«Es un espectáculo que ayuda a entender cómo nos manipulan»
Cristina Medina regresa en noviembre al Teatro del Barrio, del 9 al 13 de noviembre, con Lunátika, un espectáculo de humor absurdo protagonizado por ella y escrito a cuatro manos con Remedios Crespo.
En la era del postureo, de las fake news y de querer ser alguien Cristina alza la voz en este unipersonal por los ‘Supernadies’, personas que en palabras de Remedios Crespo son «capaces de salvarse a sí mismos». Para acercanos a la pieza, charlamos con Cristina Medina que nos previene de cómo nos controlan la mente y nos esboza algunos ‘tips’ para liberarte de esta manipulación. Si quieres convertirte en un auténtico ‘supernadie’ tendrás que acercarte al Teatro del Barrio.
Lunátika, de Cristina Medina
Por Ka Penichet
Eres una actriz con gran reconocimiento por parte del público, pero si tuvieras que presentarte, ¿qué podrías contar sobre ti que la gente no conociera?
Hay muchísimas cosas que la gente no sabe de mí. Además de ser actriz, también he sido creadora y productora de todas mis piezas, desde que empecé mi primera SL teatral, que la monté con 20 años aproximadamente. En fin, soy actriz, productora, dramaturga, directora, te limpio el escenario, te plancho una corbata, te frío un huevo, hago distribución con mi propia compañía…vhe hecho de todo. ¡Ah! Y últimamente me ha dado por la música y estoy tocando el piano y aprendiendo a cantar. Soy una persona muy inquieta (risas).
Y esa inquietud te hizo comenzar muy pronto a buscarte la vida por tu cuenta…
Yo levanté mi primera productora en 1990. Luego me fui a estudiar a Londres, volví y estuve trabajando para diferentes compañías de teatro como Atalaya, TNT o Centro Andaluz de teatro. En 1997, monté mi primera productora potente, Pez en raya, junto a Joan Estrader con el que levantamos 13 espectáculos en 18 años, aproximadamente, en los que dimos la vuelta al mundo como Willy Fog. Hemos estado en festivales internacionales como el de Shangai, en Nueva York, Inglaterra… Pez en Raya estuvo funcionando hasta 2014 que monté LaMedinaEs Company con la que llevo ya 4 producciones.
Y ahora llegas a Teatro del Barrio con la última de esas producciones en la que abordas, en clave de humor, técnicas para evitar que te manipulen, ¿es la gente consciente de que esto sucede?
Lunátika es una obra que ayuda a tomar conciencia de hasta qué punto nos manipulan la mente los medios de comunicación, las formas de vida, la educación cristiana y la de todo tipo porque desde que nacemos ya nos van diciendo cómo somos o cómo debemos de ser. Este espectáculo te hace tomar conciencia de hasta qué punto nos manipulan sin darnos cuenta.
¿Puedes compartir alguna técnica para ser más genuino y liberarte de estas manipulaciones?
La escucha personal de cada uno es lo que nos puede llegar a servir para acabar siendo más libres. Mientras tú te relaciones con respeto con los que tienes enfrente, no tienes por qué no ser tú, no tenemos por qué seguir todos, la misma línea. Esa es una de las cosas que, desde el humor, se trata en Lunátika. Tenemos mucha tendencia a solo expresar o ser o reconocer en nosotros mismos las características que son digamos entre comillas buenas pero las malas, o las desagradables, como la tristeza, la angustia… ese tipo de emociones tendemos a esconderlas, a no quererlas vivir, a rechazarlas y eso es imposible. Igual que está la alegría está la pena, igual que está la angustia está la tranquilidad. Es un poquito alinearse con el Ying y con el Yang.
https://www.youtube.com/watch?v=GyLLK5ES4MM
En la pieza llamáis «supernadies» a las personas que logran vivir liberados de ese control, ¿reconoces algún ‘supernadie’ en tu día a día?
Yo estaba bastante en el ‘supernadie’, antes de que me diera la enfermedad esta que me ha dado tan entretenida, pero estoy recuperando de nuevo mi ‘supernadie’. ‘Supernadie’ es una liberación total. Yo estoy bastante en la línea del ‘supernadie’. Alguno más conozco, pero es difícil ser un ‘supernadie’.
¿Qué capacidad tiene nuestro cerebro para lograr controlar nuestros pensamientos?
Tiene mucha más capacidad de la que creemos. Los pensamientos son muy poderosos. Es como cuando una está embarazada, solo ve embarazadas por todos lados o te compras un Toyota blanco y solo ves Toyotas blancos. Esto es lo mismo, si tú tienes un pensamiento concreto con respecto a algo, de pronto, parece que no exista nada más. A veces, se convierten en pensamientos obsesivos. Cuando yo me descubro en algún pensamiento obsesivo o recurrente, me tiro de las riendas y tiro el borrico para otro lado. Ya sé a dónde me lleva ese camino que es a la nada, del verbo nadar, o a algún sitio que a mí no me interesa más transitar, y tiro para otro lado. Creo que ponerse a pensar en positivo desde que uno abre el ojo por la mañana es bastante reparador.
En tu día a día y sobreexpuesta a tanta información, ¿cómo reconoces qué es verdad y qué no de lo que te cuentan?
Tengo que reconocer que no estoy muy al día de las cosas que pasan, cada vez menos, casi ya no escucho la tele, ni veo nada, ni me entero de nada. En cuanto a cosas extremas, que tienen que ver con los gobiernos y los que mandan y no mandan en este planeta, es tan aburrido el tema. Hacen con nosotros lo que quieren y va a seguir siendo así. Llega un punto en el que me da igual qué es verdad y qué es mentira porque van a hacer lo que quieran. Con respecto al día a día, en las relaciones que mantengo con la gente, muchas veces es esa bola que se te coge en el estómago, aunque sea muy pequeñilla o esa intuición que tienes a veces de que hay algo que no termina de gustarte, yo diría que le echaras cuenta porque hay más gente en el planeta. No todo el mundo es rana del mismo charco. Cada rana para su charco y no pasa nada.
Vienes de pasar una situación traumática, como ya nos has dicho, ¿cómo has entrenado tu cerebro para enfrentarte a ella?
Todavía estoy en reconstrucción. Tengo que reconocer que he transitado por sitios que no había transitado en mi vida porque, aunque todos sepamos que para morirse solo hay que estar vivos, cuando te lo ponen por delante, acojona bastante. Se pasan por muchos sitios que sería muy largo de explicar. Realmente no he entrenado a mi cerebro, de hecho, cuando me enteré de la enfermedad no quería ir al psicólogo porque yo quería vivirlo. Qué aburrimiento con tanto colocarlo todo, todo el rato. Sencillamente fui viviendo día a día y cada día me escuchaba, cada día iba haciendo y ahí sigo. Cuando me he visto en pensamientos recurrentes respecto a la tristeza, al sufrimiento, a la angustia, al miedo y todas estas emociones, cuando he notado que podía estar entrando en algunos sitios que podían llegar a ser peligrosos porque si te dejas arrastrar demasiado por ellas puedes llegar a entrar en una depresión. Cuidado, son palabras mayores, ahí decidí echar el borrico para otro lado y en ese aspecto me pongo muy alemana y hago los deberes tenga o no tenga ganas: me pongo a hacer ejercicio, me doy una vuelta, a generar endorfinas, me pongo a ver a gente, aunque no tenga ganas de verla, me pongo a hacer cosas para incentivar esos lugares para poder salir del otro. Si eso es una manera de entrenar el cerebro, lo he hecho así, con muchísima escucha, mimándome mucho y recurriendo a los que tengo a mi alrededor que son una maravilla y el día a día.
Esta pieza es prepandémica. Cuando viste la que se nos venía encima, ¿pensaste que te habías quedado corta sobre tu teoría?
La estrené en 2018. Entonces no podía imaginar la que nos venía encima. En noviembre de 2019 volví a moverlo y luego nos encerraron en marzo de 2020. Parece que lo hice después de la pandemia y, la verdad, que efectivamente yo no tenía ni idea de la que se nos venía encima. Tenía mucha necesidad de hablar de la libertad interna y de qué es lo que nos impide ser verdaderamente libres y con eso tener más posibilidad de ser feliz. Yo lo tengo claro, la manipulación, la educación que nos han metido por vena sobre cuáles tienen que ser nuestras metas como personas. No nos dedicamos de verdad a escucharnos y a aprendernos para saber qué queremos. Ese fue el principal ‘leit motiv’ de Lunátika, intentar conocernos.
El texto lo coescribiste con Remedios Crespo, ¿visteis conferencias TEDx o escuchasteis a gurús de este tema para abordar la escritura?
Cuando Remedios y yo estábamos con la creación de este show, leímos bastante sobre el cerebro, la mente, sobre Noam Chomsky, las estrategias de manipulación mental pero tampoco excesivamente. Fuimos haciendo un poco y luego íbamos haciendo improvisaciones sobre ese tema riéndonos e intentando darle un formato dramatúrgico para que aquello tuviera, además de información, chicha y que no fuera solamente plantarse delante del público a meterles una chapa.
Si tuvieras la capacidad de poder manipular a la gente, ¿de qué tratarías de convencerle?
Si tuviera la capacidad de manipular a la gente, que es lo que hago cuando estoy encima de un escenario sobre todo con este show, los trataría de convencer de que se rían, de que se lo pasen bien, de que se escuchen, de que hagan lo que quieran. Es lo único que hago en este show y es lo único que hago en mi vida, pero no desde la manipulación, yo soy un poquito así. Igual que yo bebo de la gente que tengo a mi alrededor, ellos beben de mí. Si yo tuviera la capacidad de manipular a la gente la manipularía para que se divirtiera mucho en esta vida.