Por Álvaro Vicente
Foto: La Dalia Negra
Esta ponencia performativa lleva gestándose y alimentándose desde hace unos años, con pruebas, muestra del trabajo en proceso en varias ocasiones o testimonios recogidos a través de lo que Pulpón denomina pieza de autoteatro, donde un espectador rellena un informe sobre violencia sexual. Esos testimonios se recopilaron en Nunca nadie: el informe (pincha aquí si quieres verlo) y es un pilar más de esta edificación donde vamos a encontrar referencias a Twin Peaks, una forma de autoficción, teatro de objetos y no-danza. Todo consagrado a hablar de eso de lo cual no querríamos tener que hablar, pero la actualidad se empeña en recordarnos que es pertinente hablar sobre violencia sexual, que sufren mucho las mujeres, pero no menos las personas homosexuales. “En esta pieza nos centramos en el consentimiento ‘marika’, del que apenas existen referentes o información”, aclara Pulpón. Porque existe una carencia evidente sobre la ‘questione del consenso’. Decirlo en italiano esconde una referencia velada -o no tanto- a Pasolini y a sus Comizi d’amore. Y que, como dice Carlos, si falta esta referencia en la biblioteca del saber humano, habrá que hacer algo para suplir esa ausencia. Pulpón lo hace proponiendo pensarlo entre todes, haciendo preguntas, contando casos reales y de ficción, leyendo La violación de Lucrecia, citando a Vanessa Springora y Mithu M. Sanyal, inventando las letras de Nathy Peluso, comiendo cerezas, gritando como las rubias en las películas de miedo, planteando si un ‘marika’ entra en el sujeto político del feminismo, anotando los sueños y los miedos, no haciendo nada durante un rato… “Lo he estado evitando a toda costa, pero… en fin, yo odio las piezas de maricas y esta es mi pieza de maricas”.