Eres actor, dramaturgo, director y productor. ¿Cómo eres en cada faceta? ¿En qué dirías que eres diferente en cada rol y qué prevalece siempre en todos los casos.
Cada una de las facetas se fueron sumando de manera natural y por diferentes circunstancias. Me siento, ante todo, un hombre de teatro; aunque principalmente me defino como actor y es la faceta que me inspira y motoriza todo el resto. Reconozco que escribir me apasiona y me lleva a un universo imaginario muy grande. Como director creo saber lo que quiero y lo que no quiero, pero sigo reflexionando cómo lograr transmitirlo y cuidar a las actrices y actores, me gusta generar equipo, compañía.
Como productor tengo una gran capacidad pero no es una pasión, se me da bien y lo aprovecho para sacar adelante mis proyectos.
Desde Doble Sentido Producciones, habéis sacado adelante más de una de decena de montajes en más o menos 15 años. ¿Es un proyecto por necesidad para dar salida a ideas y creaciones o es una iniciativa que surge como parte de una manera de entender el teatro y hacer teatro?
Ambas cosas. Surgió como necesidad para dar salida a mis obras pero siempre con una manera de entender el teatro. No produzco nada donde no esté implicado en alguna faceta artística. He tenido muchas ofertas para producir para otros y no he aceptado. Me gusta pensar una producción como aquella obra en la que me gustaría sentarme como espectador a mirar y conmoverme. Cada vez pienso más en el universo total de una pieza y eso se nota en la producción.
En 2009 estrenasteis tu obra Pieza Inconclusa Para Sofá y Dos Cuerpos (2009) en La Usina, vuestro segundo montaje y, sin duda, uno de los que más alegrías os ha dado. Lo recuperasteis en 2014 y ahora llega al teatro Lara convertida en Sofá y dos cuerpos. Tras tantos años, supongo que ni tú ni el texto es el mismo.
Citando a Pablo Neruda: “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…”
¿Podría seguir cambiando si la llevará a escena el Mariano Rochman de 2030?
Creo que no hará falta llegar al 2030, ya el año próximo seguramente cierta mirada será otra. La obra ha ido evolucionando con los años, aparecieron nuevas escenas y fue puliéndose y sofisticando el tema, las situaciones y los personajes. La reflexión y la parte inconclusa o abierta de la obra es lo que sigue ahí.
¿Narrar cómo es una relación de pareja resulta siempre inabarcable por todos los sentimientos y momentos que conlleva?
Seguramente, aunque relaciones hay tantas como personas. Elegí contar la de dos buenas personas, sin grandes traumas, que por incomunicación, puntos de vistas diferentes y por cierta falta en el cuidado de la relación viajan del apogeo a la decadencia del amor… Lo que me interesa es que a pesar de ellos, hay un sentimiento fuerte que sobrevive y que en ellos estará la decisión de qué hacer con ese sentimiento, si alimentarlo y darle una segunda oportunidad o simplemente dejarlo morir. Uno no elige de quién se enamora. Uno ama a pesar de uno.
En este caso, asistimos a un recorrido desde el inicio del romance hasta la cruda ruptura. ¿Dar los dos puntos de vista conllevará que el espectador se sitúe al lado de uno o de otro personaje?
La obra está planteada en tres momentos muy diferentes: uno presente, que es un reencuentro después de un año y medio de la ruptura; otro que son los diferentes momentos elegidos cronológicamente en la historia de amor de Bea y Diego; y un tercero formado por ciertas respuestas que podrían ser situadas como entrevistas que les hicieron en diferentes etapas de la relación o charlas con un terapeuta o un simple confesionario.
Una de las cosas que hace que esta obra guste es que atraviesa la cuarta pared, que genera una gran empatía con los personajes y todos nos podemos sentir representados en ellos, todos somos Bea y Diego.
Cuide y defendí siempre el equilibrio en la responsabilidad de los aciertos y errores que comenten ambos personajes, con lo cual no hay culpables, hay encuentros y desencuentros.
Es una obra en la que su tono se va adaptando al instante que está viviendo la relación. ¿Qué momentos van a marcar la historia y esos cambios?
Pienso que esos momentos están marcados como delgadas líneas rojas que se cruzan sin advertirlo, pero sin poder dar marcha atrás; ojo tanto en lo bueno como en lo malo de la relación.
Hay dos momentos clave en la obra; un es cuando ambos se dan cuenta que están en la misma sintonía, que coinciden y que son correspondidos. El otro es cuando se dan cuenta que van barranca abajo y que la relación está tan contaminada que no tiene solución posible.
¿Diego y Bea, o lo que es lo mismo Xoel Fernández y Elena Rey, que evolución sufren durante el trascurso de esta relación?
Diría que un viaje sin escala del amor al desamor o del encantamiento al desencanto. Cuando se acaba la etapa del enamoramiento viene la construcción del amor y ahí es donde ellos fallan y la incomunicación hace estragos en la relación. Acaban haciéndose la siguiente pregunta: ¿Cómo pude tener tanta intimidad contigo?
En esta historia de amor y pérdida del mismo, ¿uno pierde o gana más que el otro?
Ambos comienzan igual de triunfadores y acaban igual de perjudicados. Lo Interesante es qué pasa en ese tercer tiempo que marca claramente el comienzo y final de la obra.
La puesta en escena gira en torno a un sofá. ¿Qué representa este elemento y qué juego te daba para contar esta historia?
Es el tercer personaje. La idea es contar todo con un sofá, que se transforme en los diferentes espacios y uno deje de ver un sofá y vea otras muchas cosas o lugares. Pensé en crear una convención, en la esencia del teatro, por eso además eliminamos lo que sucede en entrecajas y los interpretes tienen un lugar determinado fuera del espacio escénico. En un lugar son Elena y Xoel y en el otro son Bea y Diego.
¿La música creada por Ale Martí qué aporta al conjunto?
La música creada especialmente para esta obra por Ale Martí es un gran hallazgo. Va acompañando, sugiriendo el viaje de los personajes. Ale es un gran músico que puso su sensibilidad al servicio de la obra.
¿De dónde surge la necesidad como dramaturgo de meter el bisturí en las relaciones de pareja?
A mi las relaciones humanas son las que me interesan. Y las parejas tienen un universo enorme para indagar. Es un ámbito donde se puede ver lo mejor y lo peor de cada uno. Las virtudes y las miserias.
¿Cómo hace uno para ponerse en el lugar de la persona del género contrario al tuyo? En este caso, ¿te resultó más difícil dar forma al personaje de Bea y cómo vive la relación?
La verdad que no me resultó difícil ponerme en el lugar de Bea, hay mucho de Bea en mí también. Y sinceramente el universo femenino me interesa mucho, es mucho más laberíntico que el masculino. De hecho tengo una obra sin acabar con cuatro mujeres como protagonistas.
Con Xoel y Elena, ¿cómo ha sido el proceso teniendo en cuenta que es una historia en la que estás tan implicado como autor y actor, ya que también la protagonizaste hace unos años?
Con Elena y Xoel de alguna manera nos elegimos. Ya habíamos trabajado juntos en Noches de hotel, así que nos conocíamos cómo trabajamos y somos amigos. Esta obra requiere mucha química entre los interpretes y con ellos eso estaba dado desde el minuto cero. El proceso fue largo, yo soy amigo de ensayar mucho y aquí comenzamos sin fecha de estreno, casi jugando, y si bien al haberla dirigido en dos ocasiones anteriores hay momentos que tengo muy claro como funcionan, lo cierto es que son dos personas distintas que ofrecen otras cosas, de hecho se sumaron dos escenas nuevas y hay música en directo, algo que no pasaba antes.
¿Volveremos a ver en Madrid en breve otras obras tuyas de largo recorrido como Crónico o Noches de Hotel?
Noches de Hotel acabó en noviembre de 2021 y Crónico estamos de gira y hace 15 días hicimos un bolo en Sanchinarro. A mi me encantaría volver a Madrid después de su gira. Pero… ¿quién sabe? Una obra son muchos componentes y no siempre encajan para ese regreso. Ojalá se de.
¿Qué temas se encuentran ahora mismo en tu radar creativo que te piden sentarte a escribir?
Ya estoy pensando un nuevo proyecto para 2023 donde actúe. Tengo una obra que comencé y aparqué que tiene que ver con la identidad, con las raíces, tal vez eso sea lo que continúe escribiendo… o la obra para cuatro mujeres. Veremos.
El mundo del teatro, el artístico en general, a veces no tiene mucha memoria. ¿Sientes que por mucha trayectoria que uno tenga, cada proyecto es empezar un poco de cero? ¿Qué la lucha por conseguir tener una carrera que obtenga relevancia siempre va a estar?
El teatro es incluso menos memorioso que el cine o la música. Es difícil calar hondo con una obra y que quede en la memoria de la gente. Además, la trayectoria es algo que no siempre viene de la mano de la trascendencia. Yo creo que tengo un buen recorrido pero no siento que se sepa tanto de mi. Hay obras que hice que pasaron sin pena ni gloria y otras que funcionaron muy bien como Las Hermanas Rivas, Noches de Hotel o Sed de Alejandro Butrón dirigida por Cesar Barló, por poner algún ejemplo. El problema es lo difícil que es llegar a que te den visibilidad en lugares importantes, a que te den oportunidades. Yo siento que tengo un universo, cierto nivel y compromiso con lo que hago y confío que mi trabajo vaya hablando por sí solo montaje tras montaje y que llegará ese momento deseado en el que me llamen del CDN o del Español y una de mis obras, aunque de una manera efímera, tenga una mayor proyección y más facilidades a la hora de ponerla en pie. De todas maneras soy constante, tenaz y disciplinado. No sé cuantos pueden decir que producen una obra al año y que se defienden actuando, dirigiendo o escribiendo. Bueno al menos eso creo yo. Si yo no creo en mi, ¿quién lo hará?
