¿Cómo llegas al libro de Emma Trilles, Todas las historias acaban hablando de amor, y que te movió a hacer una obra de teatro sobre él?
El libro de Emma llegó a mis manos como un regalo de una buena amiga. Desde que leí la primera historia tuve claro que lo que tenía entre manos era una obra de teatro en potencia.
Es la primera adaptación teatral que se hace del libro. ¿Emma ha podido ver la obra?
Lo primero que hice fue ponerme en contacto con Emma e invitarla a ver la obra que estaba dirigiendo en ese momento. Quería que viera de primera mano cómo trabajaba y que pudiera confiar en que iba a tratar con todo el respeto del mundo su obra. Tras ese primer encuentro en el que le planteé cual era mi propuesta dramática para contar sus historias todo fluyó de una manera muy sencilla. La posterior elección de las historias que íbamos a contar y la adaptación teatral fue un trabajo mano a mano entre ambos.
¿Cómo has elaborado la puesta en escena?
Siempre tuve claro que quería que el público se sintiera protagonista de la historia y para ello establecí el juego de que los espectadores adoptaran el rol del psicólogo, y por ese motivo aposté por unos actores hablando cara a cara con el público y por una escenografía sencilla que evitara barreras físicas que entorpecieran esa conexión.
¿Cómo es el trabajo que has desarrollado con los intérpretes? ¿Cuál es la metodología de trabajo que habéis usado para dar vida a los personajes?
Empezamos este camino recién saliendo de la pandemia, así que por seguridad trabajé con cada uno de ellos por separado. A mí me gusta llevar preparado el primer día de trabajo el análisis del texto y la propuesta artística que tengo para los personajes dentro del marco dramatúrgico. Y a partir de ahí, trabajar en conjunto con los actores el desarrollo de los personajes.
Tú también formas parte del elenco. ¿Cómo es ese proceso de dirigirte a ti mismo? ¿Quién te reconduce si, por alguna razón, te sales del camino marcado por dirección?
En ningún momento me planteé ser uno de los actores de la obra, creo que el proceso de dirección requiere de todas mis energías. Pero tras la salida de Alberto Valcárcel del elenco, surgió la idea de sustituirle. Solo tenía que seguir mi propio cuaderno de dirección. Es cierto que autocorregirse a veces es complicado, pero intento ser igual de estricto conmigo que con el resto del elenco jeje.
¿Cuál es el secreto de esta obra para que lleve ya dos temporadas en cartel? Y lo que queda…
Creo que los espectadores sienten al ver la obra lo mismo que me ocurrió a mí la primera vez que leí el libro, que todo lo que contamos es real, tangible y cercano. La segunda parte del libro se titula A mí también me ocurrió, y es un buen ejemplo de lo que mostramos con este trabajo.
¿Cómo ha evolucionado la obra en este tiempo?
Escuché a Israel Elejalde en una entrevista decir que empiezas a disfrutar a Hamlet a partir de la función cuarenta… bueno, guardando las distancias, creo que ahora disfrutamos plenamente de la obra y de los personajes y eso al público le llega.
¿Ir a consulta psicológica debería ser una rutina habitual para todxs aunque pensemos que no nos hace falta?
Un pequeño malestar en tu vida, en cualquier ámbito, con un vecino, con tus hijos, con tu familia, con tu pareja, con un compañero de trabajo, puede generarte una situación complicada que requiera de un profesional, de la misma forma que cuando se te estropea la lavadora o se te estropea el coche, buscas un especialista que te lo solucione.
La terapia te hace conocerte y ser más libre y ponerle nombre a las cosas. No autoengañarse y tomar mejores decisiones, además de aprender a aceptar.
¿Es más fácil abrirse con un/a psicólogo/a que con lxs amigxs?
Un amigo normalmente te da una opinión emocional desde un punto de vista subjetivo. Es verdad que un amigo puede tener más conocimiento de la situación de lo que te ocurre, pero precisamente por ese motivo está mas contaminado que un profesional que ve las cosas desde fuera sin emocionalidad y por supuesto tiene el conocimiento, las herramientas, las técnicas y los recursos para decirte como gestionar esa situación.
¿Y un coach? ¿El coaching también puede ayudarnos en nuestro día a día?
Un coach también puede ayudarte en tu día a día, pero no tiene nada que ver con un psicólogo, son temas distintos. Un coach es para temas más, vamos a decir superficiales, no entra en profundidad como un psicólogo. Estudiar psicología son cuatro años de carrera y para ser coach, a lo mejor, con un curso de tres meses ya tener el título, obviamente no es lo mismo.
Aunque quizá haya cierto prejuicio sobre el coaching y la autoayuda y esos ‘gurús’ que vienen a salvarnos la vida… ¿quizá porque hay mucha estafa en todo eso?
Hay un boom de la autoayuda y del coaching y donde hay negocio hay mucho intrusismo, como en todas las profesiones. Hay gente sin titulación y se dedica a hacer de todo. El secreto es buscar un especialista reconocido con experiencia que este colegiado y, si puedes, sobre el que tengas algún tipo de referencia.
¿Cuál es el mensaje principal de Todas las historias acaban hablando de amor?
Qué con la ayuda necesaria podemos salir del pozo mas profundo. Si la necesitas, no dudes en pedirla.
¿Cómo crees que surgen los prejuicios?
La falta de educación, información o conocimiento hace que en muchos cosos sintamos rechazo o prejuicio por aquellos temas que nos son desconocidos. La solución a priori debería ser sencilla.
¿El sexo sigue siendo un tabú?
Un tema de conversión que no compartes por igual con todos tus amigos es sin duda un tabú. Y el sexo lo es.
Es complicado encontrarse con adultos plenamente felices. ¿Crees que es un problema de expectativas, de autoconocimiento, del entorno…?
Creo que la educación que hemos recibido está jugando en nuestra contra. Cuando llegas a una edad adulta te das cuenta que el mundo en el que vivimos no juega con las reglas que nos han enseñado y comienza el conflicto. A partir de ese momento tienes que recomponerte, poner en cuarentena lo aprendido, aprender a desaprender, resurgir… No es un proceso sencillo.
¿Cuánto más vacío está el corazón más nos pesa?
La soledad es un peso demasiado grande que no nos han enseñado a gestionar. El aspecto emocional de nuestras vidas, hablar de los sentimientos, expresarlos en público, han sido síntoma durante mucho tiempo de debilidad e incluso falta de hombría. Gestionar correctamente las emociones es, sin duda, un aprendizaje pendiente.
Al final… ¿Todas las historias acaban hablando de amor?
Un día le pregunté a Emma por qué había decidido ponerle ese título a su obra y me contestó que mas del 90% de los pacientes que tiene en consulta acuden a ella por problemas emocionales: de pareja, de familia, de amigos… pero en definitiva de ‘amor’.
¿Cómo está siendo el camino de El Pasillo Verde Teatro? ¿Qué balance haces de estos primeros años de vida?
Es un camino que implica mucho trabajo y mucha dedicación, pero El Pasillo Verde Teatro fue una apuesta emocional de cuatro locos que aman esta profesión, así que le balance sólo puede ser emocionante.
¿Qué tipo de teatro seguiremos viendo en vuestro espacio?
Seguiremos apostando por un teatro que refleje lo que somos y quienes somos, un teatro que emocione al espectador, un teatro social, comprometido, que entretenga, pero que eduque y te haga reflexionar. Vamos, puro teatro.
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