El Teatro de la Zarzuela recupera 270 años después de su última representación en 1753 la zarzuela barroca Donde hay violencia, no hay culpa, con música de José de Nebra y libreto de Nicolás González Martínez, y lo hará bajo el título de La violación de Lucrecia, en un guiño al poema épico de Shakespeare The rape of Lucrece, y a la ópera homónima de Britten.
En esta nueva producción el punto de partida es la versión del libreto escrita por Rosa Montero -recientemente galardonada con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes-, mientras que en las partes cantadas se mantienen los versos originales que González Martínez escribió para Nebra en 1744.
La dirección de escena y el vestuario de esta recuperación son de Rafael R. Villalobos, que se presenta por primera vez en este escenario; y la edición y la dirección musical -desde el clave- son de Alberto Miguélez Rouco, que también dirige su Ensemble Los Elementos y debuta asimismo en el foso de La Zarzuela como director. La producción, que cuenta con la escenografía de Emanuele Sinisi y la iluminación de Felipe Ramos, goza de un reparto especialmente escogido para abordar con absoluta solvencia y brío este tipo de partitura, y para afrontar la sobrecogedora puesta en escena de la leyenda de Lucrecia. Lo componen cuatro cantantes: María Hinojosa Montenegro (Lucrecia), Carol García (Colatino), Marina Monzó (Tulia) y Judit Subirana (Laureta); y dos actores: Manuela Velasco (Espíritu de la leyenda de Lucrecia) y Borja Luna (Sexto).
Rafael R. Villalobos, nos recuerda que, además de proporcionarnos el placer de descubrir y redescubrir a Nebra, el proyecto tiene otros puntos interesantes y absolutamente actuales, como puede ser el «entender el espíritu revolucionario que los autores de entonces (siglo XVIII) tenían respecto a los derechos de las mujeres». El director de escena y figurinista afirma que La violación de Lucrecia nos permite asimismo «reflexionar acerca de muchos temas, que van desde la violencia machista a la violencia institucional».
La historia narra las circunstancias y consecuencias de la violación de la virtuosa mujer romana Lucrecia, el mito fundacional de la República Romana, tal como lo transmitió Livio. Estos días el público asistirá en el Teatro de la Zarzuela a una relectura de esta leyenda del siglo primero antes de la era cristiana. Ahora, al igual que hace tres siglos en Madrid o hace veinticinco siglos en Roma -dentro de una especie de espiral de la Historia-, los hechos nos obligan a oír y ver estos acontecimientos para reflexionar sobre la libertad, la conciencia de culpa, la degradación, el poder, la destrucción, el honor o la venganza; todo esto ante el hecho de una violación y de sus consecuencias trágicas para el ser humano.