¿Bueno, un poco por empezar por el principio, cómo os conocéis o cómo surge vuestra relación?
Gemma Pina: Pues nos conocemos del Laboratorio William Layton, porque estudiamos juntas allí. Este septiembre va a ser justo 10 años que nos conocemos. Estuvimos juntas en clase desde el primer año. Luego yo dejé Madrid, y estuvimos en diferentes ciudades hasta el 2021 que es cuando yo regreso aquí. Pero desde Layton somos muy amigas y nunca hemos perdido el contacto.
¿Y cómo surge la idea de hacer esta obra?
María Petri: Pues cuando la Gemma vuelve a Madrid, como tenía que ser (risas), en 2021, pues había un grupo de nuestros amigos de Layton que estábamos un poco inactivos en el teatro, entonces dijimos oye, pues hay una obra de un compañero de dramaturgo que está por ahí en un cajón, así que vamos a ponerla en pie. Entonces, a raíz de esa obra, que se llamaba Problemas de conexión, que la estrenamos en La Escalera de Jacob y estuvimos un año con ella. Ahí Gemma estaba de ayudante de dirección y de swing, o sea, hacía todos los papeles habidos y por haber. Y a raíz de esa obra, Gerard (Clúa), el encargado de La Escalera de Jacob, nos pregunta que si tenemos otra obra…
Gemma Pina: Esto nos lo dijo en diciembre y le dijimos que por supuesto… pero no teníamos otra (risas).
María Petri: El caso es que Gemma y yo teníamos muchas ganas de hacer algo juntas y nos pusimos a ello. Nos dieron marzo como fecha de estreno y en esos tres meses montamos todo las dos.
Gemma Pina: Es verdad que teníamos como una idea más o menos estructurada, ya sabíamos de qué iba a tratar, pero todo lo demás hubo que ponerse con ello.
¿Y esa idea de partida ya era hablar de vosotras en cierta forma?
María Petri: No directamente de nosotras, pero sí cosas que tuvieran que ver con nuestras experiencias vitales y nuestro entorno, porque muchas cosas de la obra, hay algunas que hemos vivido y otras que hemos observado.
Gemma Pina: La idea era sobre todo hacer lo que a nosotras nos apeteciera hacer. Queríamos hacer comedia con trasfondo, que de las risas saliera alguna posible reflexión.
María Petri: Pero contemos la verdad también, Gemma lo que quería era cantar (risas). Y entonces hay un momento en la obra en el que cantamos.
¿Pero la obra no surge un poco de vuestra situación profesional y personal?
María Petri: Hay mucho de eso, claro, porque la premisa era que somos dos actrices jóvenes que no queríamos estar esperando a que nos llamaran, queríamos sacar adelante un proyecto nuestro, que estemos disfrutando y en el que estemos exponiendo algo que nos interesa contar.
Gemma Pina: La obra habla de la precariedad en la que vivimos inmersas y de la confusión que sentimos como mujeres acerca del papel que tenemos que jugar en esta sociedad contemporánea. Son cosas que conocemos y dominamos, porque sabemos lo que es sentirse frustrada como trabajadora porque trabajas en un bar en el que no estás a gusto y lo haces todo por querer conseguir una meta que es inalcanzable, que es conseguir vivir siendo actriz. Y encima de esto tienes todos los conflictos como mujer actualmente, de cómo te identificas como mujer actualmente en la sociedad. Entonces fue un poco ese es un poco el motor. Y eso sí que es verdad que viene de nosotras puramente de estoy hasta las narices de la situación en la que estoy viviendo y lo voy a exponer en el texto y en el teatro.
¿Y cuál es ese conflicto como mujeres jóvenes que sois? ¿Qué conflicto tenéis con vuestro papel dentro de la sociedad?
María Petri: Pues por un lado, el exponernos constantemente por ejemplo. Y es algo muy simple que contamos en la obra y que hemos vivido de primera mano al estar expuesta como mujer a clientes en una sociedad machista. Ya sea como camareras o como actrices, ojo. Contamos a todo lo que estamos sometidas por aguantar y seguir trabajando o aceptar oportunidades de trabajo dentro de un ambiente dominado por hombres y al que se expone tu cuerpo, se expone tu amabilidad, se exponen distintas partes de mí, por así decirlo.
Gemma Pina: Está la cosa inherente a cómo nos han educado como mujeres, todo eso de complacer, agradar, de cuidar… que es algo que en el ámbito laboral sin querer te sale. Y luego también para nosotras era muy importante el tema de cómo vivimos nosotras la sexualidad y qué representa para cada una la sexualidad. Porque creo que ahora mismo hay como diferentes vertientes respecto a cómo una mujer se siente respecto a la sexualidad. Y hay gente que lo ve como la manera de conseguir una vida familiar y estable y tal, y relaciona el sexo con el cariño y las emociones y los sentimientos. Y luego hay otras mujeres que lo exploran como la necesidad de explorar y de saber qué es su cuerpo y qué siente cuando están en ese proceso. En la obra nos parecía importante mostrar ese tipo de mujeres que viven la sexualidad de dos maneras distintas, porque para nosotras no está claro. Entonces, como para nosotras no está claro qué es la sexualidad realmente para una mujer a día de hoy, queríamos poner como dos ejemplos distintos para mostrar que actualmente existen muchísimas sexualidades distintas y que hay que aceptarlas y que hay que dejar que se vivan y ver qué sucede.
A lo que decías de exponeros, quizá ser actriz no es el mejor trabajo para no tener que exponerte, porque te expones desde el minuto uno.
María Petri: Totalmente, pero creo que es algo que sucede en todos los trabajos de cara al cliente, porque estás jugando todo el rato con las emociones. Pero, precisamente, el trabajo tanto de la actriz como del actor es un trabajo muy vulnerable en el que se juega con la fragilidad, con la esperanza, con la ilusión, con el amor… porque al final es algo vocacional. Hay muchos trabajos vocacionales, claro, pero esto es plenamente vocacional. Nadie se dedica al teatro porque cree que va a ganar mucho dinero ¿no?
Y claro que se trata de exponerse y queremos hacerlo, pero consideramos que la otra parte tiene que poner también de su parte. Aquel que te ve, o que te dirige o que te acompaña en el proceso tiene que hacerlo desde el cariño y el cuidado y así será más fácil que yo me exponga y pueda hacer mi trabajo de forma sana.
Gemma Pina: Para cualquier trabajo artístico hay que exponerse, eso lo tenemos claro. Y es una condición que hemos aceptado. Ahora, yo creo que hay que centrarnos un poco en de que manera nos exponemos y eso es lo que hay que reeducar un poco. Cambiar el sistema para que sea más cómodo hacer el trabajo.
María Petri: Jugamos con tanta fragilidad y tanta vulnerabilidad que o la persona que está en frente te cuida más que tú a ti misma o estamos perdidos.
¿Y vosotras como generación joven, notáis ese cambio en el ecosistema teatral?
Gemma Pina: ¡No! ¡Uy!, perdón no quería sonar tan tajante (risas).
María Petri: A ver, ese cambio se nota un poco más en la gente que viene de nuestra generación, parece que hay una mayor necesidad de cuidado. Y es verdad que hay algunos directores jóvenes que es una maravilla encontrarlos y das las gracias porque entiendes cómo debería ser este trabajo y no la dinámica de la que venimos en la que todo estaba jerarquizado y era un ambiente mucho más tóxico en general.
¿Pero no notáis que gente que lleva ya mucho tiempo en las Artes Escénicas ha evolucionado para adaptarse a estos nuevos tiempos o se siguen aferrando a la vieja forma de hacer las cosas?
Gemma Pina: Pues hay de todo. Yo me he encontrado todo tipo de gente y algunas experiencias no han sido buenas. Pero también hay gente mayor como puede ser Juan Pastor, con el que yo he tenido la suerte de trabajar, que es una maravilla. Es alguien que vive el teatro con una enorme pasión y se le tiene un respeto enorme porque su trayectoria le avala, pero es que él es el primero que respeta el trabajo de los demás, y que te daba voz para proponer. Así que trabajar con él en Tío Vania ha sido una experiencia maravillosa.
En el dossier de prensa ponéis que os habéis inspirado en series como Fleabag, Dos chicas sin blanca…
María Petri: El cartel y el vestuario está sacado de Dos chicas en blanca, literal, porque nos hacía mucha gracia.
¿Y de qué forma habéis trasladado esas referencias que habéis tomado a vuestro trabajo? ¿De qué forma o qué os ha inspirado?
Gemma Pina: Dos chicas sin blanca fue un poco el detonante de saber cuál iba a ser la propuesta, porque yo he trabajado muchos años como camarera (yo lo sigo haciendo), y es algo que tenía muy a mano. Y ese sentido del humor que es la bandera de una que habla de dos personas que están mal viviendo en profesiones que no les gustan y lo están haciendo para para poder luchar por un sueño mayor era algo con lo que ambas nos identificábamos. Y ese lenguaje satírico y el hecho de que no se cortan un pelo nos gustaba mucho y quisimos implementarlo también. Lo mismo que ocurre en Fleabag, una serie que nos flipa a las dos, que también usa ese lenguaje directo y gamberro. Y sobre todo de esa búsqueda personal que tiene la protagonista, ese viaje que hace por su vida en el que está mal, pero no sabe por qué o si lo sabe no tiene claro como salir de la espiral en la que está metida… Nos encanta la autocrítica que hace la serie y el sentido del humor y cómo se ríe de sí misma que es algo que queríamos trasladar también nosotras a nuestra obra Chamuskadas.
María Petri: Queríamos hablar de esas crisis que tenemos con el sexo, con el amor… también romper la cuarta pared de repente como para comentar algo.
Mirar a cámara como hace la protagonista de Fleabag…
Gemma Pina: Hay dos monólogos en nuestra obra en los que rompemos la cuarta pared y nos desnudamos cuando miramos al público, que es un poco lo que hace ella también.
Vosotras dos habéis escrito, interpretáis, dirigís. ¿Cómo se trabaja eso sin una mirada externa o cómo se va saliendo y entrando en los diferentes roles?
María Petri: La gente que ha venido a ver la obra nos ha comentado que hemos hecho el trabajo de 5 personas y no nos ha quedado mal del todo (risas).
Gemma Pina: Cuando desde La Escalera de Jacob nos propusieron hacer esta obra pensamos en buscar una dramaturga que nos escribiera el texto, pero al final me salió a mí como el impulso de escribir y la hice yo. Lo que pasa es que a mí me da mucho pudor, porque yo no soy dramaturga, pero al final me lancé y lo hice. Yo iba escribiendo, se lo iba pasando a María y ella me daba feedback e íbamos corrigiendo. Y a la hora de dirigir, pues yo le iba diciendo a María cómo me imaginaba el texto tal y como lo había escrito porque yo las intenciones las tenía muy claras. Y en mis partes pues ella me iba diciendo cosas de cómo veía mi interpretación e íbamos puliendo y modificando.
María Petri: También es verdad que todo el movimiento escénico transcurre en un almacén, en un espacio muy reducido, lo cual facilita las cosas.
Gemma Pina: La cosa es que sabíamos que íbamos a tener dos meses para escribir y para ensayar, entonces la premisa fue la de favorecernos el trabajo: un espacio y un tiempo, y si el espacio es pequeño, mejor, porque entonces no es necesario hacer mucho movimiento escénico, no necesitas una gran escenografía, no necesitas muchas cosas y pudimos ser minimalistas en ese sentido.
¿Y cuando vayáis a los Teatros Luchana qué vais a hacer?
María Petri: Pues lo ampliamos (risas). No, creemos que es una obra fácil de adaptar a cualquier lugar sin problema. Son dos personajes en un espacio neutro, y la obra transcurre en el momento en el que ellas están cenando y una sale de escena y a medida que hemos ido probando texto hemos ido jugando con los movimientos en función de cómo nos sentíamos a la hora de interpretar. Si cuando estoy diciendo una frase el cuerpo me pide que me levante, aunque la marca indica que tenía que estar sentada, pues me levanto y Gemma me sigue.
Gemma Pina: También es la suerte de que ambas nos conocemos mucho, de que llevamos mucho tiempo trabajando juntas, de que estudiamos juntas… y si entonces se cambia una marca no pasa nada porque nos seguimos.
Y al final habéis cantado también…
María Petri: Síiii (risas).
Gemma Pina: La obra era para que yo cantase, para cubrir deseos de actriz, porque yo canto muy mal y la gente nunca me quiere escuchar. De hecho, en karaokes me han llegado a abuchear, así que ahora por narices la gente me va a escuchar cantar (risas).
María Petri: Todo esto es cosa de Juan Vinuesa, nuestro profe, que un día le dijo a Gemma: “cantas muy mal, muy mal, pero es algo que puedes usar a tu favor” (risas).
Gemma Pina: 10 años después lo he conseguido.
¿Es fácil compatibilizar un trabajo en hostelería de 30 horas semanales con una carrera como actriz? ¿No llega un momento en el que tendrás que apostar por ti al 100%?
Gemma Pina: Yo sólo he estudiado interpretación, porque como decía Candela Peña, es lo único que sé que hacer. Sí que es verdad que en un momento dado yo dejé la hostelería y dije que no volvía más, pero es verdad que en el sitio donde estoy ahora me ofrecieron un horario muy bueno porque era trabajar de lunes a miércoles. Con eso sé que tengo un salario fijo y me va a dejar tiempo de jueves a domingo, incluso por las mañanas, para gestionarme yo la vida y poder ensayar y buscar otros trabajos de actriz. Porque aunque esté haciendo dos obras, anuncios para TikTok, animaciones, eventos, festivales… porque te van saliendo trabajo de todas las cosas y yo he hecho de todo, pero da vértigo lanzarse al vacío sin tener un sueldo fijo mensual. Sí que es verdad que tengo ganas de ponerme un límite, y decir para siempre la hostelería, pero da un poco de vértigo porque no tengo nada asegurado ahora mismo, tan sólo el trabajo que María y yo hagamos con esta obra y con otra obra que tenemos en mente.
Por lo que comentas está muy poco valorado el trabajo que hacéis. Tienes que hacer 50.000 cosas para poder ganar algo de dinero, pero que ni aún así llega a lo que ganas en hostelería.
Gemma Pina: Nuestro trabajo no está nada valorado, esa es la verdad y la triste realidad de quienes nos dedicamos a las Artes Escénicas en este país. Vivimos ahogadas sin posibilidad de ahorrar. Si no tienes esa estabilidad económica es muy complicado dedicarse a esto al 100%. Hay gente que sí lo hace, pero es una minoría, la mayor parte del tejido artístico de este país es multitarea, o trabajamos vendiendo seguros o trabajando en hostelería o trabajando en tiendas de ropa o estando en el paro. Hay quien hace trabajos más relacionado con la profesión, como dar clase o ayudantías, pero tampoco te da. Esta es nuestra realidad y es una mierda como una casa de grande. Y además, como en este país se valora tan poco y se respeta tan poco la profesión vale cualquier cosa y así pasa, que no se nos respeta, que no tenemos una red de seguridad por parte del Estado para los artistas que no trabajamos 12 meses al año. Ya ni siquiera estoy pidiendo oportunidades y que me llamen de Netflix y cobrar una millonada, no, sólo pedimos la posibilidad de tener una red de seguridad para que podamos dedicarnos a esto de ser actrices, una profesión muy digna que se encarga de ocupar los espacios de ocio del resto de ciudadanos.
María Petri: Es verdad que se nos llena la boca, más que a la profesión a la industria, que es quien decide cómo funcionan las cosas de que esta es la profesión con más belleza del mundo, que tenemos que estar orgullosos de nuestro Teatro, de los musicales de Madrid… Y es verdad, todo es muy bonito, sí, muy bonito, sí, pero tanta belleza y tanta grandiosidad se logra mediante la explotación de lxs intérpretes, y lxs dramaturgxs, de lxs escenógrafxs… y no es justo.
Gemma Pina: Lo que hay que tener claro es que un proceso artístico no sólo es el mes en el que la obra está en cartelera o la serie en televisión. Hay mucho trabajo antes de escritura, de ensayos, de lecturas, de preparación… que muchas veces ni se paga.
Y vosotras que habéis trabajado en producciones grandes, ¿dónde está la clave para poder enganchar proyectos de una determinada envergadura?
Gemma Pina: Pues no lo sé la verdad. Yo, cuando salía cada noche a actuar al Teatro Fernán Gómez sólo pensaba en disfrutar porque no sabía si esa iba a ser mi única vez en un teatro así… así que imagínate. Mi compañera de reparto me decía que este trabajo me abriría muchas más puertas, pero a día de hoy no se ha vuelto a dar. De momento he estado en el Teatro Pavón y en el Teatro Fernando Gómez, pero nadie más me ha llamado para otras cosas.
No sé, yo sí lo veo como algo importante el trabajo que habéis hecho y muy bien hecho, por cierto, tú, Gemma, en Tío Vania, y tú, María con El aroma de Roma, por ejemplo, obra con la que estuviste en el Festival de Mérida
Gemma Pina: Sí, no, a ver, sé que mi respuesta anterior ha sonado muy pesimista. Yo me sentía súper afortunada de estar haciendo el personaje de Sonia en Tío Vania de Chéjov, que creo que es de los personajes más queridos por la profesión, porque es un personaje lindísimo y lo estoy haciendo en un teatro público en Madrid con un director de teatro referente en el panorama teatral. Eso es así, y si esto me hubiese pasado justo al salir de Layton sí que hubiera pensado que tenía ya todo hecho y que me iba a abrir las puertas del cielo, pero ahora, con todo lo que llevo, ya tengo un poco más los pies en el suelo y siento que me lo tengo que seguir currando muchísimo para seguir trabajando.
María Petri: Yo voy a citar a Juan Tamariz que decía que el éxito de la tele te pille ya con 45 años, porque si te pilla de joven te vas a volver imbécil, no lo vas a valorar y te vas a creer que ya lo tienes todo hecho. Así que en eso estamos (risas). Y en mi caso, yo besé las piedras del Teatro Romano de Mérida porque me decían que las besara para poder regresar a ese escenario. En el caso de la continuidad por la que preguntabas, algo que compartimos Gemma y yo, es que tenemos muy claro que el 90 % de nuestro tiempo es para nuestra carrera y el 10 % para ganar dinero. Desde que salimos de la escuela no hemos dejado de trabajar en lo que sea, ya sea proyectos más grandes o más pequeños, hemos estado súper activas. La clave esta siempre tener un escenario en el que exponerte para que alguien a quien le intereses sepa dónde puede verte trabajar. Y otra clave está en llevarte genial con todo el mundo (risas), hay que dejar buena impresión para que se acuerden de una.
Gemma Pina: Nosotras somos fans del compañerismo (risas).
María Petri: Hay que unirse a gente talentosa, pero que sobre todo sean buena gente.
¿Y vuestra idea de futuro sigue pasando por crear juntas?
María Petri: Sí, de hecho, tenemos ya en marcha otra nueva obra basada en experiencias personales.
¿Más todavía?
María Petri: Más todavía. Es una obra que habla del abuso del poder en las Artes Escénicas.
¿Lo de Trauma Teatro también ya es como un nombre muy optimista, no?
Gemma Pina: Totalmente (risas). Como al principio decidimos hacerlo todo nosotras, pues teníamos claro que íbamos a hablar de cosas que nos fueran cercanas. ¿Y que hay más cercano que nuestros traumas? Pues de ahí nació.
Pero siempre con el humor como premisa en todas vuestras propuestas, ¿no?
Gemma Pina: Sí, eso por supuesto. A mí me flipa el humor inglés. Y el humor inglés muchas veces del drama más oscuro te hacen una comedia. Entonces, entre que a mí me gusta mucho eso y a ella le flipa la comedia en general, pues vamos a contar traumas pero con risas siempre. Va a haber momentos incómodos a lo mejor en escena, pero nuestra idea es que del trauma te rías. También nuestra nuestro leitmotiv vital, reírnos de las cosas que nos pasen para sobrevivir.
Y básicamente para crear si tenéis una vida estupenda, ¿de dónde ibais a sacar el material?
Gemma Pina: Claro, ¿qué hago yo siendo Tamara Falcó?, ¿de qué hablo?
María Petri: ¿Pero qué hay mejor que hacer de tu trauma teatro? Pues de ahí nació Trauma Teatro. Y es gracioso el nombre, ya te haces una idea de qué va la cosa cuando lo ves.
Gemma Pina: Sí, piensas: “pobrecitas” (risas). A mí, reír en la adolescencia me resultó curativo, y ahora pues también me sigue ayudando a superar muchas cosas. A nosotras también nos interesa ser el reflejo de las vidas que tienen ahora mismo muchas personas a nuestro alrededor, y por eso invitamos a la gente a que entre en nuestro bar. La idea es conseguir más herramientas a futuro para tener más capacidades.
Sí, se llama vivir. Mientras sigáis viviendo, lo tenéis.
María Petri: Igual que nadie sabe vivir al 100% nadie sabe hacer teatro bien tampoco al 100%. Hay que seguir aprendiendo cada día.
¿Pero cuál es vuestro nivel de echar chamuscadas? ¿A qué nivel estáis este mes?
María Petri: Yo he tenido época más chamuscadas, ahora estoy más o menos bien. Y en ese caso es cuando me agarro a Gemma (risas).
Porque cuando estás bien, María, hablas con ella y así te puedes meter mejor en el papel.
María Petri: Totalmente (risas).
Gemma Pina: Yo soy molino de agua, ¿sabes?, que cuando está en el agua está bien y cuando sale con el sol abrasador se quema, pero entonces vuelve al agua y vuelve a estar bien, pero vuelve a salir al sol… y así es la rueda de mi vida. Ahora mismo no me puedo quejar, he estado mucho peor, diría que un 6.
Estás en el agua ahora…
Gemma Pina: Estoy en el agua pero a punto de salir a secarme (risas).
María Petri: Yo pensaba que estarías tú ahora en 8 ó 9.
Gemma Pina: No, no, no, no, no da para tanto, pero es verdad que he tenido épocas mucho peores en mi vida y lo bueno es que ya lo voy calibrando.
Has tenido épocas peores en las que has escrito la siguiente obra…
Gemma Pina: Efectivamente. Y así sigue la rueda del molino girando.