Esta obra aborda la historia de Ella. Una mujer encerrada en un psiquiátrico. Una mujer sin nombre. Allí solo son números. Este texto nace de la necesidad de dar visibilidad a la enfermedad mental desde su parte más cruda y dolorosa. Durante la historia, vemos cómo es vivir allí, cómo se siente Ella, el trato con los médicos y los efectos de las medicaciones. A su vez, Ella va recordando cómo era su vida antes de entrar allí, antes de padecer una enfermedad mental. Nos muestra el amor con su pareja, y el amor hacia su hijo. Una vida destrozada a causa de la enfermedad. La historia se desarrolla entre las paredes del hospital del cual intenta salir pero cada vez encuentra más complicado. El sufrimiento y la angustia de Ella le hace plantearse temas como la vida, la infancia, el amor y sobretodo, el suicidio. El escenario se convierte en una habitación blanca «El blanco es el color de la pureza», afirma Ella. Los pacientes, los enfermeros y los médicos, interpretados por un coro, acompañan la escena y a la protagonista hacia su cruel desenlace.
Una vida que solo puede ser salvada con la muerte. Caras inexpresivas y vidas carentes de sentido, ojos clavados en dolor, medicamentos, vómitos, angustia, recuerdos y «ese maldito reloj que siempre suena en las consultas» danzan entre sábanas blancas, camas y médicos fríos que le recuerdan que la enfermedad es una mezcla de ruido y silencio.