¿Cómo te dicen que en Madrid quieren hacer de tu libro una obra de teatro y cómo te lo tomas?
La verdad es que fue totalmente inesperado. Un día regalé mi libro a una mujer en su primer día de terapia; en su segunda sesión, me dijo que le había hablado del libro con un amigo suyo de Madrid, Ángel Ferrero. Me adelantó que era actor y director de teatro y que se había interesado por el libro. Lo había comprado, lo había leído, le había gustado mucho y estaba interesado en ver la posibilidad de llevarlo a Teatro.
Para mí fue un shock, realmente no me lo creí hasta que hablé personalmente con Ángel en Madrid, en abril de 2021. Tras esa conversación me embargó una ilusión tremenda que mantengo hasta hoy.
¿Has podido ver la obra?
Voy bastante a Madrid y te puedo decir que habré visto la obra unas quince veces. Cada vez que la veo, me emociono. Los intérpretes consiguen hacerme revivir cada momento de esas terapias que fueron tan especiales para mí por la gran dificultad que albergaban. Lo más impactante es cuando me mezclo entre el público, una vez acabada la función, los miro y los veo emocionados, los escucho y están encantados; es maravilloso.
¿Cómo te nace la idea de escribir este libro?
Desde hace muchísimos años, prácticamente a diario, publico reflexiones en redes sociales. Muchas veces me habían sugerido que escribirá un libro basado en ellas. Me atraía la idea de escribir pero durante años no supe cómo enfocarlo, no quería un libro de autoayuda al uso, no quería replicar mis reflexiones en un libro y tampoco quería hacer algo que ya estuviera hecho.
Llegó un día donde apareció la inspiración junto con una intensa necesidad personal de expresarme por vivencias personales; fue en ese momento cuando decidí escribir historias sentimentales vistas en consulta de temáticas que se repetían con mucha frecuencia. Pensé que novelarlas las haría más amenas y lograría que los lectores empatizarán más con los pacientes.
En tu libro aparecen ocho historias reales. Supongo que tendrás muchas historias más. ¿Por qué elegiste precisamente estas?
No te puedes hacer una idea de las historias que conozco. Para escribir me costó mucho escoger y decidí con el corazón, no te voy a engañar, aquellas que a mí más me llegaron, donde más sentí y más me emocioné. También tuve en cuenta aquellas temáticas que más se repetían en consulta y donde más personas se verían identificadas cuando leyeran el libro. Realmente las historias de la función se seleccionan de dos de mis libros: Todas las historias acaban hablando de amor y A mí también me ocurrió. Junto con Ángel escogimos las cinco que más adecuadas vimos para ser representadas: por temática, por intensidad, por la tipología de paciente… No nos costó mucho ponernos de acuerdo.
¿Ir a consulta psicológica debería ser una rutina habitual para todxs aunque pensemos que no nos hace falta?
Sin duda, la terapia de un modo periódico nos proporciona una mayor estabilidad emocional. Nadie nos enseña a controlar pensamientos y gestionar emociones. Todos en algún momento de nuestra vida tenemos un bloqueo, una decisión difícil de tomar, emociones negativas que no sabemos cómo liberarlas, autoengaños constantes para ver la realidad… A todos nos hace falta, en algún momento, analizar nuestra vida con objetividad y con una persona que nos guíe.
¿Es más fácil abrirse con un/a psicólogo/a que con lxs amigxs?
Yo no creo que sea más fácil, es otra forma de abrirse. Cuando hablas con un amigo muchas veces no esperas encontrar una solución al problema, no esperas marcar una estrategia para salir dónde estás, no esperas resolver un conflicto interno, no esperas que te ayuda a superar una experiencia traumática. Cuando hablas con un amigo, hablas con una persona de confianza, buscando apoyo, desahogarte y liberarte de la opresión que sientes, pero la expectativa no creo que sea la misma que cuando eliges hablar con un profesional.
Por otra parte, he de decirte que en consulta es bastante habitual escuchar la expresión “esto no lo sabe nadie”. La confidencialidad y objetividad que otorga un psicólogo, sin juzgar, nunca la podrá ofrecer una persona querida.
¿Cómo crees que surgen los prejuicios?
Los prejuicios, que son actitudes generalmente negativas, opiniones formadas llenas de tópicos, se van consolidando de generación en generación, muchísimos de ellos vienen de nuestro entorno familiar; por aprendizaje vicario, se nos van grabando determinadas cosas que escuchamos por ejemplo de nuestros padres. Otros muchos proceden de la educación recibida, de la sociedad en la que vivimos incluso de experiencias previas vividas..
¿El sexo sigue siendo un tabú en nuestra sociedad?
Yo pienso que depende de la generación y también del carácter y la educación que ha recibido cada persona. Sin duda, las nuevas generaciones son mucho más liberales, precoces, hablan abiertamente de sexo, no tienen miedo a probar que determinadas cosas, lo tienen como muy normalizado. Por otra parte, nuestra sociedad está sexualizando a la infancia y eso es un grave problema que saldrá a la luz dentro de unos años.
¿Cómo se puede superar la presión social para tomar las decisiones que realmente queremos?
Llegar a ese punto supone tener una gran madurez, una autoestima sana y una elevada seguridad en uno mismo. Se supera cuando no tenemos miedo a lo que pueda pasar porque sabemos que nuestra decisión es lo que queremos, lo que es bueno para nosotros y nada puede ser peor que no ser consecuentes con nuestras necesidades, nuestros deseos o nuestras aspiraciones.
Es complicado encontrarse con adultos plenamente felices. ¿Crees que es un problema de expectativas, de autoconocimiento, del entorno…?
Por supuesto, influye la personalidad del individuo, el contexto, sus experiencias, sus relaciones familiares, sentimentales,… pero generalizando un poco más, quizás habría que hablar de ‘paz mental’. A lo largo de estos años, yo he llegado a la conclusión de que la felicidad es tener paz mental. Cuando la alcanzas se desencadenan una serie consecuencias muy recomendables a nivel psicológico: relativizas inconscientemente, no te alertas sin motivo, te ríes más, eres capaz de vivir el momento, tienes más paciencia, analizas las cosas con más claridad, das la importancia justo las cosas, la gente cuando está contigo está muy a gusto.
La sociedad actual no está montada para tener paz mental, yo diría que todo lo contrario, hay exceso de presión, exceso de obligaciones, exceso de exigencia, necesidad de llegar a todo, necesidad de saberlo todo, necesidad de controlarlo todo… qué difícil con este panorama sentirse feliz.
En alguna entrevista tuya te he escuchado decir que ya ves a niños pequeños con poca autoestima. ¿Cómo es posible que siendo tan pequeños tengamos esa carencia? ¿A qué se debe?
La autoestima empieza a formarse a partir de los los cuatro años. en este momento nosotros no tenemos la capacidad de valorar como somos ni el valor que tenemos, por lo que vamos creando nuestro autoconcepto de lo que oímos; asumimos como verdad lo que dicen de nosotros nuestros padres, nuestra familia, nuestros profesores en el colegio y nuestros iguales, compañeros y amigos.
Independientemente la autoestima, está influenciada fundamentalmente por el carácter de la persona pero también por el momento vital por el que está pasando, por su entorno, por trato que recibe, apariencia física, éxito profesional, redes sociales…
¿Cómo se puede trabajar para mejorar esa autoestima?
La mejor forma de trabajar la autoestima es tener una buena gestión de nuestros pensamientos, tener un diálogo interior, sano. Trabajar autoestima requiere la ayuda de un profesional especializado que vaya guiando a personas que no se ven capaces de lograr cosas objetivas, de que alguien los quiera, de tener una pareja, de sentirse bien con ellos mismos, de verse bien cuando se miran a un espejo, de dejar de sentirse culpables, de no sentir frustración, de que su cabeza ‘pare’, de que no se sientan inferiores, de dejar de compararse con otros.
¿Quién cuida de la salud mental de una psicóloga? De Emma Trilles en particular.
Buena pregunta. Los psicólogos solemos tener un buen conocimiento de nuestra personalidad y sabemos qué métodos debemos seguir para gestionarnos, además continuamente damos pautas y herramientas a nuestros pacientes, con lo cual tenemos muy interiorizado el proceso a seguir. Independientemente de eso, hay veces que la vida nos desborda y en ese momento cuando nosotros no somos capaces solos, porque nos falta objetividad, porque nos falta el empuje… tenemos que recurrir a otro profesional que nos guíe. Concretamente, yo llevo trabajándome muchísimos años y creo que toda esa labor que he hecho en mí me ha permitido a fecha de hoy no recurrir a ningún colega de profesión, pero en el momento en el que lo necesite no dudaré en hacerlo.
Cuanto más vacío está el corazón… ¿más nos pesa?
Tener el corazón vacío es cómo estar muerto. Las personas cuando quieren y se sienten queridos tienen un motivo por el que vivir, por el que levantarse de la cama, por el que pelear, por el que cuidarse, por el que progresar… Uno de los motivos de más tristeza que veo consulta es el de aquellas personas que les gustaría tener al lado a alguien a quien querer y sentirse queridos, y luchan diariamente con la frustración de no poderlo conseguir.
Al final… ¿Todas las historias acaban hablando de amor?
En los once años que llevo trabajando en Consulta, he comprobado que cada historia que me cuentan, que cada historia que escucho acaba hablando de amor. Piensa en ti, ¿tu historia no acaba hablando de amor?
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