José Luis Gómez regresa a la dirección de escena con este Arte de sermones para tiempos inciertos y, para ello, vuelve a contar con una coproducción de Teatro de La Abadía y Compañía Nacional de Teatro Clásico, tras Celestina. En el elenco, intérpretes formados en la casa para un montaje en el que la palabra y el actor son protagonistas, entendidos los predicadores como cómicos de la lengua que se atrevían con la sátira social, la denuncia moral y la crítica política. Sin olvidar el papel de las mujeres que, sin subirse al púlpito, entendieron el verbo como mística desde la época áurea hasta el siglo XX.
Vuelan palomas pone ante los espectadores del siglo XXI un Arte de sermones para tiempos inciertos: inciertos los de entonces e inciertos también los nuestros. Las secuelas de la predicación sagrada no se ciñeron a aquel periodo de luces y sombras, sino que, por desgracia, se proyectaron en otros momentos trágicos de la historia de España.
Este espectáculo es también un homenaje al poder plástico de la palabra, su capacidad ilimitada de sugerir mundos e imágenes. Así lo entendieron los predicadores, convencidos de que mediante esa fusión entre palabra e imagen lograrían tocar más hondo el corazón de sus oyentes. Y, como aliada fiel de la palabra y la imagen, la música, tan imprescindible siempre en la liturgia católica, sea en la magnificente de los grandes oficios, sea en la más recoleta y callada de cenobios y conventos.