El azar reúne en una estación de tren a Raquel y Aída, dos mujeres que huyen de la guerra. Raquel, bióloga y miembro de la Academia de Ciencias, y Aída, fotógrafa aficionada de escasa formación académica, tienen una concepción del mundo muy dispar, y las discrepancias y la desconfianza marcan el inicio de su relación. Sin embargo, unidas en su soledad, iguales ante el miedo y la incertidumbre, hermanadas en el dolor del desarraigo y en el peso de las pérdidas que conlleva el exilio, las dos mujeres van paulatinamente desgranando recuerdos, anécdotas, emociones, sueños y congojas que propician su acercamiento. Son diecisiete escenas cargadas de lirismo, y no exentas de ironía y humor, que nos sitúan en una realidad tan actual como cercana: el dolor del exilio forzado por la guerra.
Para no sucumbir, Raquel y Aída libran la misma batalla que esas Flores arrancadas a la niebla que mueren en el preciso instante de ser extirpada de la tierra donde nacieron, y en ese trance, en ese viaje tan incierto como azaroso no solo dan voz, a todos aquellos que tienen frente a ellos el mismo horizonte, sino que apelan a nuestra humanidad y a nuestra conciencia.