No: ni yo me he confundido de mes ni Revista Godot está publicando un artículo desactualizado. Es abril, lectora, lector, y es ahora cuando hay que demostrar que los 300 años, ¡trescientos! que, según Naciones Unidas, se tardarán en alcanzar la igualdad de género, pueden ser muchos menos si cada uno desde su lugar toma conciencia y ejecuta en consecuencia.

Es ahora cuando los directores artísticos de los teatros públicos, al cerrar la programación que van a presentar dentro de unos tres meses, pueden hacer algunas cuentas y comparar a cuántas mujeres han programado, en qué sala, a qué hora y durante cuánto tiempo. Pueden pensar si es producción propia o coproducción. Pueden comparar su presupuesto con el de otros compañeros masculinos. Pueden pensar si están ofreciendo oportunidades aisladas o dando soporte a carreras.

Es ahora cuando los críticos pueden revisar lo que llevan publicado esta temporada, y cuestionarse si hay algún sesgo en cómo valoran la producción de los creadores según sean hombres o mujeres. Si creen que hay temas de primera o de segunda en función del cuerpo que los viva. Si otorgan igual dimensión y trayectoria en sus escritos a mujeres y hombres. Si el hecho de que la creadora sea una mujer está más presente en su recepción que el hecho de que el creador sea un hombre.

Es ahora cuando los productores privados pueden revisar su catálogo y plantearse si no están en el ciclo perverso por el cual la falta de prestigio conduce a la falta de confianza para apostar recursos, y la falta de confianza para apostar recursos conduce a la falta de prestigio. Nadie quiere perder dinero, por supuesto, pero ¿no resulta extraño que a nadie le dé miedo perder dinero invirtiendo en un hombre?

Es ahora cuando en las mesas redondas, paneles de discusión, coloquios online y offline, jornadas de todo tipo… los organizadores pueden pararse un minuto cuando tengan el elenco definitivo para pensar si hay alguna mujer experta en ese campo. Un minuto solo, para contemplar su propia red de contactos y su propia forma de pensar. Tan solo uno.

Es ahora cuando las mujeres podemos hablar de lo que nos dé la gana, por favor, y claro que del parto, la menopausia y la violación tenemos que hablar, pero también de política, de moda o de racismo. De lo que una buenamente quiera o pueda. Que me dejen hablar de lo que quiera para no tener que estar hablando siempre de que no me dejan hablar porque soy una mujer.

Es ahora, en abril, y no en marzo, cuando hay que celebrar la igualdad entre mujeres y hombres.

 

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