Informe para una academia de Franz Kafka, ironiza sobre la evolución: el mono pasa de la libertad absoluta a la desdicha plena en su esfuerzo por cambiar su yugo.
Con un sarcasmo adecuado a un auditorio científico, y poblado de ricas alusiones críticas al mundo civilizado, la obra pretende culminar con la referencia a los únicos momentos felices, y a la vez amargos, de sus días.
En este nuevo enfoque dramaturgo, actor y director se han centrado en varias líneas de trabajo sobre un texto que tiene infinidad de lecturas. La que nos plantean, ahonda en el anhelo del ser humano por alcanzar la libertad a través de la continua necesidad de avanzar, crecer y evolucionar.
Un arma de doble filo, ya que si bien el éxito y el reconocimiento pueden alcanzarse, tienen un límite de tiempo y de espacio, y se doblega fácilmente ante el fracaso cuando uno no consigue esa superación o son otros los que no conceden ese reconocimiento.
Peter vive y vivirá con el anhelo de libertad que cualquier otro individuo desea. Como un Segismundo o una rata de laboratorio, se encuentra siempre entre cuatro paredes, esas que, sin embargo, tienen cabida para todos los espectadores que se quieran dejar llevar por una obra única y necesaria.