Andreu, un hombre de setenta y seis años, culto, socarrón y terco, está perdiendo la memoria, pero se resiste a aceptar ningún tipo de ayuda y rechaza a todos los cuidadores que su hija, Anna, intenta contratar. A medida que trata de dar sentido a sus circunstancias cambiantes, Andrés empieza a dudar de sus seres queridos, de su mente e incluso de su propia vivencia de la realidad. Josep María Mestres dirige a Josep Maria Pou en este pequeño clásico de Florian Zeller.
El dramaturgo, para formar a la figura del protagonista de la obra, se inspiró en la personalidad del actor francés, Robert Hirsch, en quien admiraba la mezcla de lo cómico (el clown) y lo trágico. Pues el género de la obra, una farsa trágica, hace posible representar paralelamente dos caras bien distintas de la problemática central. Y quien mejor que Hector Alterio, un actor de domina el terreno de la comedia y la tragedia como pocos.
El padre se centra en el tema de la vejez, el deceso lento y la demencia senil a través de la enfermedad de Alzheimer del protagonista. Sin embargo, en la obra, hay buena cantidad de comicidad.