Eurídice ha muerto y se encuentra en el infierno cuando recibe la noticia de que su pareja, Orfeo, la ha venido a buscar para llevársela de nuevo al mundo de los vivos.
Es en ese momento cuando se planteará su relación de pareja e, incluso, la suya consigo misma. Se trata de una crítica a las relaciones humanas y, a su vez, una oda al amor propio y a la libertad.
Eurídice reflexiona sobre la religión y la falta de libertades que esta otorga al ser humano desde el principio de los tiempos. Culpa al deber moral y lo cuestiona. En este caso, el Hades o infierno, será mostrado en forma de discoteca en la que Eurídice solo puede hacer una cosa: bailar.