La intérprete se articula dentro de un proyecto de investigación, mediación y creación más grande llamado Las bailarinas no tocan el cielo.
Este proyecto comenzó en 2022 y explora la relación entre identidad y trabajo desde la perspectiva de las bailarinas, es decir, las personas que trabajan al servicio de otros artistas dentro de marcos contemporáneos. Las bailarinas no tocan el cielo se ha ido tejiendo a partir de diálogos con más de sesenta profesionales y encuentros colectivos donde hemos trabajado alrededor de cuatro temas esenciales: poder y jerarquías en el campo de la danza, el vínculo entre amor romántico y trabajo, la danza como fe o culto y la relación entre deseo, memoria y paso del tiempo.
«Lo que pensaba que era amor no era más que una manera desesperada de salvarme. Lo que pensaba que era éxito no era más que algo destinado al fracaso. Lo que pensaba que era bailar no era más que un revolcón. Lo que pensaba que era el centro en realidad era un agujero. Lo que pensaba que era Dios en realidad era peor. Y lo que pensaba que era cansancio… sí, era cansancio».
La intérprete es una historia personal y una historia colectiva que gira alrededor de la idea de éxito y de la relación entre identidad, trabajo y amor.



