Con Yerma, poema trágico en tres actos, Lorca, expone el asunto de la infertilidad. La obra se sitúa en un entorno rural que constriñe a los personajes que se ven atenazados por los prejuicios propios de sociedades cerradas o tradicionales. Así mismo, Yerma nos muestra un arquetipo de radical inconformismo tanto hacia la realidad natural (biológica) como hacia la que construye el relato hegemónico de cada grupo humano (cultural). Y es que, una de las premisas de esta obra puede formularse de este modo: la falta de aceptación de la realidad conduce fatalmente a la violencia.
Yerma pasa de ser víctima a verdugo, a través de un acto violento que es la culminación y transgresión de los roles tradicionales no sólo como mujer sino como ser humano. El mito de Yerma nos sigue interrogando hoy, cuando el debate sobre la maternidad y paternidad no sólo está abierto, sino que nos pone ante nuevos y complejos dilemas morales:
¿Ser madre o padre es un instinto o una construcción social?, ¿Se trata de un deseo o un derecho?, ¿En qué casos puede considerarse un privilegio?, ¿Las personas infértiles por naturaleza o elección sufren algún tipo de un daño? ¿Hasta donde es ético llegar para satisfacer el deseo de ser madre o padre? ¿Hasta dónde ser madre o padre, o no serlo, es una decisión individual?
La Yerma de Teatro Urgente, también ofrece un prólogo en el que se arroja una mirada retrospectiva hacia el contexto en el que se escribe la obra: el convulso año 1934, con una sociedad polarizada que galopaba hacia la guerra civil. Un periodo, por otro lado, fértil en lo artístico en el que escritores como Federico García Lorca, alentaban el deseo de construir un Teatro Nacional incardinado en lo popular.
Deseo que anima también a Teatro Urgente y que nos lleva a reflexionar sobre la relación entre tragedia y democracia. Una relación que se remonta al nacimiento del género en la polis griega y que recoge Lorca en un texto de extraordinaria belleza formal donde la palabra, como señalaba el poeta, sale del libro para hacerse humana, con una humanidad capaz de provocar la conmoción a través de lo más luminoso, así como desde las simas mas sombrías de nuestra incierta condición.
Yerma también es urgente, considerablemente urgente, porque cada palabra en ella es agónica y no puede esperar. Un poeta que habla desde esa urgencia, consciente de que cada palabra podría ser la última. Tal que una función de teatro.