Foto: Ana Erdozain
Partiendo de una danza im-pre-vista, componemos unas secuencias y una estructura que será la que mostremos en escena. Bailar como arder. Lo que queda después es otra cosa que tiene ya poco que ver con el principio.
Os invitaría al descanso, primero.
A que dejéis de sostener quizá. “No os conozco”, les diré, y sin embargo os voy a hablar como si respirásemos el mismo desierto. “¡Que surja!”, les diré, y fallaremos una y otra vez, Stromboli en medio del Tirreno. Y sobre todo, luego borrad, arrasad. Y dejad que arda.