Lucca es una pequeña ciudad de la Toscana, en el próspero norte de Italia. Allí hay una prisión. Y en la prisión cumple condena un músico llamado Chet Baker. No ha matado a nadie, pero las garras de la heroína se clavaron en casi todos los grandes del jazz, y Chet Baker fue muy grande. A la altura de Charlie Parker, Miles Davis, Charles Mingus o Dizzie Gillespie… pero blanco e irresistiblemente apuesto.
Cada jueves sus carceleros le permiten tocar una trompeta prestada, son notas que conmueven al pueblo porque escapan a través de los barrotes de su celda. Hay una mujer en el callejón tras la cárcel. Ama a Chet y a su música. Y hay un hombre, un perfume, un atraco a una gasolinera que sale mal… Y la redención del jazz. Siempre el jazz…