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Bienvenidxs a la rebelión

Noelia Pérez: “¿Tenemos poder de forma individual dentro de un sistema de roles que también nos limita?”

La dramaturga y directora Noelia Pérez, fundadora de la compañía Evogía, estrena La granja, una fábula política y participativa basada en Rebelión en la granja, el conocido libro de George Orwell.

Agustín Riveiro, Melissa Skrobiszewska y Ana Veganzones son los protagonistas de esta historia en la que nos invitan a derrotar al ser humano para lograr la libertad.

Recuperamos la charla que mantuvimos Noelia cuando estrenaron la obra la temporada pasada. Ahora podrá verse en Plot Point.

 

 

 

¿Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo? ¿Es el ser humano el gran problema de todo?

Todo discurso totalitario, comienza con una terrible situación social y política y, por supuesto, una gran solución única para todo. Una gran esperanza de que todo termine y llegar a la tierra prometida de la felicidad común. Es importante el factor de un enemigo común, este enemigo suele ser el culpable de todo, es algo externo, que genera un sentimiento de comunidad a quien se suma a ese odio. Así en este caso, en la fábula, el ser humano es ese primer ingrediente: un enemigo común, el culpable de todos los males. ¿Nos suena?, ¿hemos escuchado en otros discursos que hay un gran problema proveniente de algo o alguien?

 

¿De dónde te nace escribir este texto?

Tenía muchas ganas de encontrarme teatralmente con Rebelión en la granja. Cuando estudiaba en la Facultad de Filosofía, me reencontré con la novela y pude entender muchas cosas que estaba estudiando en ese momento sobre marxismo. El lenguaje de Orwell, la inteligencia para plasmar un sistema tan complejo en una fábula era asombroso. Hacer simple lo complicado, es la mejor forma de comprender y enseñar. Es asomarse a los raíles de una teoría y mejor aún, de una realidad. Así que, escribir y poner en escena esta versión tan loca sobre la novela ha sido todo un reto impulsado por esas ganas de compartir la fascinación por lo simple, por el juego, con el que se puede comprender la realidad, la filosofía y la política. Algo que a veces parece tan enrevesado.

 

Bienvenidxs a la rebelión en Madrid
Noelia Pérez

 ¿Cuánto hay de Rebelión en la Granja?

Diría que hay mucho y poco. Todo depende de lo puristas que queramos ser. Hay mucho de su estructura, de la idea, de esa fábula que propone. Así como de esos ingredientes que se crean paso a paso en la granja en cada capítulo. Luego, como creadora he tenido que desprenderme y de intentar no ser totalmente fiel al texto base para crear con libertad y transformarlo al lenguaje teatral, concretamente interactivo. Algo que por supuesto, no podemos tener en el libro, hacerlo de carne y hueso y poder dialogar en directo con la situación y los personajes.

 

¿Cómo has elaborado la puesta en escena?

En la puesta en escena he tenido también que desprenderme de algunas cosas que como dramaturga imaginaba, por en la piel y en los ensayos ocurren cosas muy distintas y maravillosas. La puesta en escena es interactiva, así que un elenco maravilloso formado por Agustín Riveiro, Melissa Skrobiszewska y Ana Veganzones, guiarán al público por esta fábula. Se basa mucho en el ‘storytelling’, para no perder esta calidad de cuento, al fin y al cabo, son animales contando su historia. Y siempre con un toque de humor, desde la inocencia y la risa, transcurre todo este viaje. Una granja en la sala que a veces se transforma en estrado, en congreso y en un foro para sus asistentes.

 

¿Has tirado por la comedia porque con el humor todo llega mejor?

Soy una gran defensora de la comedia, creo que la risa abre canales para estar más porosos a recibir lo que venga después. Como dice Bergson, la risa está entre el arte y la vida. Es un organismo vivo, la risa te hace estar presente, y muy en consonancia con la actualidad, el ahora y ese diálogo con el arte, en este caso Orwell. La risa, es el sonido de un grupo en este caso del público, genera comunidad. La risa también es un espejo, desde la risa se puede jugar a la crítica sin señalar, es un juego, pero gracias a este juego llegamos a la sátira. Hay una reflexión acompañada de disfrute.

 

¿Qué grado de participación tendrá el público en la obra?

Cada persona puede elegir en qué grado se implica, de hecho, esto es lo más interesante u otro factor a tener en cuenta dentro de un sistema. El grado en el que cada espectador o espectadora se implique también dice mucho. Buscamos que el público se sienta cómodo participando, hay personas que se sienten más cómodas simplemente estando presente sin tener voz activa y otras participando. Esto marcará la dinámica del grupo de espectadorxs cada día y creará formas diferentes de desarrollo de la pieza.

 

¿Hay distintos finales en función de cómo vaya resultando la revolución?

No sé tanto si finales, como quizá nos ocurría en el proyecto anterior (Los prodigios) que era un videojuego teatral. En La granja, creo que es más interesante el desarrollo y si llegamos al final o no.

 

¿De verdad hay alguna manera para derrocar al sistema opresor en el que estamos inmersos?

Esa es una de las preguntas que lanzamos y que nos gustaría investigar y experimentar. Vamos a ver a qué conclusiones llegamos con el público. También hay que tener muy en cuenta las posibilidades que tenemos como individuos, qué privilegios tenemos o no para poder actuar. ¿Tenemos poder de forma individual dentro de un sistema de roles que también nos limita?

 

Bienvenidxs a la rebelión en Madrid

 ¿El poder corrompe de forma indefectible a quien lo toca?

Quiero pensar que no, y que hay que perseguir esta utopía, si no nos queda una resignación constante. Es una pregunta que para mí está muy abierta, y es un poco paradójica. Como apuntaba Platón, lo ideal sería un Rey Filósofo, por supuesto en masculino, porque aún estamos en la Grecia antigua, que siempre dirija a lxs ciudadanxs hacia la virtud, siendo justo y sabio, interviniendo solo cuando sea necesario. Pero ese rey filósofo, si realmente lo es, ¿querría meterse en política?, ¿hay que ser un poco tirano para gobernar?

 

Siempre hablamos de conseguir la libertad como un anhelo y el motor de nuestras vidas. ¿Qué es la libertad? ¿Qué es ser libre para ti?

Ser libre es ante todo tener posibilidades y capacidad de decisión, y para mí esto parte de la libertad de pensamiento. Esta libertad de pensamiento y consciencia de esa responsabilidad de ser libre, viene de la educación. Yo no puedo ser consciente de mi situación, (el lugar en el que vivo, el contexto político, social, género, etc.) si no tengo las herramientas para planteármelo y pensar qué puedo y quiero hacer con ello. Tener un pensamiento crítico, basado en un criterio propio, parte de tener el privilegio de tener una educación. Solo así puedo decidir y ser responsable de mis decisiones. Ser libre es una responsabilidad conmigo y con el resto de personas.

 

¿Cómo sería un gobierno ideal?

No tengo respuesta para esto. Creo que la base comienza en la ciudadanía. Un gobierno ideal debería ser representativo de la sociedad a la que mueve. Creo que realmente habría que comenzar por esa conciencia que tenemos como seres políticos individuales, para conocer nuestro contexto nuestra actualidad, y poder elegir o votar a ese gobierno que nos represente. Y eso, comienza por esa libertad de pensamiento y pensamiento crítico, que cada vez se coarta más eliminando horas lectivas de filosofía en las aulas, por ejemplo.

 

¿Todos los animales son iguales?

¡Claro que sí! Pero, ¿es posible?

 

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