Aitor y Jesús se conocen online, a través de un videojuego. Parece que a medida que van pasando pantallas se van conociendo, compartiendo su visión de la sociedad desde estatus muy diferentes, aunque están mucho más cerca de lo que creen. Una obra contada desde un lenguaje millenial, con diálogos rápidos y afilados, en la que nada es lo que parece, desarrollada en un mismo espacio dividido en dos, en el que los personajes nunca se ven. ¿O sí?