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Amar no siempre es suficiente

Olivia Sanz: “El dolor y la pérdida forman parte de la experiencia de vivir”

Olivia Sanz es la directora y dramaturga de Goodbye Stranger, una obra de Teatro Planeta que surge del deseo de teatralizar cómo las relaciones humanas, aunque terminen, nunca se acaban porque nos han cambiado interiormente.

En esta obra protagonizada por Samuel Asensio, Paula Bagán, Adriana Bencivenga y Manuel Ruiz García, a través de la comedia y el juego, se tratan temas como la pérdida, la memoria, el miedo a dejar ir y las consecuencias de un trauma.

Podrá verse por primera vez en Madrid en Nave 73, los días 15, 16 y 17 de septiembre, dentro de la VII Edición de Imparables, Muestra de Nuevos Creadores Escénicos.

 

¿Quiénes formáis parte de Teatro Planeta y qué tipo de teatro os interesa?

Formamos parte de la compañía Samuel Asensio, Paula Bagán y yo, ellos dos actores y yo directora. Todos hemos estudiado en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia. Nos interesa un teatro de contar historias y que estas traten las problemáticas de las relaciones humanas, de los miedos, las inseguridades, las creencias que hemos heredado y nos hacen daño, los lugares a los que recurrimos para ser aceptados, entre muchas otras cosas. Tendemos a contarlos de forma que lleguen más a nuestra generación por estilo, referencias, pero en temática también pueden llegar a otras y más pensando que nos interesa contarlos de la manera más cercana y emotiva posible, recurriendo a la unión mágica de artes como el cine, la música y la danza.

 

Llegáis a Madrid con Goodbye Stranger, obra escrita y dirigida por ti. ¿De dónde te nace este texto?

Este texto nace de un deseo muy fuerte de hacer una especie de homenaje a mi serie de televisión favorita, Doctor Who, y una de sus tramas, en la que el amor entre dos personajes es tan grande que pierden parte de quienes son, de sus valores, por intentar mantenerse juntos. Ahí está lo trágico del amor, ¿no? Que amar no es suficiente. Además, Doctor Who siempre te trata estos temas tan trascendentales con un tono familiar, ameno y divertido que no solo no dificulta en absoluto el tratar estos temas, sino que además los potencia.

 

¿Cuáles son los temas fundamentales que abordáis en esta obra?

Diría que abordamos las relaciones humanas como tema general, pero dentro de eso sobre todo es una historia sobre la identidad, sobre cómo las personas que te encuentras te hacen ser quién eres, incluso el propio dolor te hace ser quien eres. Parece una cosa evidente, pero en realidad es bastante complicado aceptar el dolor, la soledad y la pérdida como una parte de la experiencia de vivir, entonces nos apetecía mostrar eso.

 

Si el tema fundamental son las relaciones humanas, ¿por qué llevar la obra al espacio exterior? Un lugar con una ratio muy baja de habitantes por metro cuadrado…

Pues por un poco lo que he mencionado con Doctor Who, ¿no?, porque el espacio exterior hace todavía más evidente esta metáfora. Una historia sobre una persona que vive sola en su casa y que no ve a casi nadie es parecido a la vida diaria, pero un astronauta que vaga solo en la inmensidad del espacio exterior, planeta a planeta, solo, sin ver a ningún ser humano… Qué fácil es empatizar con eso, ¿no? Es extracotidiano, te conecta inmediatamente.

 

 

En estos tiempos que corren de polarización, de no querer escuchar, de no querer comprender… ¿vuestra obra es un canto a la posibilidad de que personas que son como agua y aceite siempre van a tener lugares en los que encontrarse?

No sé si es el tema principal, pero desde luego hablamos de que hay cosas que tenemos todos en común. Todos tenemos miedo. Todos queremos que nos quieran, que nos escuchen, que nos acepten. Tal vez no estamos de acuerdo en muchas cosas, pero la persona que tienes delante es tan persona como tú, eso es cierto.

 

¿El miedo a dejar ir es una de las emociones más complicadas con las que tenemos que lidiar como especie?

Sí, ya que creo que no se nos ha enseñado a eso. Creo que vivimos en la sociedad del estar siempre bien, siempre haciendo algo, siempre contentos, acumulando experiencias, cosas y hasta personas. Dejar ir implica pasarlo mal y aceptar que la vida es tanto reír como llorar, vivir como morir y tener como soltar. No nos gusta mucho eso.

 

¿Cómo ha sido el trabajo que has desarrollado con los intérpretes? ¿Qué premisas les has ido dando para que construyeran los personajes?

Ha sido un proceso bastante personal, la verdad, bastante libre. Nos inspiramos primero en los protagonistas de Doctor Who para ver la forma que ellos tienen de vivir las increíbles experiencias que tienen, y luego a través de improvisaciones y escribiendo los hemos terminado de encontrar. También los actores han puesto mucho de cómo son ellos, que creo que es muy bonito. Yo, por decir algo, incidí mucho en algo que descubrí que me resultó muy bello y efectivo, que fue la inocencia: son personajes que se sorprenden mucho ante lo que van sintiendo, ante lo que van aprendiendo, de forma que siempre están vivos y presentes en todo lo que pasa y van descubriendo todo al mismo tiempo que el público.

 

¿Qué relación hay entre los 4 personajes de la obra?

Es una relación un tanto singular y difícil de explicar sin dar ‘spoilers’, pero digamos que los dos personajes secundarios son quienes continúan empujando a Laimra y Omne en su búsqueda. Son los personajes misteriosos de nuestra obra, los que mantienen viva la pregunta de qué está ocurriendo realmente y aportan también mucha comicidad.

 

¿Quién es el extraño al que hay que decir adiós y que da título a la obra?

Eso también es un poco ‘spoiler’. Sí que puedo decir que el título proviene de la canción Goodbye Stranger del álbum de Supertramp Breakfast in America. La canción dice en español: “Adiós, extraño, ha estado bien. Espero que encuentres tu paraíso. Intenté ver tu punto de vista. Espero que se cumplan todos tus sueños”. En nuestra obra, como ya he dicho, es muy importante la música, así que cuando incluí esa canción en la obra me di cuenta de que no podía tener otro título.

 

¿En qué te has inspirado para construir la escenografía?

Me interesaba encontrar elementos que siguieran una estética ochentera. Me gusta mucho la música de los años ochenta y creo que iba muy bien con la temática espacial, no seré la primera ni la última que lo piense, y con el tono desenfadado y divertido de la obra. Mi profe propuso usar la bola de discoteca como planeta y al reflejar la luz podría hacer las estrellas.

Las escaleras fueron una casualidad, las encontramos en una improvisación y vimos que podían ser muchas cosas, desde una nave espacial hasta un respirador, desde un quad a un satélite. No puedes meter estos elementos como son en realidad en un teatro, desde luego una nave espacial no, así que, al aceptar este límite, ganas muchísimas más oportunidades de crear en la mente de los espectadores y de llevarlos de lleno a otro lugar. Esta idea también nos llevó a desligar otros elementos de su uso común, como un paraguas que puede ser un rifle o un oboe, que puede ser una inteligencia artificial, un catalejo o un detector de ondas. No usamos más escenografía porque el espacio vacío también nos permitía que los actores con su interpretación crearan el estado de no gravedad. El movimiento también hace la escenografía.

 

Amar no siempre es suficiente en Madrid
Olivia Sanz

¿Qué supone para vosotrxs como compañía formar parte de una muestra como Imparables?

Una oportunidad muy bonita, la verdad. Para empezar, es precioso el poder tener un coloquio con el público la primera noche y para seguir es un privilegio representar en un espacio tan chulo y comprometido como es la Nave 73, ya que promover espacios donde gente que está empezando pueda mostrar sus trabajos como las personas que ya están más establecidas me parece muy valioso.

 

¿Cómo de sencillo o de complicado es tener una compañía de teatro estable en una región que no es Madrid, Barcelona, quizá Valencia…? ¿Notáis ese centralismo de los grandes núcleos de población?

Claro, al final Madrid, también Barcelona, son los centros neurálgicos. Hay que pasar por ahí, pero no tanto como creíamos, la verdad. En Murcia, por hablar de donde venimos, también hay oportunidad de mostrar nuestros trabajos e incluso en ocasiones es más sencillo obtener ayudas al haber menos competencia, pero es difícil crecer allí llegados a un punto.

 

¿Sentís que se os dan oportunidades a lxs jóvenes creadores para poder mostrar vuestro trabajo?

Hay, pero no suficientes y en muchas ocasiones tampoco muy bien remuneradas. Además, parece que si eres joven tienes que tragar con todas estas cosas y no me resulta justo. Lo importante debería ser valorar la calidad del proyecto y que la experiencia tuviera menos peso, o incluso que se tomara como una inversión el apoyar a los jóvenes que tenemos buenos trabajos.

 

Imagino que obtener el 3º Premio en el CreaMurcia 2022 os ha ayudado en algo. ¿Son importante estos certámenes a la hora de proyectarse al mundo?

Sí, son muy importantes. Nunca sabes a qué te puede llevar un concurso o un festival, quién te puede ver o qué puede significar. A nosotros por ejemplo nos ha permitido que nos vayan a financiar una obra nueva por haber sido premiados, así que sí.

 

¿Cuál es esa obra nueva que estáis preparando?

Pues vamos a hacer una versión de El amante de Harold Pinter. Es un texto de mediados del siglo XX que aborda una relación de pareja en la que cada uno de ellos tiene un amante y son ambos conscientes y están tranquilos con ello. Ahora hay relaciones abiertas pero, por otro lado, seguimos siendo conservadores y posesivos. Los protagonistas los harán también Paula y Samu y yo llevaré la dirección y la dramaturgia. Se estrenará en Murcia por febrero o marzo.

 

Dentro de la profesión, ¿qué cosas crees que se necesitan para mejorar vuestras condiciones de trabajo?

Más apoyo por parte de las administraciones públicas y la sociedad también, que se deje de ver la cultura y el arte como un pasatiempo y se reconozca como lo que es: una parte central de nuestras vidas.

 

¿Es posible trabajar siempre desde la precariedad? ¿No resulta agotador?

Es agotador y, sobre todo, da mucho miedo. Nosotros tenemos una carrera, algunos vamos, estamos o hemos cursado un máster. Casi todos los jóvenes ahora, sea la carrera que sea, estamos en medio de la nada, pero en nuestra profesión es aún más desolador porque ni siquiera dentro de nuestra profesión a veces se valora nuestro trabajo. Mucha gente trabaja en negro, no se pagan ensayos ni mucho menos trabajo de casa. Nunca sabes si vas a trabajar o no y cuando lo haces, la mayor parte de las veces ni siquiera te llega el dinero para nada. Seguimos porque de momento tenemos muchas ganas, pero es totalmente normal que la gente llegue un punto que se harte y eso no es sentar la cabeza, como nos han hecho creer, es dejar de luchar en las condiciones injustas que tenemos.

 

¿Cómo de cercano veis que el nombre de esta Muestra defina vuestra trayectoria como compañía?

Bueno, de momento no muy cercano, pero estamos muy contentos con lo que vamos consiguiendo, quedar finalistas en el CreaMurcia, mostrar nuestro trabajo en Madrid con tres representaciones, tener un nuevo proyecto en marcha… Nos sentimos afortunados, todo esto nos da mucha fuerza.

 

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