Fotos: Erica M. Santos
Álvaro y Adrián nunca fueron demasiado masculinos. Su gusto por el arte, los colores pastel y los programas del corazón, no ayudaron demasiado a que su virilidad aflorase en ellos de una forma rotunda y contundente.
La que tampoco ayudó mucho es su pluma, esas que les acompaña desde la adolescencia y que todavía hoy se lo sigue poniendo muy difícil a la hora de conocer a cualquier mujer. Y es que, por increíble que parezca, a Álvaro y a Adrián les gustan las mujeres. Pero no será hasta su salida de un local de Usera cuando ambos descubran cómo son observados por el resto del mundo.
Un mundo que no entiende cómo dos hombres heterosexuales pueden ser cariñosos, referirse entre ellos en femenino y llevar las uñas pintadas. Un mundo al que ambos deberán enfrentarse mientras reflexionan sobre su pasado, su masculinidad y sobre los últimos acontecimientos vividos en los platós de Mediaset.