¿Qué fue lo que os hizo apostar por este texto?
Mónica Regueiro: Mi socio Carles Roca fue el primero que vio la función en su día porque fue un espectáculo que empezó a hacerse en casas de creación colectiva. La autora es Estel Solé, pero bueno, como que empezaron un poco a hacerlo en un formato chiquitito y fue creciendo, estuvo en dos espacios en Barcelona, en dos teatros comerciales con mucho éxito e incluso se llevó a Colombia, o sea, que ha tenido como mucha vida el texto. Es verdad que la versión que nosotros vimos y lo que se trabajó en su origen era de creación catalana, y desde hacía un montón estábamos esperando un poco la oportunidad de poder traerla con un elenco y con gira nacional al castellano y hacer otro montaje después de 10 años ya que va a hacer desde que se montó por primera vez y, al final, pues lo conseguimos y yo creo que eso que en las mejores manos. Así que estamos muy contentos del resultado, la verdad, felices.
Y en tu caso, Fele, cuando recibes la propuesta, ¿cuál fue la recepción por tu parte? ¿Ya tenías este texto en mente?
Fele Martínez: Bueno, lo primero es sorprendente, la verdad, fíjate yo tenía como el impulso de dirigir, pero me faltaban como las opciones o la oportunidad. Y en este caso se dio el tiempo, la oportunidad, el texto y el empujón que me dio Mónica.
Y ahora mismo, ¿hay vértigo a la hora de pensar en posibles comparaciones que se puedan hacer con el éxito que precedió a esta obra en su periplo catalán?
Fele Martínez: A ver, yo por mi parte, la verdad, vértigo ninguno, primero porque es el mismo texto, pero no es la misma función, eso por descontado. Y luego son dos opciones diferentes. Tengo muchas ganas de que lo vea Estel, eso sí. He hecho la función que yo quería hacer y estoy absolutamente maravillado y feliz con el resultado y con el reparto que tengo. No se puede pedir más.
Mónica Regueiro: Sí, yo creo que es verdad que es un montaje muy diferente al primero. Fíjate, curiosamente respetando religiosamente el texto de Estel, porque no se ha cambiado nada prácticamente. Y bueno, Estel es verdad que sí vino a una lectura que yo creo que le gustó un montón, pues de ahí a lo que ha puesto en pie Fele y a cómo es el montaje que yo creo que, en realidad, poco tiene que ver con el anterior, hay un cambio sustancial. Yo espero que le guste mucho, que seguro que sí. Sobre todo, que también le guste al público, que yo creo que también. En los previos que hemos hecho así se ha visto. Miedo a las comparaciones no y si las hay, pues bienvenidas porque serán para bien, en los dos casos. Son versiones diferentes, y creo que es maravilloso poder hacer con un mismo texto cosas distintas dependiendo del clima, de la dirección y de las opciones. Es que a mí eso me parece como magia, ¿no? Y poder verlo, es maravilloso.
En su día fue el debut como dramaturga de Estel y en tu caso, Fele, tu debut como director. ¿Cuándo te picó el gusanillo de dirigir y cuánto tiempo pasó hasta que se pudo materializar?
Fele Martínez: Pues no tengo ni idea. Bueno, a ver, de dirigir me picó y luego yo empecé a rascarme ese picor con los dos cortos que dirigí. Pero claro, me faltaba un poco el ir a probar lo que es ya la dirección. Dirigir un corto, con todo lo que conlleva, ya tiene mucha preparación a nivel personal y luego lo que menos es la preproducción, pero luego es todo como muy comprimido en un corto y, en cambio, con una función de teatro, en nuestro caso han sido 45 días de ensayo o sea que cuidado. Lo que quiero decir es que ya venía un poco rascado, pero lo que me ha pasado es que si tenía ganas de dirigir, ahora ya estoy envenenado (risas).
¿Y cómo te estás sintiendo a la hora de cambiar el rol de actor a director y salir un poco de esa zona de confort en la que ya trabajabas muy bien?
Fele Martínez: La verdad es que me encuentro a gusto porque tengo cosas que contar. Es verdad que cuando acepté el ofrecimiento de Carles y de Mónica lo primero que empecé fue a destripar el texto desde todos los puntos de vista posible. Entonces me di cuenta que tenía algo que contar y una forma de hacerlo. Espero que esto funcione y si va para delante, si se da otra vez la oportunidad, diré: “Parece ser que para esto también sirvo” (risas).
Y en algún momento, tanto tú Mónica como productora y tú como director, ¿se plantearon que entraras a formar parte del reparto?
Mónica Regueiro: A ver, yo creo que eso desde el principio Fele lo tenía muy claro, quería hacerlo era desde la dirección. Yo creo que, siendo una primera vez, era como muy complicado tener a Fele en los dos lados. Tanto en teatro como en el audivisual. Que esto lo hacen unos cuantos y es maravilloso, pero a mí me parece complicadísimo porque es verdad que Fele también es súper concienzudo trabajando, lo hace desde el detalle y con mucha exhaustividad y, claro, yo creo que las dos facetas son un poco inabarcables.
¿Cómo se configura este reparto y qué aporta cada uno de los intérpretes a este montaje?
Mónica Regueiro: Cada uno es el que tiene que ser porque es el ideal. Yo creo que es un conjunto brutal con muchas peculiaridades. Creo que, por ser quiénes son, aportan mucha profundidad a los personajes y que cada elección ha sido como muy estudiada y tiene un sentido. Me parecen los ideales.
Fele Martínez: Yo estoy fascinado con ellos. Ahora mismo no me puedo imaginar otro reparto. Es que es imposible. Se han apoderado del personaje de una manera tan bestial, por ejemplo, Mónica le aporta una autoridad al personaje; Jorge con todo lo grande que es, con todo lo expansivo que llega a ser, le da una ingenuidad maravillosa; Laura Galán le da una luz, un brillo a Clara y como una frescura y una ingenuidad de ternura; y Carmen le da una sensatez a la pieza que es bestial y un peso increíble. Cada uno tiene lo suyo.
Hablando de tu personaje Mónica, cuando vi la función me llamó la atención que siendo el que más de frente iba, me resultaba el más incómodo ¿a qué crees que se debe?
Mónica Regueiro: Es verdad que ella es la más asertiva y la más honesta. Lo que pasa es que tiene esta cosa que decimos de que pierde las formas, que yo lo odio. Es muy fría. Me gusta que me digas esto porque descubro cómo lo percibe el espectador, porque es algo como que me ronda la cabeza.
Fele Martínez: Es que a veces las verdades son jodidas de digerir. Hay un punto ahí con su personaje que ya viene con una carga muy jodida. Ya le está pasando algo, tanto físico como emocional y ella no quiere estar ahí o al menos es el primer personaje que no quiere estar ahí, porque luego hay un momento en el que ninguno quiere estar ahí. El personaje de Mónica es super asertivo, es la que habla sin tapujos, la que no quiere participar de la mentira. Creo que esa incomodidad que ella siente en ese lugar la transmite muy bien y por eso resulta tan poco empática. Creo que su personaje es el más difícil porque es el menos agradecido de cara al espectador, es el contrapunto a todo lo que sucede.
Mónica Regueiro: Sí, es como que no hay un momento de piedad (risas) y es verdad que acaba resultando antipática para el público. A mí seguramente me pasaría lo mismo. Yo es que le tengo cariño, sino qué hago (risas). Es cierto que es difícil tener un mínimo de empatía con ella. Al final, este tipo de personajes son los que te hacen crecer como actriz y era un personaje que me había llamado muchísimo la atención desde que vi por primera vez la función. Curiosamente, fue el personaje que interpretó su autora, Estel en su día. Yo lo vi interpretado por ella y dentro de que sea muy complicado defender, también es un reto y es muy bonito poder enfrentarte a un papel así.
¿Cuáles son los códigos o lenguajes que has elegido a la hora de poner en pie esta nueva vida del texto?
Fele Martínez: Bueno, a ver, yo vengo de un tipo de teatro muy concreto. Bebo mucho de las fuentes de Sexpeare, de Illana, bebo mucho del teatro de lo absurdo, del surrealismo y, en cierta manera, está todo ahí. Cuanto más leía la función más me repetía que esta pieza se basaba sobre todo en el ritmo. Me he apoyado en eso: mucho ritmo, mucho trabajo coral, mucho trabajo en equipo… Tenía muy claro que los personajes no podían desconectar unos de otros y en eso me he basado. Trabajamos todos como una piña y todos hacia delante.
Y ¿cómo se logra mantener ese ritmo en una función de estas características?
Mónica Regueiro: Al final es verdad eso que escuchamos muchas veces de que la comedia es la partitura. En esto que acaba de decir Fele, que responde mucho a los ritmos, es porque hay una parte técnica súper importante. Es verdad que, en ese sentido, hemos trabajado muchísimo. Hemos tenido, además, la ayuda de la directora de movimiento, Elena Lombao, que ha sido también una pieza fundamental en el montaje de todo el trabajo previo que hacíamos antes en los ensayos a la hora de poner en pie la función y trabajar el propio texto. Hicimos un trabajo previo súper exigente que también creo que dio sus frutos luego a la hora de poner en pie la puesta en escena. Es verdad que al final requiere mucha técnica y mucha precisión (risas), una máquina parecida a un reloj suizo que en el momento que algo se descalabra “pum, pum, pum”, parece que todo va detrás y al revés. Parece que es algo muy sencillo y está trabajadísimo y medidísimo. En ese sentido, Fele sabe muy bien cómo trabajar este tipo de comedia que además tiene mucho de corporal y que ha sido un nivel de exigencia muy alto para todos, pero creo que el resultado está ahí y él ha sabido también funcionar muy bien con cada uno y hacer que fuéramos en la misma línea que no es nada sencillo (risas).
Mónica, y como actriz de este reparto, ¿cómo dirías tú que es Fele dirigiendo?
Mónica Regueiro: Pues yo diría que es muy exigente, exhaustivo y absolutamente incansable (risas). Tiene una pila que nos puede agotar a todos antes de agotarse él (risas). Después de eso, también se ve en el resultado final. También tiene una parte, que es de agradecer mucho, y es que trabaja desde un sitio muy amable. Desde la conciencia de grupo, desde lo lúdico y el divertimento. Eso también hace las cosas más sencillas. Creo que no hay que trabajar desde el sufrimiento, que no es necesario, que se pueden conseguir resultados excelentes desde otro punto y eso Fele lo sabe hacer muy bien: formar equipo y dar ánimos cuando hay que darlos y estar un poco pendiente. Bueno, lo que hace un director, que al final, aparte de dirigir es un poco psicólogo también (risas).
Y como productora, ¿le has puesto algún límite a la hora de dirigir la obra?
Mónica Regueiro: No, no lo hago con él, ni con nadie. Lo de los límites creativos, creo que tanto Carles como yo en ese sentido, jamás lo hemos hecho. Es que si no para qué trabajas con una persona a la que llamas. En lo que pongo el prisma siempre es en el reparto y soy como muy pesada e intento tener un consenso. Jamás una imposición ni nada que se le parezca. No se me ocurriría.
Fele Martínez: Absolutamente de acuerdo con Mónica. En este casi ha sido un regalo lo que me han ofrecido. Yo he sido muy consciente de que es primera función, el texto pide lo que tiene y en este casi ha tenido lo que ha pedido.
Antes comentabas que esta pieza en Cataluña giró por domicilios particulares, como productora, ¿hubieras imaginado el éxito que después acompañó a la pieza?
Mónica Regueiro: Es verdad que uno cuando ves algo que te llega, da igual el espacio. Hay espacios que favorecen más, en este caso si lo ves de cerca, donde las miradas son tan importantes siempre gana, pero fíjate va a espacios enormes y llega igual. No sé qué hubiera pasado. Yo creo que me hubiera encantado como me pasó cuando la vi. Ahí tuvo mucho ojo también Carles Roca y el productor de Bitó que fueron los dos que la montaron en Barcelona y lo hicieron con muy buen criterio. Creo que todos los años que hemos esperado para hacerla aquí en Madrid han merecido la pena porque tiene el reparto soñado, el director soñado… Me parece que ha pasado y ha sucedido con la gente que tenía que suceder.
Teniendo un poco en cuenta la precariedad que hay en la profesión, a la hora de hacer teatro, ¿hacen el mismo teatro que les gusta ver cómo espectadores o apuestan por un producto más comercial para ir sobre seguro?
Mónica Regueiro: Yo intento apostar por proyectos que me apasionen mucho porque siempre es muy complicado. Con lo difícil que es levantar una función de teatro, un largometraje, un cortometraje…Cualquier proyecto tiene mucho proceso de preparación, de preproducción, hay muchos escollos que salvar antes de eso lo vea el público porque siempre pasan cosas, los procesos son largos… como no sea algo que te apetezca muchísimo es muy doloroso el camino. Siempre intento hacer algo que me apetezca mucho, que me apetezca contar. Cuando arranqué en su día con Producciones Off, un poco el prisma era ese, pensar en qué me gustaría ver a mí como espectadora sentada en la butaca.
Fele Martínez: En mi caso, he hecho la función que a mi me encantaría hacer, absolutamente.
¿En qué situaciones os habéis sentido como animales de compañía?
Fele Martínez: En algún evento (risas). Más que animal de compañía me he sentido animal de exhibición.
Mónica Regueiro: Hay ciertas situaciones, como compromisos sociales que son como “qué hago yo aquí en este momento”, bueno y no sólo sociales.
¿Cómo os definiis con vuestras amistades y qué relación mantenéis con la sinceridad?
Mónica Regueiro: Yendo a un tópico, creo que a veces no está mal no decir toda la verdad, sobre todo si no te la preguntan. Creo que a veces la sinceridad está sobrevalorada. No siempre la mejor opción es la verdad. Depende de las circunstancias.
Fele Martínez: Yo tengo una frase que la tengo en el disparadero de Sexpeare en ¡Qué pelo más guay! que dice: “A mí tanta frescura me constipa”. Es un poco lo que dice Mónica, yo creo que no deberíamos tender a la hiper sinceridad, aunque a veces sea imposible. Hay algo que a veces hay que ocultar más que nada para evitar no hacer daño a alguien que sabes que si le evitas eso no estás llegando a un mal mayor.