«Si me ven por la calle dentro de unos años, échenme una monedita»
Polifacético artesano de la risa, Alberto Sierra (Madrid, 1982) es un clásico de la cartelera de monologuistas de este país. Con un punto de vista muy personal y honesto, sus historias también abordan el lado más salvaje de la vida. Y sí, pese a su entrañable aspecto de ‘Manolito Gafotas’ en versión Parla, afirma irónicamente que Todo el mundo es tóxico, menos tú, que eres cojonudo. Así se titula su espectáculo de ‘stand up’, aunque la sombra guasona del gran Alberto Sierra es alargada.
Es guionista en programas tan icónicos como El Hormiguero o -tiempo ha- en Zapeando o Wifileaks, toca en un grupo de música, invita a consumir cultura y reivindica los bares -y los amigos- como motor de comedia. ¡Bienvenido a Godot!
Alberto Sierra
Por Jorge Gª Palomo/@jorgegpalomo
¿Cómo definirías tu humor, tus monólogos, tú que eres uno de los mejores cómicos de… Parla?
Como guionista cómico, que es de lo que vivo, me adapto a distintos tipos de humor, pero como cómico de ‘stand up’ me gusta hacer monólogos sobre mi vida y mi punto de vista. No me interesan mucho los monólogos llenos de mentiras, exageraciones y locuras. Creo que lo guay del formato es hablar desde el “yo”. Estoy obsesionado con el tema de la verdad. Entiendo que hay otras formas de hacerlo, pero esta es la que a mí me divierte y me interesa. Lo de “uno de los mejores cómicos de Parla” lo he usado alguna vez como presentación: creo que está bien porque me define. La primera parte de la frase deja claro que soy un flipado y en la segunda parte se descubre que en realidad soy un pringado.
¿Qué es el humor para un habitual del circuito de monologuistas de España?
Stephen King dice que las historias son fósiles que existen y que a los escritores les toca desenterrarlos. No sé si tiene razón, pero los chistes son exactamente eso. El humor son todas las contradicciones e ironías de nuestra existencia que están por todas partes y que la gente que nos dedicamos a esto tenemos que encontrar y mostrarlas en público. Evidentemente, hay que conocer la técnica para hacerlo lo mejor posible, pero la gente a veces se ríe sin necesidad de hacer un chiste. Simplemente hay carcajadas cuando dices una verdad en voz alta.
Mi pregunta recurrente… ¿Vivimos una edad de oro del »stand up comedy’?
Por un lado sí, pero por otro tengo dudas. Es verdad que hay mucha gente interesada en el ‘stand up’ y gente nueva que lo hace genial, pero a la vez hay menos cómicos de ‘clase media’ que consiguen cachés decentes por sus actuaciones para así poder vivir de esto y progresar. Por no hablar de que hasta hay cómicos que han sido denunciados por chistes. Al ‘stand up’ le viene bien un clima de libertad y cinismo y no estar pensando todo el rato si vas a molestar. En la tele veo a mucha gente divertida charlando, pero poca comedia. Si te fijas no hay ni un solo programa de ‘stand up’; para grabar hay que recurrir a cómicos que se lo están currando para que por lo menos alguien nos vea. En conclusión: vivir de la comedia es como tener un videoclub en los 90. Por ahora va guay, pero pinta que en 10 años podemos estar todos en el paro.
¿Cómo recuerdas tu primera vez… en escena? ¿Y quién te dijo que lo tuyo era pura comedia?
Fue un horror. Fue en un bar de un pueblo de Soria. Era un bolo pagado que me dijo mi amigo Jaime Figueroa, que ya era un profesional de los escenarios, que lo hiciéramos juntos. Iba de sobrado y fue regular. Había un señor rubio que ni pestañeaba; luego descubrí que era un camionero holandés que estaba de paso y no entendía ni papa. Después de eso estuve dos años sin hacer nada hasta que Jaime me convenció para apuntarnos al curso de Carlos Ramos. Luego, fue todo genial. Mi primera actuación fue rodeado de amigos y en mi segundo ‘open’ me estaban ofreciendo trabajo de guionista. Es importante que las primeras experiencias sean agradables. Ir a ese pueblo fue un error. Aunque Jaime fue el que me empujó a ellos, siempre he sido el payaso de la clase y todo el mundo me decía que valía para esto… aunque no ha sido tan fácil. Para ser cómico soy un tipo bastante coñazo y apenas me río.
¿Referentes del mundo de la comedia, de aquí, allá o más allá?
En mi casa siempre hubo mucha comedia. He crecido con Faemino y Cansado Pedro Reyes, Monty Python, Seinfeld o las pelis de Agárralo como puedas. Aunque en realidad creo que la cultura cómica de nuestra generación está cimentada en las temporadas buenas de Los Simpsons. En cuanto a ‘stand up’, aprendo mucho de mis compañeros y compañeras y a nivel internacional me gusta gente como Chris Rock, John Mulaney, Katherine Ryan, Jim Jefferies, Ali Wong, Bo Burnham, Louie CK, Mike Birbiglia…
Para ti la cultura es…
Cualquier cosa que te divierte o que te enriquece de alguna manera. No creo en las distinciones de alta y baja cultura. Lo que tengo claro es que cuanta más cultura consumas mejor harás comedia siempre que no vayas de listillo.
Varios conceptos unidos a ti, Alberto. Test raudo…
- Stand up comedy… Una manera de hacer comedia utilizando tu vida como materia prima.
- Todo es mundo es tóxico, menos tú, que eres cojonudo… Es el nombre de mi show y el título del libro de autoayuda que escribiría. Todo el mundo cree que los demás tienen culpa de todo porque nos cuesta aceptar que somos unos putos gilipollas.
- El Hormiguero… El lugar donde me pagan por ir solo cuatro días a la semana. Además, está lleno de gente de puta madre de la que aprendo y con la que me río. Es un programa faraónico que ya es historia de la tele.
- El Golfo Comedy Club… Un lugar de encuentro de cómicos en el que uno disfruta tanto en el escenario como tomando una cerveza con compañeros.
- La Chocita del Loro… Uno de los lugares en la que comenzó todo. A veces estoy en Carabanchel y antes de subirme al escenario miro las fotos de las paredes y me da un poco de vértigo.
- Doctor persona… Mi grupo de música, pero sobre todo mis amigos. Tomamos más cervezas que canciones ensayamos. Admiro mucho a mis compañeros por su talento como músicos y por su forma de ser.
- Zapeando… Un programa en el que salen muchos amigos y que tiene un equipo de guionistas increíble con el que tuve el gusto de currar. No es fácil estar siete años haciendo humor blanco a diario. El humor blanco es muy difícil, sobre todo, cuando tienes un cerebro tan negro como el mío.
- Wifileaks… Un formato guay que mezclaba comedia y ciencia. También es el lugar donde trabajé por primera vez con Ángel Martín. Para un perfil como el mío es fundamental conseguir que gente así confíe en ti. Yo le debo mucho a gente como Bermúdez, Valeria Ros, Pablo Motos o Ángel. Si no fuera por ellos estaría pidiendo en el metro.
- Parla… Un lugar que odio y quiero a la vez. He crecido ahí y forma parte de mi personalidad y mi personaje. Jaime Figueroa dice que soy como Manolito Gafotas de mayor, pero en lugar de ser de Carabanchel… con Parla.
Un momento inolvidable fuera de los escenarios…
Cualquiera de las veces que bajas del escenario y te pagan.
Un lugar o contexto para reír mucho, aparte de los iconos aludidos…
Los bares.
Una película, canción o serie para sentirnos bien en épocas difíciles.
Yo cuando venía de un bolo malo siempre compraba comida basura y veía Rick and Morty. ¡Funciona!
¿Algo que te parezca ignominioso que se me pase preguntarte?
Mis dos últimos descubrimientos de cómicos son de Sudamérica. Nico Biffi y Silvia de Frente. Los dos me han parecido brutales. Yo les preguntaría: «¿No os molesta hacer tan bien esto de los monólogos y no estar ganando millones?». Aunque si siguen así… acabará pasando.
¿Un mensaje para la posteridad en Godot del gran Alberto Sierra?
Si me ven por la calle dentro de unos años, échenme una monedita.
¡Mil gracias, abrazos, bares y viva la comedia!