientes que tiene el sector?
El sector necesita apoyo en muchos aspectos, yo que vengo de otro país sé que las cosas pueden hacerse mejor. Desde ayudas bianuales, trianuales o a cinco años para asegurar afianzar proyectos que necesitan apoyo a largo plazo, como la creación del estatuto del artista en condiciones a la altura de Europa; ayudas multidisciplinares, ayudas para estructuras que permitan la subsistencia de compañías y sus equipos de trabajo, fomentar los incentivos fiscales para que el sector privado invierta más en danza… Y, sobre todo, hace falta una comunicación más directa entre gestores y artistas, entre políticos y artistas, para que todos podamos aprender de todos.
¿Cómo hacer llegar la danza a nuevos públicos?
Como directora de un centro formativo en danza y creación, pienso que hace falta que la danza se introduzca en las escuelas desde la infancia para que se cree una cercanía con ella. Como directora y programadora de un festival, busco nuevos formatos que susciten el interés y la curiosidad del público. Pero como artista, que se nos pida que creemos obras originales y de calidad, que hagamos la producción, la difusión, la venta y que también hagamos la mediación me parece demasiado. Pienso que las tareas deben repartirse y, cuanto más se profesionalice cada labor, mejores resultados obtendremos.
¿Qué te evoca Espacio Abierto?
Espacio Abierto es, como su nombre indica, un espacio con un espíritu abierto a nuevas propuestas y formas de creación, con un equipo que nos acoge con los brazos abiertos y nos brinda el espacio con total libertad. Al ser In Perspective una propuesta universal, encaja perfectamente para todos los públicos.
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